La economía mexicana cerró el 2024 con señales claras de desaceleración y un dato preocupante para millones de hogares: el consumo privado, principal motor del crecimiento en los últimos años, registró una caída del 1.4% en el cuarto trimestre del año.
Esta es la primera contracción en más de cuatro años y refleja el impacto de un entorno económico incierto, donde la inflación, las tasas de interés y la cautela de los consumidores han limitado el gasto en bienes y servicios, advierte el más reciente análisis de los expertos de Banamex.
La contracción en el consumo no solo afecta a las familias, sino que también tiene repercusiones en la actividad productiva y el empleo.
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De acuerdo con el análisis de Banamex, con menos demanda, las empresas han comenzado a ajustar sus operaciones, lo que se traduce en una menor generación de puestos de trabajo y, en algunos casos, reducción de jornadas laborales.
El empleo en la manufactura, sector clave de la economía, cayó un 1.9% anual en enero de 2025, mientras que las horas trabajadas en esta industria disminuyeron un 0.3%, lo que sugiere que las empresas están produciendo menos ante la baja en las compras de los consumidores.
Menos inversión, menos crecimiento
El freno en el consumo privado no es el único factor que ensombrece el panorama. La inversión, tanto pública como privada, también registró caídas significativas en el último trimestre del año.
La inversión pública retrocedió un 6.1%, acumulando cuatro trimestres de contracción, mientras que la inversión privada disminuyó un 0.9%. Esto significa que el desarrollo de nueva infraestructura y proyectos empresariales se ha ralentizado, lo que podría afectar el crecimiento a mediano y largo plazo.
El consumo gubernamental, que suele actuar como un amortiguador en tiempos de desaceleración, también mostró signos de debilidad con una reducción del 0.1%. La combinación de menor gasto público y privado genera un entorno de menor dinamismo económico, lo que limita las oportunidades de recuperación en el corto plazo.
A pesar del debilitamiento de la demanda interna, las exportaciones mostraron un crecimiento del 3.6% en el cierre de 2024. La depreciación del peso frente al dólar hizo que los productos mexicanos fueran más competitivos en el extranjero, lo que permitió un aumento en las ventas internacionales.
Sin embargo, este factor por sí solo no es suficiente para compensar el freno en el mercado interno, pues el crecimiento basado únicamente en exportaciones tiende a beneficiar más a sectores específicos que a la economía en su conjunto.
Un 2025 incierto
Las perspectivas para 2025 no son alentadoras. Se espera que el crecimiento del PIB sea del 0.0%, lo que significa un virtual estancamiento de la economía. Aunque el Banco de México podría reducir las tasas de interés para incentivar el crédito y el consumo, la incertidumbre política y económica sigue pesando en las decisiones de inversión y gasto de los hogares.