EL PRI

Votar por el PRI

La perpetuidad de Alito Moreno resulta poco inspiradora para el electorado; va a ser muy difícil que el PRI levante la votación, solos o en coalición, si no hacen una renovación profunda. | Roberto Remes

Escrito en OPINIÓN el

Soy votante desde 1991. En estos años he ejercido mi derecho al voto una docena de veces y he cruzado poco más de 50 boletas. He votado por lo menos por cinco partidos distintos, si bien la mayoría de las veces lo he hecho por Acción Nacional, seguido del Partido de la Revolución Democrática y de Movimiento Ciudadano. Tres veces he votado por Morena y tres por el Revolucionario Institucional.

En la reciente coalición Fuerza y Corazón por México y su equivalente en Ciudad de México, voté por los tres partidos integrantes. Incluso, uno de mis votos, Coyoacán, no fue por el candidato coaligado.

En general, a lo largo de mi ciudadanía, he sido opositor, y particularmente el PRI era visto como el gran enemigo: las matanzas de 1968 y 1971, las crisis sexenales, los caciques regionales, el fraude de 1988, las reformas a cuentagotas y la corrupción rampante durante el gobierno de Peña Nieto. Sin embargo, el PRI también ha sido el partido de la infraestructura, del fortalecimiento institucional, de las reformas zedillistas al sistema electoral y al Poder Judicial. En 2018 no veníamos de la era de las cavernas, como trata de hacernos ver Morena, había que hacer cambios profundos pero puntuales.

Votar por el PRI no es fácil, en los tres casos ha sido un voto por la persona, pero hacer campaña con el PRI, como esta ocasión, me dio otro tipo de experiencia. Tengo amigos priístas, fui colega de priístas como parte de las mesas temáticas de la campaña de Xóchitl Gálvez, y pude convivir de cerca con políticos y militantes del tricolor.

Podría volver a hacer campaña en una coalición que sumara al PRI. También creo que al perder su registro nacional, el PRD quita muchos motivos para ir PAN-PRI solamente. Faltará la perspectiva de izquierda. Si la Marea Rosa se vuelve partido no podrá coaligarse en 2027, sino hasta 2030.

Como hoy interpreto los resultados y las tendencias, PAN y PRI sólo deberían hacer alianzas específicas en 2027, pero el PAN puede crecer mucho más si apuesta por recibir los votos de los tricolores decepcionados por la presidencia infinita de Alito Moreno. De hecho, es lo que Movimiento Ciudadano sigue haciendo. A pesar de que el liderazgo de los naranjas es el mismo desde hace 25 años, se empeñan en crear una conversación rivalizante contra el PRI a partir de la presencia del campechano. A nivel nacional, los naranjas lograron obtener más votos, y lo presumen, pero en la Ciudad de México fracasaron: el Revolucionario Institucional les ganó por 14 mil votos.

Haber competido juntos en 2021 y 2024 hace más transitable al priísta convivir con el panista. El PAN sí enfrentará la renovación de sus dirigencias nacional y local. Acción Nacional quizá no creció, quizá tenga una de sus bancadas más pequeñas en décadas, pero en términos de votación, en realidad logró contener bastante bien, tras sufrir una pérdida de 3% respecto a los casi 10 millones de votos de 2018.

La perpetuidad de Alito Moreno resulta poco inspiradora para el electorado. Va a ser muy difícil que el PRI levante la votación, solos o en coalición, si no hacen una renovación profunda. Me parece que no es el caso del PAN, que puede aprovechar el cambio de sus liderazgos para establecer una nueva comunicación con los electores potenciales.

En todo caso, si el PRI sigue perdiendo votos, debería ser Acción Nacional quien se quede con los “switchers” y no el movimiento naranja que, antes de luchar contra el debilitamiento de las instituciones democráticas por lopezobradorismo, considera prioridad minar la fuerza de los opositores al régimen. Como ya lo dije en otra colaboración: a nivel nacional, con MC ni a la esquina.

El PRI está atrapado en sus propias formas, en su verticalidad y sus lealtades. Hay liderazgos que valen la pena, hay jóvenes que destacan en el Poder Legislativo y tienen mucho que aportar. Hay grandes individualidades que, sin embargo, optan por disciplinarse ante el liderazgo en turno, en este caso Alejandro Moreno. En conjunto, sin embargo, hay pocas posibilidades de innovar o de renovar.

Volvería a apoyar y a votar por el PRI en el contexto de otra alianza contra el “Partido de Estado”, pero sin duda el Revolucionario Institucional tiene esa capacidad de dejar en la boca un sabor a rancio. O, como dice el dicho, “No se ayudan, compadres”. 

Roberto Remes

@ReyPeatonMX