TRABAJADORES INFORMALES

Una Navidad con los bolsillos rotos

En estos días en los que pega un poco más el frío, sigo recibiendo mensajes de trabajadores quienes no recibirán aguinaldo, y algunos, ni su salario. | Manuel Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

En estos días en los que pega un poco más el frío, sigo recibiendo mensajes de trabajadores quienes no recibirán aguinaldo, y algunos, ni su salario. Otros me comentan que en su vida jamás lo han recibido por ser de honorarios o porque no tienen un empleo “estable”. No reconocen, ni siquiera pasa por su mente, que son de esa masa de trabajadores informales.

No tienen contratos por escrito, ni recibos, ni nada que demuestre que son trabajadores, y son de los que andan vagando en ese mundo laboral como fantasmas.

Aun cuando cifras oficiales dan cuenta que los trabajadores informales representan el 54.3%, existen estados de la república que están muy por arriba de esta proporción. 

Es el caso de Oaxaca, estado “líder” en informalidad laboral que tiene el 81.1%, le siguen Guerrero con el 78.2%, Chiapas con el 73.2%, Hidalgo con el 71.8% y Tlaxcala con 71.4%.

Otros estados como Puebla alcanzan el 69.9% de informalidad, Veracruz el 68.1%, Michoacán el 66.8% y Morelos el 66.3%, donde no ha habido cambios significativos en materia económica en los últimos años.

Cabe señalar que los estados de la república con mayor índice de informalidad en el país son del partido Morena, lo que representa un verdadero reto para ese instituto político reducir el nivel de pobreza.

No podemos cerrar simplemente los ojos y pretender olvidar que los partidos como organizaciones nacen del cuerpo social, teniendo la obligación de promover y defender los intereses de la sociedad, no los personales ni románticas ilusiones.

A veces no quisiera leer estadísticas porque por más que se escribe y se mandata por estos gobiernos el realizar políticas con perspectivas de género, en 30 de las 32 entidades federativas la tasa de informalidad laboral es mayor para las mujeres

Ellas, las mujeres trabajadoras son las que tienen menor acceso a empleos formales, a la seguridad social y a salarios estables. Con decretos o reformas legislativas no se puede diseñar la política económica de un país, y algunos políticos pequeños piensan que con esa tarea han cumplido su misión.

El domingo antepasado, en una de las reuniones que promueve el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO) hablaba con trabajadoras del hogar de 20 y hasta 30 años de antigüedad laboral. Escuchaba sus relatos sobre que nunca en su vida habían recibido un aguinaldo, unas vacaciones pagadas, una prima vacacional. Una de ellas me decía: 

“Me voy a morir y nunca voy a recibir un aguinaldo, ni tener seguridad social, ni un contrato por escrito”.

En el sexenio pasado se legisló en favor de las trabajadoras del hogar para que les fueran reconocidos sus derechos laborales y de seguridad social, y me pregunto ¿para qué ha servido tanta legislación basura si no se cumple?

Las propias dirigentes del SINACTRAHO que luchan porque sus compañeras tengan seguridad social, carecen de ella.

Hasta en la cuasi renovada Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, recientemente el 13 de noviembre de 2024 el ministro Alberto Pérez Dayán y las ministras Yasmín Esquivel Mossa y Lenia Batres Guadarrama, resolvieron que a las trabajadoras ocasionales o esporádicas no se les deben reconocer sus derechos laborales.

SINACTRAHO lamentó esa resolución porque además de contravenir el Convenio 189 de la OIT indica que:

“La mayoría de quienes realizamos labores subordinadas en el hogar como trabajadoras, lo hacemos de entrada por salida, una, dos o tres veces a la semana, y que de acuerdo con datos del INEGI en 2024 somos el 96.2% que, con esta lamentable resolución se avala la omisión en el cumplimiento de nuestros derechos”.

Resoluciones insólitas que legitiman violaciones a derechos laborales de las trabajadoras del hogar y que solo justifican las omisiones laborales de sus patrones.

Ahora hay conflictos no resueltos como el de la huelga de Caterpillar en Nuevo Laredo, Tamaulipas, empresa que elabora componentes automotrices, con 462 trabajadores y que se prolonga por más de 14 meses, hacen ver y sentir de otra manera la Navidad.

Me decía un amigo que a pesar de tener los bolsillos rotos, la esperanza no debe desaparecer, ni el ánimo desistir para alcanzar mejores tiempos.

Una disculpa, en esta ocasión, no hubo cuento de Navidad.

Manuel Fuentes

@Manuel_FuentesM