Es inevitable hablar de la historia de la Ciudad de México sin mencionar a Santa María la Ribera, cuya fundación data de 1861, siendo uno de los primeros fraccionamientos suburbanos en la capital. Surgió como una zona residencial para las clases medias y altas, con una arquitectura estilo francés, que marcó la urbanización moderna en la metrópoli.
Con el pasar de los años, Santa María la Ribera se consolidó como un barrio elegante, teniendo una gran variedad de lugares como instituciones educativas, museos y jardines. Una de sus peculiaridades es el Kiosko Morisco, el cual fue instalado en 1910 y se volvió uno de los símbolos más representativos de la colonia.
En el transcurso del siglo XX, el territorio vivió un proceso de transformación social y urbana. Con el crecimiento de la capital, perdió parte de su exclusividad, dando paso a una población más diversa. Eso sí, muchos locales sobrevivieron; por eso, te contaremos la historia de la pulquería más antigua de Santa María la Ribera.
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¿Cuál es la historia de la pulquería más antigua de Santa María la Ribera?
Contexto: se trata de La Xóchitl, emblemática pulquería que abrió sus puertas en 1907, en la calle Eligio Ancona en Santa María la Ribera; es considerada por varios especialistas como una de las más antiguas en la Ciudad de México. Durante la Revolución Mexicana, fue un punto de encuentro entre revolucionarios, quienes degustaban de sus pulques naturales o curados tanto dentro como fuera del local.
Con una fachada azul y puertas de vaivén, fue liderada por muchos años por la familia Vázquez. De hecho, fue Esteban Vázquez Barrera quien inició el legado pulquero, el cual se transmitió de generación en generación; hasta que uno de sus descendientes, Jaime Vázquez, la transformó en 1986, manteniendo los elementos tradicionales que enamoraron al público.
Algunos sabores que ofrecía La Xóchilt iban desde betabel, nuez, cacahuate, piñón, mamey, apio, jitomate y el clásico blanco, los cuales eran elaborados con esmero. Dentro de la pulquería, además, se deban botanas como chicharrón, tacos de hígado, mole de olla, entre otros platos más, que, junto con el ambiente cálido y familiar, hacían de este negocio uno de los mejores de la ciudad.
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El declive y resurgimiento de un emblema de Santa María la Ribera
A pesar de haber sobrevivido revueltas sociales, en 2020 la pandemia de COVID-19 afectó gravemente a la pulquería, provocando que cerraran sus puertas; eso, junto con la muerte de Jaime Vázquez y las dificultades económicas, contribuyó a que se tomara esta decisión. Su impacto marcó a los habitantes de Santa María la Ribera.
Sin embargo, su historia y legado perduraron. Bruno y Joel Navarro, vecinos y clientes frecuentes, decidieron reabrirla. Aunque no pudieron utilizar su nombre original, le rindieron un homenaje al llamarla La Joya de Santa María. Este nuevo espacio busca mantener viva la tradición y el espíritu de La Xóchitl, adaptándose a los nuevos tiempos sin perder su esencia.
La Joya de Santa María proporciona pulques naturales y curados, algunos de ellos con sabores revolucionarios como el de ostión y camarón. El establecimiento ha experimentado una revitalización con instalaciones de arte y actividades culturales, captando la atención de una nueva generación de consumidores. Pese a los retos, La Joya se ha establecido como un ícono en la colonia, preservando la tradición de la pulquera en el área.
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La historia de La Xóchitl y su cambio en La Joya muestra la perseverancia y la capacidad de las costumbres mexicanas. Gracias a la pasión por el pulque y la comunidad, esta parte fundamental de la cultura de Santa María la Ribera ha permanecido viva. Hoy en día, La Joya no solo actúa como un sitio para degustar una bebida prehispánica, sino también como un lugar de reunión y conservación de la cultura.
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