Las cantinas en México tienen una historia que se remonta a la época colonial, cuando surgieron como lugares de reunión para hombres que buscaban bebidas alcohólicas y compañía. Originalmente, estos establecimientos estaban inspirados en las tabernas españolas y eran frecuentados por viajeros, soldados y comerciantes.
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Durante el siglo XIX, con la consolidación del país y la influencia europea en la cultura mexicana, las cantinas comenzaron a expandirse y a adquirir una identidad propia, caracterizada por su ambiente masculino, su mobiliario sencillo y la presencia de bebidas tradicionales como el pulque, el mezcal y, posteriormente, el tequila.
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A finales del siglo XIX y principios del XX, las cantinas vivieron su época dorada, convirtiéndose en puntos clave para la socialización y la vida política. Muchos personajes históricos, como revolucionarios y escritores, frecuentaban estos lugares para debatir ideas, cerrar tratos o simplemente relajarse. Como ocurrió con este lugar.
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Se trata de La Potosina, una de las cantinas más antiguas y emblemáticas del Centro Histórico de la Ciudad de México. Ubicada en la esquina de las calles Jesús María y Zapata, a pocas cuadras detrás del Palacio Nacional, este establecimiento ha sido testigo de centenares de historias, así como de cambios a lo largo de los años.
Fue fundada en 1890, por lo que esta cantina es de las más antiguas que puedes encontrar en la capital del país; desde entonces ha mantenido su esencia tradicional, ofreciendo a sus visitantes una experiencia auténtica de estos negocios mexicanos de antaño.
A lo largo de las décadas, este local ha sido fuertemente frecuentado por figuras importantes de la historia. Se dice que personalidades como Emiliano Zapata, el Che Guevara, Fidel Castro y varios jugadores del Atlante visitaron La Potosina en su tiempo, lo que le añade un toque histórico y legendario al lugar.
Además de tener una autenticidad y resistencia a la modernización excesiva La Potosina es reconocida por conservar su ambiente rústico y tradicional, ofreciéndole a sus comensales una experiencia completa y genuina de cantina mexicana, a diferencia de otros negocios que le han apostado a las tendencias contemporáneas.
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Al ingresar a La Potosina, los visitantes son recibidos en la cantina por una decoración sencilla pero llena de experiencias. Entre sus paredes podemos encontrar fotografías y artículos que narran la trayectoria del lugar. Sin embargo, lo que llama la atención es la presencia de una figura de la Santa Muerte, un detalle distintivo que refleja la cultura popular mexicana.
La Potosina es ampliamente reconocida por vender y preparar bebidas tradicionales y botanas que acompañan cada trago. Aunque no ofrece un menú extenso de alimentos, las botanas típicas y el ambiente acogedor invitan a largas tertulias entre amigos y conocidos, todo esto a un bajo costo, siendo accesible a diferentes sectores de la sociedad.
Visitar la cantina La Potosina es sumergirse en un pedazo vivo de la historia de la Ciudad de México. Es un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, permitiendo a los visitantes experimentar la esencia de las auténticas cantinas mexicanas y ser parte de las historias que sus muros guardan celosamente.