Las cafeterías han formado parte de la vida cultural, gastronómica y social en la Ciudad de México. Durante varias décadas, estos establecimientos han sido testigos de innumerables sucesos históricos que van desde movimientos sociales hasta desastres naturales en la capital mexicana, provocando que se conviertan en sitios de interés para amantes de la comida y la historia.
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Algunos de estos negocios son reconocidos por ser testigos de innumerables sucesos históricos; sin embargo, con el pasar de las décadas, poco a poco han ido cerrando a consecuencia de la pandemia por COVID-19, la gentrificación o diversos factores externos, como sucedió con esta cafetería de la Alameda Central.
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¿Cuál es la historia detrás de la cafetería que perdió ante la gentrificación?
Se trata de Café Trevi, una cafetería inaugurada en 1955 por el italiano Franco Pagano en la capital mexicana. Su nombre es un homenaje a la famosa Fontana di Trevi de Roma. Este establecimiento, ubicado en la esquina de las calles Colón y Doctor Mora, frente a la Alameda Central de la Ciudad de México, se convirtió en un sitio emblemático social, cultural y gastronómicamente del Centro Histórico.
Durante las décadas de 1960 y 1970, este negocio vivió su época dorada, atrayendo a una diversa clientela que incluía desde artistas y periodistas hasta políticos y líderes sindicales. Se dice que figuras como Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara frecuentaron este lugar, así como ser el escenario principal de una presentación improvisada del salsero Willie Colón.
La decoración de Café Trevi, con su estilo art decó, luces de neón y mobiliario de los años 50, lo hizo atractivo para la industria cinematográfica del país. Sus 4 paredes fueron el escenario de decenas de películas y series como “Matando Cabos”, “Los insólitos peces gato”, “Narcos”, “José José: La serie” y muchas más.
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El terremoto de 1985 marcó no solo un antes y un después en el Centro Histórico, sino también en el Café Trevi. A pesar de que el siniestro no dañó estructuralmente el edificio, Franco Pagano decidió trasladarse a Mérida, Yucatán, y traspasó la cafetería a su empleado de confianza, José Luis Dávila, quien había trabajado allí desde los 15 años.
Para 2018, el edificio que albergaba la cafetería fue vendido a inversionistas que planeaban convertirlo y modernizarlo en un espacio de oficinas o en un hotel. Esta situación provocó una batalla legal entre los nuevos propietarios y los inquilinos, incluyendo los dueños del establecimiento, que querían que el legado histórico del lugar quedara intacto.
Con el pasar de los años, la pandemia por el COVID-19 en 2020 hizo que la situación se complicara aún más, obligando a que Café Trevi cerrara sus puertas de forma temporal y agravando los problemas financieros de los dueños. Finalmente, tras dos años de litigio y negociaciones, se llegó a un acuerdo para desalojar el inmueble el 4 de noviembre de 2020, poniendo fin a 65 años de historia de la cafetería.
A pesar de su cierre, la memoria de Café Trevi perdura en la cultura popular y en el corazón de quienes lo frecuentaron. Su historia refleja las transformaciones urbanas y sociales de la Ciudad de México, así como los desafíos que enfrentan los espacios tradicionales ante los procesos de modernización y gentrificación.