Una de las películas más destacadas del cine mexicano contemporáneo es "El Callejón de los Milagros", cinta dirigida por Jorge Fons y que fue basada en el reconocido texto de Naguib Mahfuz. La historia nos adentra en un barrio de la Ciudad de México, explorando la vida de diversos personajes interconectados.
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La película está estructurada en cuatro segmentos, cada uno desde la perspectiva de un personaje distinto. Entre ellos destacan Rutilio (Ernesto Gómez Cruz), un cantinero que oculta su orientación sexual, y Alma (Salma Hayek), una joven que sueña con una mejor vida. El filme muestra la complejidad de sus emociones y circunstancias.
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Justamente es la vida de Rutilio (Ernesto Gómez Cruz) la que llama la atención, debido a que un porcentaje de sus escenas son filmadas en una emblemática cantina del Centro Histórico de la Ciudad de México, que a su vez se disputa con El Nivel el ser la cantina más antigua de la capital mexicana. Aquí están los detalles.
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¿Cuál es la historia detrás de la cantina donde se grabó "El Callejón de los Milagros"?
Se trata de la cantina La Peninsular, ubicada en el barrio de La Merced en la Ciudad de México; a diferencia del establecimiento El Nivel, es considerada como la más antigua de la capital que aún se encuentra en operación. Fundada en 1872, ha sido testigo de innumerables historias y eventos que han marcado su legado en la cultura popular mexicana.
A lo largo de sus más de 150 años de existencia, La Peninsular ha sido el punto de encuentro para diversas personalidades del ámbito de la cultura, farándula, política y más. Su legado no solamente se refleja en su gastronomía, sino también en la cinematográfica nacional, debido a que fue el escenario de la película "El callejón de los milagros", protagonizada por Salma Hayek.
A pesar de las remodelaciones, la cantina aún ha mantenido su esencia. Hace 12 años, en 2013, este negocio sufrió una serie de renovaciones, bajo la dirección del ingeniero Armando Martínez, provocando que el establecimiento conservara elementos arquitectónicos originales, así como sus muros de casi 500 años de antigüedad, combinándolos con toques modernos para ofrecer un ambiente acogedor a sus visitantes.
La Peninsular se distingue por su oferta gastronómica, que incluye botanas tradicionales como sopas, carnes en salsas picantes, tostadas y quesadillas. Además, cuenta con un menú a la carta preparado por chefs profesionales, destacando platillos como las enchiladas tomatlán y la pechuga princesa aztlán, que deleitan a los comensales con auténticos sabores mexicanos.
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El ambiente de la cantina es único e irrepetible, debido a que durante los fines de semana, el local se enriquece con música en vivo, creando un espacio donde la tradición y la modernidad se fusionan, siendo un espacio ideal para todas las generaciones, perdiendo la cultura de las cantinas en la Ciudad de México, especialmente en el Centro Histórico.
Durante gran parte de su historia, la Peninsular ha sido la cantina favorita de diversas figuras destacadas como la cantante Lucha Villa y el pintor José Luis Cuevas, quienes encontraron en este lugar un espacio para relajarse y disfrutar de la compañía. Estas visitas han contribuido a enriquecer la historia y el prestigio de este negocio.
Hoy en día, La Peninsular continúa siendo un referente en la vida nocturna y cultural de la Ciudad de México, ofreciendo a sus visitantes una experiencia única que combina historia, gastronomía y tradición en un solo lugar. Su legado perdura como testimonio de la rica cultura de las cantinas mexicanas.