Existen varias historias dentro de la Ciudad de México que, con el pasar de los años, se han convertido en emblemas de la capital. Locales, mansiones, hoteles y negocios son solo algunos de los tantos lugares que han sido testigos de los inevitables cambios económicos, políticos, sociales y culturales que constantemente sufre la urbe.
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Esto, por supuesto, ha provocado que los ciudadanos tomen decisiones drásticas para mejorar su calidad de vida usando su ingenio y creatividad con el único propósito de salir adelante y lograr todas sus metas, pero, sin darse cuenta, también crean un surrealismo mexicano, digno de contar.
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Uno de estos establecimientos se encuentra al sur de la Ciudad de México en forma de taquería, que no solamente es reconocido por su excelencia culinaria al preparar los tacos (al pastor, suadero, longaniza, etc.), sino también por ser un taller mecánico en funcionamiento. Aquí te contamos todos los detalles.
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¿Cuál es la historia de la taquería mexicana que también funciona como taller mecánico?
Ubicado en la colonia Narvarte Oriente, podemos encontrar la Taquería El Vilsito, un lugar que, además de tener unos deliciosos tacos al pastor, también ha logrado ser reconocido por la extraña combinación que tiene: de día es un taller mecánico, mientras que de noche es una de las taquerías más importantes de la capital mexicana.
Su historia comenzó hace más de 35 años, específicamente en agosto de 1987, cuando Juan Carlos Blanco, dueño de un taller mecánico llamado Mecauto, decidió emprender un negocio arriesgado pero audaz: abrir un pequeño local de comida en su taller, esto con el principal propósito de que sus clientes pudieran deleitar un aperitivo en lo que esperaban la entrega de su vehículo.
Esto evidente fue un acierto, provocando que poco a poco el lugar tuviera un amplio reconocimiento, no por el taller mecánico, sino por los tacos al pastor que ofrecía a un buen costo. Originalmente se llamó “El Vipsito” tras una visita que hizo Juan Carlos Blanco a la ciudad de Cuernavaca.
Sin embargo, al momento de registrar el nombre, se percató de que ya existía un establecimiento con esa denominación, por lo que decidió cambiarlo a Taquerías El Vilsito, una pequeña variación de la original, que no importó mucho, debido a que su historia ya estaba escrita. Su popularidad fue creciendo al grado de que artistas, políticos o deportistas llegaban al negocio con la finalidad de degustar una orden de tacos y un refresco o agua fría.
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El éxito de la Taquería El Vilsito no solamente quedó marcado por la cantidad de gente que visita el local, sino que también fueron reconocidos por las Estrellas Michelin, críticos internacionales de gastronomía que vieron sazón y amor en cada taco que entregaban al cliente, así se puede leer en su página oficial.
“Hay infinidad de asientos, pantallas de TV y meseros, una abrasadora parrilla y trompos girando sin parar. Casi todo el mundo viene por el taco al pastor, con una generosa montaña de tierna carne de cerdo, rodajas de piña y una explosión de cilantro y cebolla”.
Actualmente, Juan Carlos Blanco, quien también es conocido como “El Jefe”, se rehúsa a que Taquería El Vilsito se convierta en una franquicia, además de que el taller mecánico deje de funcionar y forme parte del establecimiento gastronómico, por lo que este “taller mecánico de día, taquería de noche” no piensa desaparecer.