El pan se convirtió en un elemento central de la dieta, y las panaderías comenzaron a surgir en las ciudades coloniales. Con el tiempo, México desarrolló una panadería única, combinando ingredientes locales y estilos europeos, lo que dio origen a panes emblemáticos como el pan de muerto, las conchas y las hojaldras.
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Hoy, el pan es un símbolo de la riqueza cultural y gastronómica mexicana, presente en fiestas, rituales y la vida cotidiana, convirtiéndose en más de un icono, representando en el arte, el deporte y la cultura, siendo referente dentro de la historia culinaria de la humanidad.
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Con anterioridad te hemos platicado sobre la panadería más vieja de la Ciudad de México, así como la mejor panadería mexicana de acuerdo con Taste Atlas, pero, como este alimento es universal y se ha convertido en un referente de la gastronomía mexicana, hoy te contaremos la historia detrás de la segunda panadería más vieja de la capital mexicana.
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¿Cuál es la historia de la segunda panadería más vieja de la capital mexicana?
Se trata de la panadería El Globo, fundada en 1884 por la familia Tenconi, en colaboración con Giovanni Laposse, un experto en innovación de repostería francesa, quienes decidieron abrir un pequeño local en la Ciudad de México, específicamente entre las calles de Madero e Isabel La Católica. Ahí empezó la leyenda de este lugar que ha trascendido fronteras y generaciones.
Se dice que el nombre El Globo es una referencia a la época de su fundación, no solamente coincidiendo con la invención del globo aerostático, sino también como un símbolo de la innovación, la aventura y el progreso que se vivía en esos momentos, marcando un antes y un después en la historia de la humanidad.
A lo largo de los años, este emblemático establecimiento ha sido testigo de innumerables sucesos históricos que acontecieron en la Ciudad de México. Uno de los más importantes fue la Revolución Mexicana, conflicto bélico que ocasionó el cierre momentáneo de sus puertas, pero que a la vez les sirvió para extender sus horizontes.
Esto último se vio reflejado en 1923, cuando, tras años de peleas entre diferentes facciones, decidieron abrir una nueva tienda a espaldas del Palacio de Bellas Artes, manteniendo fuerte su compromiso de ser una de las panaderías más importantes no solamente de la capital, sino de todo el país.
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Con el paso del tiempo, El Globo se expandió hacia otros puntos de la Ciudad de México. Durante la primera mitad del siglo XX, la panadería abrió nuevas sucursales, llevando sus productos a un público más amplio. En esta época, comenzaron a incorporar productos típicamente mexicanos, como las hojaldras de Día de Muertos y las tradicionales roscas de Reyes, adaptándose a las celebraciones locales sin perder su esencia francesa.
En los años 70, El Globo pasó por un proceso de modernización que le permitió consolidarse como una de las marcas más reconocidas de panadería en México. Incorporaron tecnología para optimizar sus procesos, pero siempre mantuvieron el compromiso de ofrecer productos artesanales.
Del mismo modo, gracias a la calidad de sus panes y la atención al cliente, fue como la panadería amplió su mercado ofreciendo cafés, incorporándose a Grupo Sanborns y Grupo Bimbo, llegando incluso a tener más de 500 sucursales en México y volviéndose uno de los establecimientos más queridos en el país.
La historia de El Globo es un reflejo de cómo la tradición y la innovación pueden coexistir. Desde sus humildes orígenes en el siglo XIX hasta convertirse en una marca emblemática en México, la panadería ha mantenido su compromiso con la calidad y el buen sabor, adaptándose a las necesidades de cada generación sin perder de vista su esencia.