El pan se ha convertido en uno de los alimentos indispensables en la dieta del mexicano. Su origen se remonta a la época colonial, específicamente a 1522, cuando un esclavo negro libre originario de África, que visitó Lisboa y por alguna razón formó parte del equipo de Hernán Cortés, se convirtió en el primer panadero del país. Su nombre: Juan Garrido.
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Tras esto, la repostería y panadería en México fue evolucionando, influenciada por la corriente francesa. Fue así como los panaderos comenzaron a preparar una gran variedad de panes, desde el típico cuernito hasta el salado baguette. Con el pasar de los años, la gastronomía mexicana sorprendió al presentar su propio pan dulce, como las roscas de reyes, el pan de muerto o las conchas de chocolate.
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Poco a poco, México fue ganando reconocimiento por su calidad en panadería, llegando incluso a ser reconocida por Taste Atlas, quien decidió nombrar uno de estos espacios como la mejor panadería de la capital mexicana; aquí está su historia.
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¿Cuál es la historia detrás de la mejor panadería en la capital mexicana?
Se trata de la Panadería Rosetta, espacio culinario ubicado en la colonia Roma y que, de acuerdo con la guía gastronómica Taste Atlas, es la mejor panadería de la Ciudad de México. Es reconocida por su enfoque en la preparación de panes de forma artesanal y su capacidad para capturar los sabores tradicionales con un toque moderno.
Fue abierta en 2012 como una extensión del prestigioso restaurante Rosetta (uno de los mejores de la capital); esta panadería refleja la visión culinaria de la chef Elena Reygadas, quien ha sido galardonada en diferentes ocasiones por su talento, creatividad, amor e innovación gastronómica.
La Panadería Rosetta se ha convertido en un punto de referencia no solo para los residentes de la zona, sino también para turistas nacionales e internacionales. Su acogedor espacio combina un diseño minimalista con una atmósfera cálida, ideal para disfrutar de un café acompañado de su ya famoso pan de guayaba o de un croissant perfectamente laminado.
El menú de la panadería está inspirado en técnicas europeas y sabores mexicanos, lo que da como resultado una oferta única. Los ingredientes son cuidadosamente seleccionados, muchos de ellos de origen local, lo que resalta el compromiso de Rosetta con la sostenibilidad y la calidad de sus panes, como el rol de canela, la ciabatta con aceitunas o el infaltable panqué de limón.
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La influencia de Elena Reygadas es evidente en cada detalle. Su formación en algunas de las mejores cocinas del mundo, combinada con su amor por los ingredientes mexicanos, le ha permitido crear un concepto que trasciende la simple venta de pan, haciendo que la Panadería Rosetta sea una parada obligatoria para los amantes de este alimento.
Con el tiempo, este establecimiento ha expandido su presencia en la Ciudad de México con otra sucursal, manteniendo siempre la calidad y esencia que caracterizan los panes, haciendo a su vez que se convierta en un lugar que es revisitado una y otra vez por los clientes.
Además de vender una gran variedad de panes y pasteles, este negocio también ofrece una selección de bebidas como cafés, tés y chocolate caliente, perfectos para complementar sus productos.
La Panadería Rosetta no es solo un lugar para comprar pan, sino un espacio que celebra la tradición y la creatividad culinaria. "Ordene una caja para llevar del mejor pan dulce de la Ciudad de México", se puede leer en una de las reseñas. Gracias a esto, se ha convertido en la mejor panadería de la Ciudad de México.