No podríamos definir la esencia de México sin mencionar las cantinas, espacios que podemos encontrar desde las grandes ciudades del país hasta en los poblados más marginados y apartados, cuyas tradiciones y costumbres aún siguen vigentes. Las cantinas, con el pasar de los años, se han convertido en un símbolo de la nación, además de ser un atractivo visual, gastronómico y cultural para los extranjeros.
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En la Ciudad de México, existen más de una docena de cantinas, donde las bebidas, botanas y la música popular como el mariachi, la banda o los boleros abundan en sus cuatro paredes, impregnadas de historias, leyendas y mitos.
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Una de estas cantinas tiene una historia tan maravillosa que es digna de contarse, ya que, además de formar parte de las más antiguas de la capital, se ha convertido con los años en una parada obligatoria para los amantes de la cerveza, lo misterioso y el arte taurino.
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¿Cuál es la historia detrás de la cantina con un museo taurino dentro de sus instalaciones?
Dentro de la calle Venustiano Carranza, podemos encontrar “La Faena”, una pequeña cantina que se esconde entre los edificios históricos, la gente que camina y los puestos informales que hay en su alrededor. De hecho, este negocio es ampliamente conocido por ser una de las cantinas más antiguas que puedes encontrar en el Centro Histórico.
“La Faena” se fundó en 1954 en el mismo espacio que en algún momento ocupó el Palacio del Marqués de Selva Nevada y que, tras varios años, se transformó en el Hotel Mancera, uno de los espacios más importantes dentro de la capital a finales del siglo XIX; ahora está la famosa cantina, así como su “hermana”, el Bar Mancera.
En su momento, fue uno de los lugares más populares de la Ciudad de México, así como ser el sitio más concurrido por la Asociación de Novilleros, de ahí su nombre (cosas que hay que hacer), además de la decoración que podemos encontrar en sus cuatro paredes, dedicada principalmente a “la fiesta brava” y al arte taurino.
Eso sí, a pesar de los maniquís que visten trajes de toreros, cuadros y pinturas sobre la tradición taurina y ser uno de los pocos restaurantes-museos que existen en la capital, no tiene nada que ver con la matanza de toros, sino más bien con una fiesta proveniente de la Nueva España.
A “La Faena” han entrado una gran variedad de personajes de la política, las artes, la cultura y del deporte de distintas generaciones; algunas de ellas van desde el cronista Carlos Monsiváis, el periodista Jacobo Zabludovski hasta el actor Diego Luna.
Con el pasar de los años, esta cantina se ha resistido a evolucionar; desde que ponemos un pie dentro del lugar se siente una vibra antigua y, a diferencia de otros lugares, aún conserva parte de la estética con la que comenzó: sillas de plástico, mobiliario de madera y una caja registradora que solamente acepta efectivo.
Eso sí, la música también forma parte de “La Faena”, donde podrás escuchar una gran variedad de géneros: los éxitos de Agustín Lara, las cumbias de la Sonora Dinamita, el rock de Johnny Laboriel hasta la electrónica del DJ en turno.
La comida tampoco puede faltar en la cantina, donde, además de encontrar las típicas botanas que ofrece el lugar, existe una amplía opciones de platillos típicos mexicanos. “La Faena” se encuentra en el Centro Histórico de la Ciudad de México y abre de lunes a sábado en distintos horarios.
