Al igual que sucede con el tequila, la cerveza se convirtió en el pasar de los años como una de las bebidas más representativas de México. Ya sea solo o en una michelada, esta bebida alcohólica ha logrado romper fronteras, provocando que cada país tenga una marca diferente, pero haciendo que su sabor sea único y original.
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Dentro del mercado nacional podemos encontrar una gran variedad de marcas de cervezas, algunas ganando el reconocimiento internacional, formando parte de listados junto con otras empresas de diferentes países, hasta incluso ser los patrocinadores oficiales de varios festivales de música como el Vive Latino, el Tecate Emblema o el Corona Capital, entre muchos más.
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Sin embargo, aunque su sabor y olor ya son considerados característicos de la compañía que los fabrica, la realidad es que estos no son los más antiguos del país, aunque eso no quita el valor histórico y sentimental que han logrado tener a lo largo de diversas generaciones en territorio azteca.
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¿Cuál es la historia detrás de la cervecería más antigua en México?
La historia de la cerveza en México abarca varios siglos; algunos especialistas afirman que su origen en nuestro país data desde la época de Tenochtitlán, cuando los mexicas preparan esta bebida de una manera diferente, sin embargo, otros discuten que fue durante la Nueva España cuando fue comercializada dos décadas después de la conquista.
La cerveza tal y como la conocemos llegó en 1542 de la mano de Alfonso Herrera, quien gracias a un permiso otorgado por la corona española fue como empezó a producirla en la Hacienda El Portal. Tuvieron que pasar más de 200 años para que nacieran las grandes empresas de cervezas en territorio nacional; algunas siguen vigentes hasta la fecha.
Fue así como en 1890 se fundó la Cervecería Cuauhtémoc en Monterrey, considerada por muchos especialistas como la primera cervecería industrial en México; entre sus fundadores se incluyen a Isaac Garza Garza, José A. Muguerza, Joseph M. Schnaider y Francisco Sada Muguerza.
La amistad fue un factor indispensable para que esta empresa de más de 100 años se convirtiera en un referente dentro del mercado. Poco a poco el negocio comenzó a crecer; de hecho, la primera marca que produjo la cervecería fue Carta Blanca, reconocida por su precio y su sabor. Al principio fue empaquetada con un tapón de corcho reforzado con alambre, mismo que fue sustituido por una típica corcholata.
Gracias a Carta Blanca fue como consiguieron el reconocimiento internacional, logrando participar en varias exposiciones mundiales, mismas que fueron llevadas a cabo en diversas ciudades como Chicago, Madrid, Bruselas, París y Río de Janeiro.
No todo fue color rosa para la empresa de cervezas, ya que a principios del siglo XX detuvieron su producción debido a la Revolución Mexicana, conflicto armado que estalló en varias partes del país y que provocó para 1913 que Venustiano Carranza tomara el control de las instalaciones durante casi seis meses, trayendo como consecuencia que varios equipos fueran robados y que su clientela disminuyera.
Poco a poco y al pasar las décadas, Cervecería Cuauhtémoc empezó a salir adelante, teniendo el apoyo de otros empresarios y locatarios, además de empezar a innovar en sus productos: comenzaron a vender las cervezas en cajas de cartón, introducir los envases de color ámbar, además de crear la "caguama" moderna.
En 1985 tomaron una decisión arriesgada, pero acertada: se fusionaron con su competencia, la Cervecería Moctezuma (originaria de Orizaba, Veracruz), provocando que nuevos productos se integraran a su catálogo. Para 2010, se anunció que la empresa sería parte de Heineken, una compañía dedicada a la cerveza fundada en 1873 y cuyo origen es alemán.