A medida que el clima invernal avanza y las temperaturas disminuyen, la atención de los dueños responsables por el bienestar de sus perros y gatos suele intensificarse. Sin embargo, la prevención no debería limitarse a los meses fríos, sino mantenerse a lo largo del año, señala el doctor Fausto Reyes Delgado, director Médico del Hospital Veterinario UNAM–Banfield, institución con dos décadas de trayectoria dedicada al cuidado de la salud animal en México.
El especialista explica que, en el caso de los perros, aunque no desarrollan resfriados idénticos a los que afectan a las personas, sí pueden presentar padecimientos respiratorios con características similares. Entre ellos se encuentran la influenza canina y la traqueobronquitis infecciosa (conocida como “tos de las perreras”), así como otras enfermedades respiratorias como traqueítis, bronquitis, distemper o incluso neumonía en los cuadros más graves.
La llamada “tos de las perreras” —detalla— surge por la combinación de la bacteria Bordetella bronchiseptica con diversos virus, como Adenovirus tipo 2, Parainfluenza e Influenza canina. Aunque estas afecciones no representan un riesgo para los seres humanos, sí generan síntomas significativos en los animales: secreción nasal, tos persistente, inflamación ocular, pérdida de apetito y disminución en los niveles habituales de actividad.
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El frío afecta con mayor intensidad a ciertas razas, particularmente a las de talla pequeña o pelaje corto, que pierden calor con mayor rapidez debido a su constitución. Entre los ejemplares más sensibles se encuentran el chihuahua, el Yorkshire terrier, el pinscher miniatura, el Boston terrier y el bulldog francés.
A ellos se suman razas musculosas de pelo muy corto, como el whippet, el dóberman o el pitbull, cuyo origen en regiones cálidas y la ausencia de un subpelo protector los vuelve vulnerables a bajas temperaturas. No obstante, la raza no es el único factor determinante. La edad, por ejemplo, desempeña un papel fundamental: los cachorros y los perros en etapa geriátrica presentan mayores dificultades para regular su temperatura corporal.
De igual forma, animales con padecimientos como artritis, artrosis o enfermedades cardíacas pueden experimentar agravamiento de sus síntomas en ambientes fríos. Incluso situaciones cotidianas, como no secar adecuadamente el pelaje después de un baño o una caminata bajo la lluvia, pueden favorecer episodios de hipotermia y complicaciones respiratorias.
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Debido a que las afecciones respiratorias son especialmente frecuentes durante esta temporada, el doctor Reyes Delgado recomienda realizar visitas preventivas al médico veterinario. Actualizar el esquema de vacunación y desparasitación, señala, permite anticiparse a riesgos y detectar oportunamente cualquier alteración en la salud del animal.
Durante los meses de frío, también es aconsejable ajustar ciertas rutinas. Si los paseos suelen hacerse muy temprano, conviene retrasarlos para evitar la exposición a temperaturas extremas, especialmente en cachorros y en ejemplares mayores. Asimismo, proporcionar camas cálidas y evitar cambios bruscos de temperatura contribuye significativamente al bienestar de las mascotas.
Respecto al uso de abrigos o suéteres, el especialista indica que la decisión recae en el tutor, pues no todos los perros requieren esta protección adicional. Algunas razas nórdicas —como el malamute de Alaska, el husky siberiano o el samoyedo— están naturalmente adaptadas a climas fríos y cuentan con un denso doble manto que cumple funciones aislantes.
Finalmente, el médico recuerda que, ante la presencia de signos como decaimiento, pérdida de apetito, tos, estornudos con secreción nasal de cualquier tipo, respiración acelerada o dificultades para respirar, se debe acudir de inmediato a consulta veterinaria. Un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado son esenciales para evitar complicaciones y garantizar una recuperación favorable.
LCM
