VERACRUZ, VER. - En una casa de la calle Porfirio Díaz, de la colonia Dora María Treviño, al poniente de la ciudad de Veracruz, cuelga una cartulina fosforescente con un letrero que dice: se venden picadas. El lugar es un cuarto en el que apenas caben dos mesas, una estufa y un refrigerador, donde Carolina Escobar y su mamá atienden a los clientes que llegan a su hogar.
Carolina es madre soltera y desesperada para conseguir dinero para las medicinas de su hijo, enfermo desde hacía tres días, decidió ingresar a un grupo de Facebook en el que usuarios promueven sus productos, para ofrecer sus antojitos jarochos.
La joven llevó a su hijo al consultorio de una farmacia que se encuentra cerca de su casa, donde pagó 50 pesos para que lo atendieran y 150 pesos más para comprar medicinas; además, requería 700 pesos para pagar los análisis clínicos.
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“Siempre hemos vendido antojitos, pero a veces hay y a veces no hay ventas. Esa vez lo publiqué porque tengo enfermo a mi bebé y supuestamente dice el médico que tenía dengue, por eso subí la publicación, más que nada para hacerle los análisis al niño”, cuenta Carolina.
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En 2022, el gasto que realizaron directamente los hogares para cubrir sus necesidades de salud ascendió a 671 mil millones de pesos, según información de la Cuenta Satélite del Sector Salud de México (CSSSM).
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2022 indica que del total de la población mexicana, 48.8 por ciento recurrió a servicios privados, 22.4 por ciento acudió a un consultorio en el domicilio del médico, 17.7 por ciento a uno adyacente a farmacia, 3.3 por ciento a alguno en hospital, 1.6 por ciento a una torre médica, 1.1 por ciento a urgencias u hospitalización y 2.7 por ciento a otros servicios privados.
Sin seguridad social y sin ingresos fijos para costear atención en un hospital privado, Carolina forma parte del porcentaje de la población que usa recurrentemente el servicio de consultorios de farmacia.
Madre e hija sostienen su hogar
En su negocio de antojitos, que en realidad es un pequeño cuarto de la casa donde viven y que acondicionaron como cocina, Carolina y su madre Eva pasan todo el día preparando gorditas, picadas, empanadas y quesadillas. Mientras Eva cocina, Carolina reparte a los vecinos de la cuadra y a los clientes que llegan hasta su hogar.
Carolina dice que las ganancias en el negocio son variables, en un día malo pueden obtener 300 pesos y en los buenos el doble, por esta razón siempre se encuentran disponibles para realizar cualquier pedido. El único apoyo que tiene es el de su mamá, ya que es madre soltera y no cuenta con la ayuda del padre de su hijo de 5 años, afirma.
“Le dije a ella (Carolina) me voy a poner a vender picadas, si tú me apoyas yo te apoyo a ti con lo del médico”, dice Eva, mientras voltea unas picadas en el comal de su estufa.
Al cuarto trimestre de 2022, en México residían 56 millones de mujeres de 12 años y más. De ellas, 67 por ciento (38 millones) eran madres y 11 por ciento estaban solteras. Asimismo, siete de cada eran económicamente activas.
El grupo de edad en donde se concentró la mayor cantidad de madres solteras (12 por ciento) fue el de 30 a 34 años (4 millones), según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En el porcentaje de madres solteras se encuentra Carolina, asegura que sostener a su hijo no ha sido fácil, pues además de trabajar en la venta de antojitos, vende ropa de bazar en un tianguis de los domingos y limpia casas, por este último empleo gana 250 pesos al día o con suerte 300.
“No nada más me dedico a esto, yo también limpio casas, pero a veces sale y a veces no, también me voy a limpiar patios, luego me pagan 300. A veces no puedo trabajar más que nada por el niño, a veces ella (su mamá) me lo cuida o a veces no puede, su papá, desde que él nació no lo atiende”, comenta.
Durante el cuarto trimestre de 2022, 78 por ciento de las madres solteras trabajaban de manera subordinada y remunerada, 18 por ciento lo hacía por cuenta propia, 2 por ciento eran empleadoras y 2 por ciento trabajadoras sin pago. Para aquellas madres solteras que trabajaban de forma subordinada y remunerada, 70 por ciento disponía de prestaciones laborales.
En el caso de Carolina y Eva, ellas trabajan por cuenta propia, en ocasiones hasta las 9:00 de la noche. Cada cliente que quiere comida se le atiende, no importa la hora o el día. A veces también cambia electrodomésticos que en su trabajo de casa le regalan por despensa u otras cosas que requiera su hijo.
“Mi hijo era para que ya lo hubiera metido al jardín de niños, pero eso estoy viendo. Pero ya este año lo voy a meter al kínder, eso andamos viento también”, agrega Carolina.
Su mamá se salió de trabajar por daños en su salud
Eva, de 50 años, trabajó en una cocina económica, pero hace 1 año dejó el empleo porque tuvo un accidente donde se lastimó. Una caída en su horario laboral que en un inicio no le causó molestias, pero que después le trajo complicaciones y dolores, por lo que el médico le pidió reposar.
Sin embargo, en el empleo donde estaba no podía darse el lujo de descansar, pues las jornadas laborales que hacía iban desde las 7:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, por lo que decidió dejarlo. Hace dos semanas y debido a la situación complicada que pasaron con la falta de recursos, retomaron la venta de antojitos.
“Como le dije a mi mamá de una forma tenemos que vernos, apoyarnos, ayudarnos”, concluye Carolina.
Puedes contactarla desde sus redes sociales: https://www.facebook.com/moanaa.villamonito
MB