VERACRUZ, VER. - El rechinido de la puerta despertó a Ramsés y Enzo este lunes 28 de agosto. A fuera de su casa el sol apenas calentaba en la ciudad de Veracruz. Su papá entró a la habitación, apagó el aire acondicionado y, sin necesidad de decirles que se levantaran, los dos hermanos comenzaron a arreglarse para el regreso a clases.
Son las 6:20 de la mañana y en la casa de la familia Castro Ojeda se preparan para el regreso. Ambos hermanos, de 7 y 3 años de edad, ingresaron al preescolar y a la primaria al igual que un millón 359 mil 21 estudiantes de nivel básico en el estado, según datos de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV).
La sonrisa que brota de la cara de los dos menores muestra la emoción que desde un día antes tenían por regresar a clases. Sus padres apenas pueden abrir los ojos; a ellos les resulta un poco más difícil implica retomar la rutina.
Te podría interesar
“Desde ayer estaban muy ansiosos. Nos costó trabajo que se durmieran, porque querían estar ahí con nosotros platicando de cómo iba a ser la escuela”, dice Sofía Ojeda, la mamá.
Retomar la rutina
Para ahorrar tiempo, Oswaldo y Sofía prepararon las mochilas y útiles escolares desde un día antes. En esta ocasión llevarán pantalón de mezclilla y una camiseta blanca, ya que no alcanzaron a comprar los uniformes de la escuela porque se agotaron.
Te podría interesar
Regresar a la rutina para el matrimonio joven no es nada fácil, pues no solo es el ingreso a clases sino un nuevo comienzo en una escuela diferente. Ramsés se encontraba en una primaria distinta, donde dejó a sus antiguos amigos y profesores. En el caso de Enzo, será su primer día en el Jardín de Niños.
El semblante de Enzo cambia cada que se acerca la hora de salir; primero de emoción, pues aún no procesa que será su primer día de clases, después se le nota un poco temeroso por no saber cómo terminará su día. Ambos corren por el pasillo de su casa para llegar hasta el cuarto de sus padres y empezar vestirse.
“Normalmente se batalla para despertarlos, pero ahorita enseguida se despertaron. Están muy emocionados”, comenta Oswaldo.
Oswaldo y Sofía se dividen el trabajo para poder salir temprano, saben que no deben llegar tarde a su primer día de clases. Ramsés, el mayor, toma la delantera, se pone el pantalón, la camisa y calcetas, todo ante la mirada supervisora de su mamá y Enzo es ayudado por su papá.
VIDEO entrevista con los papás de Enzo y Ramsés
Mientras ambos terminan de vestirse, Sofía aprovecha para ir a la cocina y preparar el lunch que llevarán, a la par Oswaldo llena sus manos de gel para peinarlos.
Treinta minutos es el tiempo que les toma estar listos. Con mochila en mano la familia se dispone a salir de su casa, no sin antes llamarle al abuelo, quien insistió en acompañarlos en su travesía. Una vez a bordo de su vehículo y como si se tratara de un mal chiste del destino, se percatan que Enzo olvidó su termo de agua, por lo que Sofía regresa a la casa.
En una lucha contra reloj, Oswaldo pisa el acelerador, deben de estar a más tardar a las 7:20 a fuera de la escuela, para su fortuna es un kilómetro la distancia que recorren desde su casa.
“Podemos irnos caminando de la casa a la escuela, pero preferimos irnos en coche, para ahorrarnos tiempo y por la seguridad de los niños, porque tenemos que cruzar la avenida Cuauhtémoc, donde luego pasan muchos carros muy rápido y hoy más con este ajetreo de regreso a clases”, expresa Sofía.
Un regreso que inició con la compra de útiles
El regreso a clases no solo implica un cambio de rutina, madrugar para no llegar tarde, sino un gasto con la compra de útiles escolares. Sofía comenta que les dieron el listado desde que los inscribieron a la escuela, por lo que les dio tiempo de comprar con anticipación.
Aun así, no pudieron librarse de las filas interminables de personas que, al igual que ellos, buscaban los mejores precios en las papelerías. Fueron 2 mil 400 pesos que se gastaron en la compra de los útiles escolares. A eso se le sumó el pago de inscripción y libros que en la escuela les piden, además de los uniformes. En total gastaron un promedio de 10 mil pesos.
Para conseguir ese dinero, la familia tuvo que recortar gastos extras que tenían, dejaron de salir de paseo, al cine o a comer en los domingos familiares.
“La economía fue un reto que enfrentamos para este regreso, porque actualmente está todo carísimo. Conseguir las cosas, la lista de útiles en algunos lugares no hay todo y andar dando vueltas. Requiere mucha organización y tiempo. Pero sobre todo el dinero, conseguirlo, ajustar gastos, recortar en algunas cosas”, agrega Sofía.
Durante la compra de los útiles se percataron que algunos insumos como las libretas y pegamentos subieron de precio, al igual que los colores; sin embargo, hubo ofertas que los ayudaron a contrarrestar el gasto.
La casa en silencio
A las 7:25 de la mañana, la familia Castro Ojeda llegó a la escuela, el abuelo, quien se encontraba minutos antes en el lugar, los esperó para tomarse la foto del recuerdo con sus nietos. La fila de autos y el ir y venir de los padres de familia indicaron que un nuevo ciclo escolar acaba de iniciar.
Con un cartel colorido con la leyenda “Bienvenidos”, fue como Oswaldo y Sofía se despidieron de sus hijos. En aquel momento los nervios ya no provenían por parte de Ramsés ni de Enzo, sino de los padres. Al llegar a casa el silencio permaneció por un rato, ya no había risas ni gritos.
“Me voy a poner a hacer pendientes que tengo aquí en la casa, arreglar las recámaras y sé que por ahí hay una cosa que reparar. Hacer algo para que el tiempo se vaya un poco más rápido”, concluye Sofía.
mb