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La CDMX frente al Mundial 2026

El Mundial de Futbol 2026 será el evento deportivo más importante que haya recibido nuestro país en mucho tiempo, la pregunta es inevitable: ¿está nuestra ciudad preparada para un evento de esta magnitud? | Guillermo Sesma

Escrito en OPINIÓN el

El Mundial de Futbol 2026 será, sin duda, el evento deportivo más importante que haya recibido nuestro país en mucho tiempo. México será sede únicamente diez partidos: cuatro en Guadalajara, tres en Monterrey y seis en la capital del país; cifra modesta en el calendario global del torneo, pero que representa un desafío descomunal para la Ciudad de México, ya que la atención internacional, la afluencia de turistas y la logística de movilidad y seguridad se concentrarán en esta urbe de más de 20 millones de habitantes. La pregunta es inevitable: ¿está nuestra ciudad preparada para un evento de esta magnitud?

El Estadio Azteca (ahora Estadio Banorte) volverá a ser protagonista de un Mundial por tercera ocasión, sin embargo, sus condiciones actuales distan de ser las ideales para un evento de la FIFA en pleno siglo XXI. Se ha anunciado un ambicioso proyecto de remodelación aún persisten dudas sobre si las obras estarán listas en tiempo y forma.

Más allá del estadio, la infraestructura urbana representa un reto aún mayor, el aeropuerto de la Ciudad de México continúa operando al límite de su capacidad, mientras que el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” aún no ha consolidado el nivel de conectividad y transporte terrestre que prometía. El flujo de turistas internacionales y nacionales en cuestión de días podría tensar ambos aeropuertos, revelando carencias en coordinación y servicios.

En cuanto al transporte interno, la red de Metro, Metrobús y la Red de Transporte de Pasajeros será clave para desplazar a miles de aficionados, sin embargo, la realidad cotidiana de fallas técnicas, saturación y mantenimiento deficiente plantea dudas sobre su fiabilidad para un evento de esta escala. 

La Ciudad de México recibirá partidos en verano, justo en la temporada de lluvias. Esto implica riesgos importantes: tormentas vespertinas que pueden complicar la movilidad, inundaciones en zonas clave y retrasos en la logística de transporte. 

La seguridad será, sin duda, el talón de Aquiles del Mundial en la capital, el flujo masivo de turistas, el consumo de alcohol y la convivencia de aficiones rivales, plantean escenarios que requieren una planeación minuciosa. Cualquier incidente de magnitud, por menor que parezca, tendría repercusiones de reputación internacional. Además, la delincuencia común representa un riesgo real para turistas, el desafío radica no solo en prevenirlo, sino en garantizar que los visitantes se sientan seguros, algo que impacta directamente en la imagen de México como destino turístico y deportivo.

Más allá de la seguridad tradicional, un Mundial obliga a pensar en escenarios de emergencia, desde contingencias sanitarias hasta desastres naturales. La experiencia de la pandemia de COVID-19 dejó lecciones claras sobre la necesidad de protocolos claros y coordinación institucional, a ello se suma que la Ciudad de México está situada en una zona altamente sísmica, un temblor de magnitud significativa durante el Mundial tendría consecuencias catastróficas en términos de evacuación, atención médica y percepción global de la organización. 

Un elemento novedoso en la organización de la capital será la instalación de Fan Zone en cada alcaldía, se trata de espacios que buscan descentralizar la experiencia mundialista, permitir que ciudadanos que no asistan al Estadio Azteca vivan la fiesta en entornos controlados, y al mismo tiempo reducir la presión sobre el Zócalo y otras áreas tradicionales de congregación masiva. La idea, en el papel, es atractiva: democratizar el acceso a la experiencia y repartir los beneficios económicos de la derrama turística, pero surgen preguntas sobre su viabilidad. ¿Están las alcaldías listas para garantizar seguridad, infraestructura de baños, movilidad, señalización y limpieza en eventos de miles de personas? ¿Quién asumirá los costos y qué tan transparentes serán los procesos de contratación y montaje?

Por otra parte, uno de los aspectos que ha generado mayor polémica entre los aficionados es el precio de los boletos para los partidos del Mundial, especialmente aquellos que se disputarán en el Estadio Azteca, han alcanzado cifras inéditas para la mayoría de los mexicanos. La FIFA ha mantenido su política de precios dolarizados y estandarizados para todas las sedes, lo que coloca a la Ciudad de México en una situación desigual: mientras en Estados Unidos y Canadá los costos pueden considerarse razonables en proporción al ingreso promedio, en México representan una barrera prácticamente infranqueable para la mayoría de la población. 

La paradoja es evidente: un país que presume de haber sido el primero en organizar tres Copas del Mundo está frente a un evento al que la mayoría de sus ciudadanos no podrán acceder. 

La Ciudad de México enfrenta un reto mayúsculo con el Mundial 2026, contará solo con seis partidos, pero la magnitud del evento lo convierte en una prueba total de su capacidad como metrópoli global, la infraestructura, el clima, la seguridad y la gestión de emergencias son factores que exigirán coordinación inédita entre gobierno local, federal, empresas privadas y ciudadanía

 

Guillermo Sesma

@gsesma