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La gentrificación: el discurso de doble filo

Es cierto que se debe hacer algo para limitar el abuso que genera la gentrificación, pero, también se debe poner un alto a los abusos que cometen quienes se infiltran en las marchas y lastiman el patrimonio y la paz de los demás. | Eduardo Zerón García

Escrito en OPINIÓN el

Si bien es cierto que durante un tiempo bastante considerable, muchas ciudades de nuestro país, como la Ciudad de México, Oaxaca, Mérida, Monterrey, Jalisco, San Miguel de Allende, etc., son afectadas por el fenómeno de la gentrificación, también es cierto que las causas son muy diversas y pueden ir desde la especulación inmobiliaria, el turismo, las plataformas de nómadas digitales, alojamientos digitales, profesionales extranjeros que buscan vivir en lugares con identidad cultural, y por supuesto, la falta de protección social o mecanismos para evitar los aumentos abusivos de los alquileres en la ciudad

Y es que apenas este fin de semana la marcha en contra de la gentrificación se tornó en una marcha violenta, ajena al interés principal de la misma, y de nuevo estas células anarquistas, que lo mismo protestan por el capitalismo, por el patriarcado, por el Estado, bancos, corporaciones, la represión social, animal, que las vemos en una marcha sobre los estudiantes desaparecidos en Iguala, como en el 2 de octubre, con la UNAM, en contra, como en las marchas de las mujeres, como en una marcha contra la gentrificación. A estas marchas las secuestran, las incendian, las volatilizan, en una desobediencia civil que termina en hurtos, incluso en contra de los organizadores de la marcha principal. 

Como sociedad, siempre existe la queja de los ultrajes y actos en contra de nuestros connacionales en el extranjero, pero cuando como sociedad adoptamos estas expresiones, como las vistas recientemente que no pueden sino catalogarlas como xenofóbicas, que fue lo que hizo la presidenta Sheinbaum, no nos hace muy distintos de las cosas de las que renegamos.

Si bien es cierto que algo se debe hacer para limitar el abuso en lo que genera la gentrificación, se debe revisar, legislar, si es necesario, y poner un marco para que la autoridad pueda hacer lo propio, bien o mal. Pero, sobre todas las cosas, también esta autoridad debe poner un alto a los abusos que cometen quienes infiltran estas marchas y lastiman el patrimonio y la paz de los demás. Claro está que todo el mundo tiene derecho a disentir y estar en contra; es un síntoma de una sociedad viva que no se conforma, y sería muy malo que no lo hiciera. 

Es urgente llevar a cabo acciones cuando, según datos de la Sociedad Hipotecaria Federal, en los últimos 20 años ha crecido el precio de la vivienda un 226%, mientras que el salario promedio ha disminuido un 23% en términos reales. En estos lugares, para que la gente pueda vivir en estas zonas gentrificadas, no solo se requeriría un esfuerzo grande, sino también un milagro. 

Lo que es evidente es que las imágenes de la marcha, de los destrozos y el discurso de odio y confrontación le dieron la vuelta al mundo; incluso, el Departamento de Seguridad Interior de los Estados Unidos tomó nota del esperpento, que incluso terminó haciendo comerciales para la televisión y las redes sociales, donde advierte que quien pueda autodeportarse tendrá la oportunidad de regresar a estas marchas. Y no me malentienda, no es un asunto de imagen, es un asunto de discurso, un arma de doble filo, en el que culpamos a los extranjeros en nuestro país por las acciones que los gobiernos dejaron de tomar, pero no dejamos de hacer acciones en contra de los nuestros, de todos. 

Nos podemos quejar con justa razón de una mujer extranjera que, xenófoba, racista, soez y equivocadamente, lanza improperios contra un funcionario que está haciendo su trabajo; pero nos quejamos de cómo nos tratan, ninguno de los dos está bien, no tiene justificación y para nada debe seguir, en absoluto, nunca.

Y otra cosa que debería considerarse fundamental es que el Estado debe actuar en contra de estos grupos antisistémicos que durante muchos años han llevado a cabo acciones en contra del Estado, incluso actos de sabotaje, que si bien se mantienen en silencio y discretos, el escalamiento puede ser simplemente un cisne negro, del cual no estamos observando. 

Moneda al aire: Menudo lío se está haciendo con la información que se ha ido conociendo respecto a CI Banco, Intercam y Vector, pues al parecer el Departamento del Tesoro sí había alertado a las autoridades hacendarias sobre las empresas chinas involucradas en el tráfico de fentanilo, empresas fachada que habían recibido millones de dólares en transacciones desde estos bancos, pero entonces esto deriva en varias conjeturas, como el hecho de por qué si sabían de ello, terminaron guardando la información, y si esto pasó con estos bancos, lo mismo podría pasar con las otras 10 entidades financieras más. Pero la verdadera pregunta es ¿Por qué? 

Se puede discutir, pero un error de ese tamaño es, por lo menos, imposible, pero el mensaje contundente.  

 

Eduardo Zerón García

@EZeronG