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12 días de guerra

Pese a la negativa de su gabinete, el presidente Trump ordenó ataques directos contra las instalaciones nucleares de Irán, retrasando su programa atómico y tensando aún más el escenario en Medio Oriente. | Eduardo Zerón García

Escrito en OPINIÓN el

Creo que, por primera vez en muchos años, muy pocas personas sabían —o tenían una perspectiva clara— del devenir de los acontecimientos en el conflicto entre Irán e Israel. Incluso funcionarios del más alto nivel, como la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, quien habría declarado que Irán no estaba desarrollando armas de destrucción masiva; el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien coincidió con el vicepresidente J.D. Vance en que Washington no buscaba un cambio de régimen ni la muerte del Ayatolá, fueron completamente desautorizados por el presidente Trump.

Muchos clamaban por el no involucramiento de los estadounidenses en este fugaz conflicto. Incluso el secretario de Estado, Marco Rubio, advirtió en un mensaje que Israel había tomado medidas unilaterales contra el programa nuclear iraní. “No hubo participación ni asistencia estadounidense”, recalcó. Pero pronto vino el giro: Trump desoyó a todos, entró al conflicto, utilizó el armamento más moderno disponible, lanzó ataques contra con bombas a GBU-57 MAP de 14 toneladas que tienen la posibilidad de penetrar cerca de 60 metros, lo que es equivalente a un edificio de 20 pisos a través de sus bombarderos B2 en los tres de los desarrollos nucleares más importantes de Irán: Fordow, Natanz e Isfahan. Con ello, logró retrasar —al menos tres años, tal vez más— el temido programa nuclear iraní.

Como represalia, Irán lanzó seis misiles hacia instalaciones militares estadounidenses en Qatar, los cuales fueron neutralizados por el propio sistema de defensa local. Pronto llegó el desenlace. Los canales diplomáticos anunciaron el fin de la “guerra” —aunque aún se registraban ataques de ambos lados— y, simplemente, se acabó.

Desde 2015, el primer ministro Netanyahu había advertido sobre las intenciones de Teherán de enriquecer uranio y fabricar una bomba nuclear. Con el tiempo, esa posibilidad fue siendo disuadida. Recordemos, por ejemplo, el ataque del malware Stuxnet en 2010, que saboteó las instalaciones nucleares iraníes.

Muchos se preguntarán por qué Israel atacó hasta ahora. La respuesta es que el momento era propicio. Aunque Irán destina cerca de 10 mil millones de dólares a su defensa y cuenta con más de un millón de efectivos militares —incluyendo a las fuerzas Quds y la milicia voluntaria Basij-e Mostaz’afin—, además de miles de simpatizantes a través de sus aliados, su infraestructura ha sido sistemáticamente diezmada.

Desde hace más de dos años, Israel ha mermado las capacidades militares iraníes. Jerusalén ha cuadruplicado el presupuesto militar de Teherán, ha destruido prácticamente a los hutíes, a Hezbollah y, por supuesto, a Hamas; ha eliminado a sus principales estrategas militares y ahora apunta a las fuerzas Quds. A esto se suman las sanciones económicas que aún pesan sobre Irán y han diezmado su economía. Aunque nominalmente más grande que la israelí, Irán no está en condiciones de enfrentarse a una guerra total contra Israel y Estados Unidos, un escenario que podría llevarlo a la destrucción, como ocurrió con Irak en los años noventa.

¿Qué ventajas estratégicas dejó este ataque? Para Israel, significó la posibilidad de retrasar el desarrollo nuclear iraní por algunos años y disuadir —una vez más— una amenaza existencial que ha rondado por décadas. Para Estados Unidos, abriría una ventana para tenderle una mano a Irán en el terreno comercial y mantenerlo más cerca, más observado. Probablemente, se flexibilicen algunas sanciones heredadas desde la administración Obama.

Irán, por su parte, entiende que, en este momento, tras haber sido severamente golpeado, poco o nada ganaría entrando en un conflicto abierto. También ha demostrado que no será un adversario fácil. Sus ataques sí lograron mermar las defensas israelíes. Según algunas filtraciones, habría logrado evacuar uranio y aceleradores desde sus instalaciones nucleares hacia otras ubicaciones. Cierto o no, Irán prevaleció… al menos en parte. Y buscará la manera de reinventarse en función de uno de sus objetivos estratégicos: la destrucción de Israel. La historia, una vez más, se repite.

Moneda al aire: El presidente Trump advirtió que un cambio de régimen en Irán causaría un caos en Medio Oriente, y fustigó a Israel e Irán por pelear siempre, no miente.

Si no tuvimos suficiente con la Reforma Judicial, el gobierno anunció una nueva Reforma Electoral.

 

Eduardo Zerón García

@EZeronG