Más que gentrificación, el problema de fondo no es el desplazamiento sino la escasez de oferta y construcción de vivienda en el país, en particular en la Ciudad de México.
Los mal pensados aseguran que detrás de las protestas por el arribo de más extranjeros en ciertas colonias como la Condesa, está la intención del gobierno federal de fiscalizar el tema de las rentas, es decir, que todos los que son propietarios y alquilan un inmueble paguen impuestos.
Los que más saben aseguran que la gentrificación como tal se presenta mayormente en zonas depauperadas que se ponen de moda, suben de valor y eso obliga a la población a desplazarse a zonas de menores ingresos.
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En el país hay cerca de 9 millones de personas que buscan un inmueble para habitar y no lo encuentran por varios factores: autoconstrucción, invasión de terrenos, inmuebles ilegales y la desaceleración económica.
En la Ciudad de México cada año se deben edificar cerca de 70 mil inmuebles y en el 2024 se escrituraron sólo 35 mil, lo que indica que hay un déficit importante.
Y es que en el sexenio anterior la oferta de inmuebles a nivel nacional se desplomó casi 40%, mientras que la de interés social decreció 59% respecto a la administración previa.
Sólo en la Ciudad de México, la oferta en general disminuyó 47%, en tanto que las casas de interés social bajaron 73%, lo que se explica por un mínimo crecimiento económico que en los últimos años promedió en menos de 1%.
En consecuencia, más que una crisis de gentrificación es una falta de inmuebles disponibles y una reducción en el ingreso de la población.
Los especialistas aseguran que en el país hay una mala regulación, carencia de políticas públicas que promuevan la construcción de viviendas, un exceso de zonificación y en algunos casos, se frena la labor de los desarrolladores.
De acuerdo con análisis de inmobiliarias, la venta de departamentos reportó un descenso de 1.6% debido a que los inmuebles no se ajustan a las necesidades de los compradores y a su capacidad de pago.
Incluso, hay una inclinación por la vivienda usada y en algunos casos, la reventa de un departamento casi nuevo; ambas operaciones mostraron un aumento de 19.6% el año anterior.
En este momento, los desarrolladores concentran su oferta en los segmentos altos pero los potenciales compradores buscan rangos de entre 1.8 y 4 millones de pesos. Entre 2017 y 2024, el inventario de departamentos creció de forma desbalanceada, ya que mientras los desarrollos con precios mayores a 4 millones avanzaron de forma sostenida, la oferta en rangos más accesibles y que van de 0.5 a 2 millones de pesos se redujo 18% en el último año.
En consecuencia, la pregunta es: ¿la gentrificación es el verdadero problema o la falta de incentivos para la construcción y posterior oferta?
Así las cosas…