Como se anunció desde que se presentó el Paquete Económico 2024, las finanzas públicas están observando un ajuste fiscal. Es decir, luego de un elevado endeudamiento público en año electoral, este 2025, la SHCP está reduciendo el déficit presupuestario mediante recortes a diversos rubros de gasto y un aumento, aunque moderado, en los ingresos públicos.
Esto es necesario para evitar que la deuda pública y sus intereses se vuelvan impagables y entremos en una trayectoria insostenible que nos conduzca a una crisis de deuda. Además, es una medida para tener una política fiscal creíble y que la calificación crediticia de la deuda soberana nacional no se vea reducida.
Se trata de ajustes que no son nuevos. Dada la debilidad de nuestros ingresos presupuestarios, desafortunadamente, hemos vivido estos episodios en varias ocasiones en el pasado. Desde la crisis económica de 1982 el país ha implementado políticas y planes de ajuste, las cuales han estado en parte basados en recortes a la inversión pública con efectos importantes tanto en el crecimiento como en el nivel de vida de la población. De tener una inversión pública que sobrepasaba el 10% del PIB antes de 1982 pasamos a un 2.2% del PIB al primer trimestre de 2025 (medida esta última como la formación bruta de capital fijo). Posiblemente la inversión pública más baja en la historia reciente del país.
Te podría interesar
A lo largo de estos años, distintos economistas han documentado cómo los recortes a la inversión pública someten al país a una trampa de lento crecimiento en la que, con el objetivo de equilibrar el presupuesto, se recorta la inversión. Situación que desalienta la inversión privada y el crecimiento económico, afectando con ello la propia recaudación de ingresos, haciendo necesario con el tiempo un nuevo ajuste fiscal.
Con información al primer trimestre del año, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) estima que los recortes a la inversión pública contribuyeron con -0.6 puntos porcentuales a la tasa de crecimiento de la economía, luego de que de 2022 a 2024 reportara un aporte positivo a dicha tasa.
Además del ajuste fiscal, este año la economía se ve presionada por las tensiones geopolíticas globales y la política comercial estadounidense, que elevan la incertidumbre y deterioran aún más las perspectivas de crecimiento. Aunque el gobierno federal ha tratado de enfrentar esta situación con el Plan México, que incluye estímulos fiscales a la inversión en activos fijos de empresas manufactureras (tanto nuevas como existentes) de diversos sectores exportadores, el entorno internacional ha limitado el alcance del Plan.
Las tensiones e incertidumbre que observamos ahora quizás persistan. Ante ello, es necesario diseñar nuevas estrategias de inversión pública, privada, mixta, interna y externa, que permitan al país avanzar en su desarrollo. En el Congreso de la Unión existen varias iniciativas de prácticamente todas las fuerzas políticas que tienen ese objetivo y que valdría la pena analizar y considerar en el diseño de dichas estrategias. El CIEP elaboró una investigación al respecto que se puede consultar en www.ciep.mx.
José Luis Clavellina Miller*
Es doctor en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como maestro y licenciado en Economía por la misma Universidad. Realizó una estancia de investigación doctoral en la Universidad de Kent en Canterbury. Se ha desempeñado como investigador en el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados y en el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República. Forma parte del Sistema Nacional de Investigadores. Actualmente es director de Investigación en el CIEP. Entre sus intereses se encuentran la sostenibilidad de las finanzas públicas, la equidad fiscal intergeneracional y el financiamiento para el desarrollo.
