Hace poco más de dos semanas estallaron las reacciones en redes sociales ante la circulación de un video en el que se observa a una mujer desaforada insultando a un policía en calles de la Ciudad de México al tratar de poner un inmovilizador a su coche por estacionarse en lugar prohibido. Sin ánimo de reproducir las ofensivas palabras que le gritaba al elemento de la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina, quien solo estaba haciendo su trabajo, baste decir que en varias ocasiones se refirió a él como “negro” y “naco” además de que a la repulsiva agresión se sumó su hijo menor de edad.
Aunque poco tiempo después esta mujer de origen argentino, llamada Ximena Pichel y que supuestamente es actriz y modelo publicó una carta disculpándose, probablemente no tanto motivada por un sincero arrepentimiento sino por lo costoso que estaba resultando para su imagen dada la viralización del video así como por las duras y justificadas críticas, de poco le valió ya que se dio a conocer otro video en el que se aprecia cómo agrede verbalmente a una mujer que laboraba como guardia de seguridad en un edificio en el que al parecer vive esta señora mejor conocida como #LadyRacista, llamándola “gata” entre otras, por lo que no era la primera vez que incurría en este tipo de conductas claramente racistas y clasistas.
En esos mismos días se dio a conocer otro hecho vergonzoso e indignante en el que Mario Vázquez, supuestamente exfuncionario del gobierno federal al que detienen por un incidente de tránsito encontrándose en estado de ebriedad, ofende a un policía de vialidad burlándose de su labio leporino y amenazándolo con que va a perder su trabajo. Desconozco si en estos casos, como sería de esperar, se impusieron sanciones contra las personas agresoras y, aunque no se puede afirmar que conductas como las descritas sean una constante, lo cierto es que el racismo, clasismo y las prácticas discriminatorias en general siguen muy presentes en nuestra sociedad como lo demuestran los resultados del INEGI.
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De acuerdo con la Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS) 2022, casi el 24% de las personas entrevistadas señalan haber sido discriminadas y, entre los motivos más comunes se encuentran la apariencia (forma de vestir o de peinarse, tatuajes, perforaciones), la estatura, el peso, el tono de piel, la manera de hablar, el sexo o clase social, en tanto que los grupos que sufren mayor discriminación son los de la diversidad sexual, la población afrodescendiente, las trabajadoras del hogar y las personas con discapacidad.
Por otra parte, este fin de semana se difundió también que durante un torneo de pádel, uno de los jugadores junto con su hijo y cuatro escoltas armados, golpearon brutal y cobardemente a otro participante y, a pesar de tenerlo sometido en el suelo, lo seguían pateando además de gritarle que lo iban a matar. Al principal agresor se le identificó como Alejandro Germán Mondragón, propietario de un club de canchas de pádel y aparentemente empresario restaurantero en el Estado de México, quien reaccionó violentamente por un incidente menor en un partido, aprovechando las condiciones de desventaja en que se encontraba la otra persona quien es profesor de este deporte en un claro abuso de poder. Es difícil entender por qué alguien puede actuar así ante un hecho insignificante, pero sin duda la prepotencia y sensación de impunidad son otros de nuestros grandes males sociales.
Como quiera es una buena noticia el rechazo masivo a este tipo de conductas, ya que en un contexto de polarización, de violencia digital contra quienes piensan distinto e incluso de discurso de odio, es necesario apostar a la construcción de una cultura de paz basada en el respeto, la tolerancia, el diálogo y la empatía.
