Me había prometido no escribir de política, no reniego de ella, pero simplemente quita mucha energía entenderla. Se ha vuelto (o tal vez siempre ha sido así), muy altanera, prepotente y en algunas ocasiones bastante irritante. Sin embargo, los eventos que han acontecido alrededor del partido Morena se ven en una encrucijada interesante que debe, si se puede observar, analizar sin mucho juicio, y sin el ánimo de asumir posiciones absolutistas y sesgadas, podrían revelar algo de la guerra que se gesta en el interior del oficialismo.
Y es que, apenas hace unos días, en la opinión pública se dio a conocer que el exsecretario de seguridad pública de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, cuenta con una ficha roja de parte de Interpol, derivada de una orden de aprehensión al ser requerido por las autoridades federales, al haber sido imputado por ser miembro del grupo criminal “La Barredora” Proxys del Cártel de Jalisco Nueva Generación y que a la postre terminó en contra y con un conflicto muy sanguinario.
Bermúdez, también conocido como el Comandante “H”, ha aparecido desde 2019 en algunos productos de inteligencia generados por la Defensa y develados por el colectivo Guacamaya Leaks. A este se le advierte como pieza clave de la organización criminal que tuvo y tiene sumido en una ola de violencia a Tabasco como nunca antes se le había visto al estado natal del presidente Andrés Manuel López Obrador y, por supuesto, de su exsecretario de Gobernación, presidenciable, exgobernador, coordinador y senador de la poderosa bancada de Morena en el Senado de la República Adán Augusto López Hernández.
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Todo comenzó cuando el actual gobernador del Estado, Javier May y su secretario de Gobierno Ramiro López Obrador se lanzaron públicamente en contra de Bermúdez Requena, al señalarlo por sus nexos con la delincuencia organizada, en el robo de hidrocarburos en “Dos Bocas” y acusar también la negligencia de sus antecesores por no hacer nada en contra de este mando policial, incluso advirtiendo que saldría toda la “pudrición”.
La bomba explotó, y si bien hasta este momento nadie ha podido señalar a Adán Augusto López como cómplice del mando policial. El tabasqueño presume sus números durante su gestión, alega que jamás tuvo duda de su mando, que ninguna autoridad lo ha requerido y, por supuesto, que él no conocía las ligas de Requena con la delincuencia.
Las cosas parecería que se complican más porque, si bien la filtración de Guacamaya Leaks, fue en el 2022, la información de Bermúdez Requena data desde 2019, tiempo en el que aún se encontraba despachando en Tabasco López Hernández, (quien fue nombrado como secretario de Gobernación hasta 2021) lo cierto es que durante el gobierno de Adán Augusto López en Tabasco (2019-2021) y su sucesor Carlos Merino, el estado experimentó una etapa crítica en materia de seguridad, en 2019 hubo 697 homicidios dolosos. Que si bien descendieron gradualmente entre 2020, la situación dio un giro drástico en 2024, cuando los asesinatos se triplicaron hasta alcanzar 921, cifra que encendió alertas a nivel nacional.
Hasta ahora, parecería que el único error de López Hernández fue no haber sido informado por nadie. Él vivió la peor etapa de violencia durante su gobierno. Para su defensa, Carlos Merino Campos mantuvo a Bermúdez Requena en el cargo durante su interinato y tampoco supo nada de él.
Resulta difícil de creer cuando, literalmente todos los días, funcionarios y allegados de ambos participaban en mesas de seguridad junto con representantes del Centro Nacional de Inteligencia, la Zona Militar, la Zona Naval, la Segob, la Guardia Nacional y las fiscalías. Entonces cabe preguntarse:
—¿Por qué, si existían productos de inteligencia concluidos, no se advirtió al líder político del Estado?
—¿Por qué, si se sabía quién era el generador de violencia, no se le contuvo?
—¿Por qué, si había señales tan evidentes como narcomantas, no se actuó?
¿La culpa es únicamente de ellos?
La presidenta Claudia Sheinbaum, con generosidad, le ha extendido la cortesía al senador López de dar su versión, sin embargo, fustigó: “La Fiscalía tendría que ver si hay algo que lo relacione” y advirtió que no tapará a nadie, esto abre la posibilidad de una investigación que le pone un pie en el cuello y, si bien, nadie ha acusado de nada ilegal al senador López, existen dos posiciones claras en el partido en el poder, aquellos que defienden al tabasqueño y otros que lo fustigan y ven su posición en la coordinación de Morena cada vez es más insoportable, más insostenible, a pesar del “espaldarazo”.
Moneda al aire
Lo más relevante de todo este asunto es que una parte de Morena abre la puerta a que las autoridades investiguen los nexos con la delincuencia de algunos de sus allegados, tal vez se adelantan a que mañana el gobierno de Estados Unidos señale lo mismo.
