BRICS

El escenario del posible ingreso de México a los BRICS

Respecto a la posibilidad de que México pertenezca al grupo de los BRICS, se debe entender como una decisión con múltiples implicaciones económicas y geopolíticas que hoy le quitan el sueño a Estados Unidos. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

Mucho se ha escrito sobre la pertinencia de que México sea parte del bloque de los BRICS. Desde su nacimiento como agrupación comercial de países emergentes, diversos analistas nacionales e internacionales se hicieron la misma pregunta, ¿por qué México no está en los BRICS?

Se reseñaron distintas versiones de la pertinencia y viabilidad de que México perteneciera o no a este bloque económico, de hecho, se pensó en su momento que Turquía también debería sumarse al bloque, en ambos casos no sucedió, pero para entonces, la posibilidad de que se sumaran más países a este grupo ya era latente.

Los BRICS nacieron en 2006 cuando el analista de Goldman Sachs, Jim O´Neill acuño el acrónimo ante el crecimiento sostenido que mostraban Brasil, Rusia, India y China. Para 2009 Sudáfrica se sumó al grupo con lo que terminó de acuñarse el acrónimo del bloque que lideraría la ascendencia de los países emergentes que posteriormente fue denominado sur global.

Regresando a la posibilidad de que México pertenezca al grupo de los BRICS, se debe entender que esa decisión tiene múltiples implicaciones económicas y geopolíticas que hoy le quitan el sueño a los Estados Unidos. 

El contexto global no ha permanecido estático y el bloque de los BRICS pasó de ser un grupo de socios comerciales a una asociación de latente influencia global en materia geopolítica, económica y financiera, el ascenso de este grupo de países encendió las alarmas en Estados Unidos que inmediatamente activó todos los recursos que pudieran restarle dinamismo al grupo y evitar el ascenso del liderazgo chino que era inminente.

De esta forma, el grupo de los BRICS no sólo firmó convenios de cooperación económica, avanzaron en una propuesta para la reconfiguración del sistema financiero global y abrieron la puerta para modificar el sistema monetario internacional promoviendo la sustitución del dólar promoviendo además, el uso de las digitales que hoy son uno de los principales refugios especulativos para los inversionistas globales. Pero la sociedad no quedó ahí, también avanzaron hacia acuerdos militares convirtiendo así a este grupo en un “riesgo” para el “liderazgo” mundial de los Estados Unidos.

En ese contexto, la llegada de México a los BRICS se desestimó y hasta hubo analistas que recomendaron no hacerlo. ¿La razón? La llegada de nuestro país a ese grupo representaría un riesgo para la seguridad de los Estados Unidos. En pocas palabras, que México se sume a los BRICS es proporcional a la entrada de Ucrania a la OTAN. 

Evidentemente el escenario geopolítico cambio, hoy las condiciones son otras con respecto a cuando se crearon los BRICS y justamente los tres principales actores, Rusia, China e Irán son hoy, el foco de seguridad para los Estados Unidos y permitir el anexo de México a ese bloque, sería hoy más que nunca un asunto de seguridad para un presidente que por momentos da señales de paranoia desbordada combinada con un fuerte sentimiento de fascismo y autoritarismo que genera una fórmula de peligro para la Paz mundial. 

Así que una buena manera de contener las aspiraciones de algunos y los sueños de otros para que México pudiera sumarse a los BRICS, es la presión que ejerce la administración Trump al gobierno mexicano con el combate al narcotráfico justificando con ello la aplicación de aranceles.

Y es que justo lo que Trump está buscando, es aprovechar ese flanco que, junto con la migración, pueden contener y truncar cualquier posible coalición del gobierno mexicano con el bloque de los BRICS. Cierto, México tiene relaciones con algunos de esos países, pero no como bloque, pues negociar o pertenecer al grupo implica derechos y compromisos entre ellos militares, condición que argumenta Rusia como negativa para que Ucrania pertenezca a la OTAN.

El riesgo de un escenario como este es que Estados Unidos presione todavía más al gobierno mexicano para permitir la entrada del ejército americano a “combatir” narcotraficantes, condición por la que la oposición aún mantiene sueños húmedos pues en su lógica, sería “liberador” ver al ejército norteamericano en suelo mexicano. Sin embargo, pierden de vista que ésa podría ser la chispa para encender un conflicto que no acabaría pronto y en donde no habría vencedores, al igual que como ocurre en Ucrania.

La tercera guerra mundial ya está en marcha, pese a que aún no se generaliza y los mandatarios no la nombran así por motivos estratégicos, lo que vimos entre Israel e Irán, fue una muestra de lo que se avecina, mientras que Rusia intensifica los ataques a Ucrania ante lo que ya abiertamente se ha planteado desde la Casa Blanca como un posible ataque directo a Moscú y el apoyo abierto de Trump enviando armas, mientras las tensiones entre China y Taiwán, van en ascenso ante un posible ataque desde Beijing en cualquier momento.

Un escenario del ejército estadounidense atacando al narcotráfico en Sinaloa, sería la versión de su propia guerra proxy. ¿Descabellado? No tanto, Trump está implementando la estrategia de economía de guerra para hacerse de los recursos que requiere para mitigar la deuda pública vendiendo armas al por mayor, aplicando aranceles, devaluando al dólar y especulando con las criptomonedas para evitar una catástrofe económica en su país, así que iniciar una guerra en México le permitirá la venta “formal” de armas. 

Trump se está configurando como el vendedor de armas más grande del mundo pero, de esto, hablaremos en la próxima entrega.

 

Ismael Jiménez 

@ijm14

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