#LASDOSCARASDELAMONEDA

Friendshoring, o las migajas del imperio

México ha ido adaptando su política y su diplomacia con los Estados Unidos para pasar de un nearshoring a un friendshoring, ¿pero qué significa esto? Es decir a la reubicación de cadenas de suministro hacia países aliados. | Eduardo Zerón García

Escrito en OPINIÓN el

Para nadie es mentira que la expectativa que se tenía en octubre-noviembre del 2024 sobre la posibilidad de captar la que dejaría el desacoplamiento entre Estados Unidos y China a propósito de la guerra comercial que se fragua desde hace ya años. Sin embargo, la llegada del presidente Trump a la Casa Blanca en enero de 2025 introdujo una estrategia distinta, enfocada en el reshoring, es decir, el retorno de la producción a territorio estadounidense. Esta política ha limitado parcialmente las oportunidades para México, aunque no las ha eliminado por completo.

En respuesta, el gobierno mexicano ha impulsado el desarrollo de infraestructura logística y de bienes y servicios, una necesidad largamente postergada. Un ejemplo emblemático es el Tren Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, un proyecto concebido desde la época porfirista y que, tras décadas de abandono, ha sido reactivada hasta el año pasado con una inversión significativa que incluía además expandir la red ferroviaria de pasajeros, incluyendo tramos clave como el México-Querétaro y el México-Nuevo Laredo, ante la necesidad obvia de localizar parte del comercio de parte de Estados Unidos en México, la vecindad de todos modos da ventajas, esto da cuenta que no todo está perdido y coincido.

México ha ido adaptando su política y su diplomacia con los Estados Unidos para pasar de un nearshoring a un friendshoring, ¿pero qué significa esto? El friendshoring se refiere a la reubicación de cadenas de suministro hacia países aliados que comparten valores políticos y económicos similares, con el objetivo de reducir riesgos geopolíticos y fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro. México goza de una proximidad geográfica e integración comercial con Estados Unidos a través del T-MEC, lo que le dota de una gran ventaja. 

Los gobiernos se dieron cuenta de que depender de rivales estratégicos o de regiones inestables podría poner el riesgo cadenas de suministro críticas como lo es los minerales raros o chips, ante esto, pues este concepto habla de adaptación: buena seguridad económica, que se traduce en reducir riesgos geopolíticos, resiliencia en la cadena de suministro, fortalecer alianzas estratégicas, hasta castigar o aislar a economías rivales.

México ya tiene un tratado de libre comercio que le da un marco comercial preferencial, –y que a pesar de la elección judicial– difícilmente veremos incertidumbre jurídica porque hay reglas claras en el marco del comercio internacional y por supuesto la integración también incluye disposiciones legales, medioambientales y por supuesto hubs que le dotan de una importancia estratégica como lo hace Jalisco, Nuevo León y Querétaro. 

Sin embargo, aún hay retos importantes. La falta de una política industrial definida y de incentivos fiscales específicos para el friendshoring limita seriamente el potencial. Resulta insólito que proyectos estratégicos —como el propio Tren Interoceánico—, anunciados como emblemas nacionales, hoy carezcan de presupuesto. Esa infraestructura dotaría al país de una base logística clave, pero parece haber caído en el olvido.

La corrupción y la arbitrariedad regulatoria siguen ahuyentando el capital. A esto se suma la insuficiente capacidad energética, que impide a muchos desarrollos atraer inversión. Además, los modelos de negocio actuales no ofrecen certeza jurídica ni operativa, lo cual desalienta aún más al capital extranjero. México ha buscado históricamente un acoplamiento estratégico con Estados Unidos, y más ahora que se ha convertido en su principal socio comercial, con exportaciones por 506 000 millones de dólares en 2024, superando a China y Canadá

Pero el tiempo apremia. En pocos años, los intereses estratégicos globales podrían desplazarse hacia el Ártico, donde el deshielo está abriendo nuevas rutas comerciales. Países del círculo polar como Noruega, Islandia, Dinamarca (Groenlandia), Rusia, Canadá e incluso China serán los grandes beneficiarios. El comercio internacional comenzará a confluir hacia esa región. Con ello, parecería que el tiempo para aprovechar este momento se habría reducido drásticamente, como suele decirse. “En lugar de aprovechar la bonanza, terminaríamos administrando las migajas”

MONEDA AL AIRE:

¿Si el 13 % es un éxito, en lugar del 7 %  entonces y a lo mejor se esperaba que la gente no votará?

 

Eduardo Zerón García

@EZeronG