PROGRAMAS BIENESTAR

Un nuevo derecho social en la Ciudad de México: hombres bienestar

Saludo con entusiasmo el inicio del programa Hombres Bienestar, impulsado por la Jefa de Gobierno Clara Brugada Molina, un acto de justicia que muchos esperábamos desde hace tiempo. | César Cravioto

Escrito en OPINIÓN el

El bienestar no puede tener excepciones. Si de verdad aspiramos a una ciudad de derechos universales, de justicia social real, teníamos que llegar a este punto: reconocer a los hombres de 60 a 64 años como sujetos de derechos, como población que merece también un piso mínimo de tranquilidad económica tras décadas de trabajo y esfuerzo. Por eso saludo con entusiasmo el inicio del programa Hombres Bienestar, impulsado por la Jefa de Gobierno Clara Brugada Molina, un acto de justicia que muchos esperábamos desde hace tiempo.

Durante años, los programas sociales en esta ciudad —la más progresista y solidaria del país— fueron avanzando paso a paso en la ampliación de derechos: primero las y los adultos mayores; después, las mujeres de 60 a 64 años con el programa Mujeres Bienestar. Faltaba cerrar el círculo, hacerlo verdaderamente universal. Hoy esa deuda histórica empieza a saldarse.

Como bien señaló la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, esta ciudad ha sido pionera en garantizar el bienestar como un derecho, no como un favor ni una dádiva. Aquí nació el primer programa de pensión alimentaria para adultos mayores, cuando Andrés Manuel López Obrador gobernaba la capital. Aquí surgió el compromiso constitucional con el ingreso ciudadano universal. Y ahora, una vez más, desde la Ciudad de México se envía al país un mensaje claro: en esta capital nadie debe quedarse atrás.

El programa Hombres Bienestar es más que un apoyo económico bimestral de 3 mil pesos: es un reconocimiento moral y social a miles de hombres que trabajaron toda su vida, que levantaron familias, que construyeron esta ciudad, pero que nunca cotizaron o que por las condiciones del mercado laboral quedaron fuera de un sistema de pensiones digno. Es también una medida que reconoce una realidad: la vulnerabilidad económica de quienes se acercan a la vejez sin seguridad social es enorme, y abandonarlos sería una falta imperdonable para un gobierno que dice luchar por la igualdad.

Celebro además que este esfuerzo no llega solo. Lo acompaña el programa Ingreso Ciudadano Universal para quienes tienen entre 57 y 59 años, una política de vanguardia que convierte en realidad lo que la Constitución de la Ciudad de México prometió desde su nacimiento: el derecho al mínimo vital para todas las personas. Ninguna otra entidad en el país está dando este paso.

El liderazgo de Clara Brugada es clave para entender esta política. Su visión de ciudad incluyente, su compromiso con la justicia social y su capacidad para convertir los derechos en políticas públicas concretas han hecho posible que hoy la Ciudad de México avance al segundo piso de la Cuarta Transformación. No es casualidad que bajo su gobierno se amplíen estos derechos; es resultado de una convicción profunda: que la transformación de la vida pública sólo es real cuando alcanza a todas y todos.

El bienestar empieza a temprana edad con programas como Mi Beca para Empezar o Desde la Cuna, continúa con apoyos para jóvenes universitarios y hoy abraza también a quienes dedicaron su vida al trabajo. Esa es la ruta correcta. Y es una ruta que merece ser reconocida, porque pone el ejemplo para el resto del país.

Estoy convencido de que esta política marcará un antes y un después en la protección social de la ciudad. Y también creo que este tipo de acciones son las que le dan sentido al proyecto de transformación nacional: no basta con discursos o con buenas intenciones, se requiere valor, decisión y visión de largo plazo. Clara Brugada lo entiende y lo practica.

Por eso hoy la Ciudad de México vuelve a demostrar que sí es posible gobernar con justicia y con dignidad; que sí es posible construir una ciudad donde los derechos sean verdaderamente universales.

 

César Cravioto 

@craviotocesar