OPOSICIÓN

Nuevo frente

Ante el régimen de Morena y sus aliados que avanza en la destrucción de todo lo que no se pliegue a sus intereses, nos queda nuestra voz, a partir de ahí haremos frente a las maldades del gobierno. | Ivonne Ortega

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El régimen de Morena y sus aliados avanza en la destrucción de todo lo que no se pliegue a sus intereses, así sean instituciones fundamentales, como el ya desaparecido Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, y con él la transparencia del gobierno, función que ahora estará en manos del propio gobierno, marcando un retroceso tremendo.

Sin transparencia real, es explicable que también se corriese para borrar de un plumazo una institución como el Coneval, que ha medido la pobreza en el país, y que ha participado en la implementación de las políticas públicas destinadas precisamente a abatir la pobreza, por lo cual su desaparición da carta abierta al gasto público (¿gasto electoral?).

Similar escenario se podría plantear con la desaparición de la COFECE y el IFT, estos en términos de competencia económica y de telecomunicaciones.

En medio de este desatado furor por borrar la historia para reescribirla a modo, la desaparición del Poder Judicial como lo conocemos para erigir un nuevo órgano federal de justicia imbuido de la esencia guinda pareciera sonar lógico. El poder no quiere contrapesos, desea aliados y corifeos.

Así llegamos a este domingo 1 de junio, la fecha marcada por el régimen para “elegir” una nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación, renovar la autoridad jurisdiccional electoral a nivel nacional y regional, además de magistraturas de circuito y juzgados de distrito, y el tribunal de disciplina judicial.

Juego nuevo, se diría. Morena quiere todo el Poder, para no correr el riesgo de que a alguien se le ocurra contradecir lo que el supremo gobierno manda.

Pero ese juego nuevo se definirá en una elección complicada además de compleja, en un formato que pareciera hecho para confundir a propósito, en boletas plagadas de nombres, colores y números, sin mesas de casilla y sin invalidar boletas no utilizadas. De medios de impugnación, mejor ni hablamos.

¿Qué podría salir mal?

Lo que es evidente es que el régimen no quiere correr riesgos. Las listas de candidaturas fueron convenientemente cernidas, pasaron por los filtros que el poder quiso, se ciñeron todos a estrictos controles y se les dejó entrever que deben portarse bien para tener las simpatías de quienes garantizarán la mayoría de votos.

Nadie puede decirse engañado: desde el principio el régimen apostó a una especie de pirinola electoral, con la garantía de que sea como sea terminará diciendo: “ganas todo”, pero en realidad es un “todos pierden” (menos el régimen).

Con dados cargados a favor de quien y quienes el régimen desea, con un asalto al único Poder que no se rindió y con reglas que dejaron pasar a representantes del crimen organizado como candidatos en algunas regiones, según consta en investigaciones serias, el panorama es desalentador.

¿Hay perfiles buenos entre las candidaturas? Sin duda. Pero son los menos, y lo que abunda es la operación subrepticia del régimen para “moldear” la elección. Por eso habemos quienes decidimos no participar, y denunciar.

Nos queda nuestra voz, y el deseo de seguir construyendo un mejor país. A partir de ahí, haremos frente a las maldades del régimen.

Ivonne Ortega

@IvonneOP