Este domingo 1 de junio, el régimen ha establecido un proceso electoral extraordinario para elegir desde nueve ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, más de 800 personas juzgadoras en los juzgados de Distrito y Magistraturas de Circuito, además de 2 lugares en la Sala Superior y 15 en las Salas Regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y 5 magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial.
Elección compleja, si se multiplica estos cargos por el número de personas candidatas a cada uno de ellos, y que se trata de un proceso inédito en el que todo se hace por vez primera en el ámbito de la justicia en nuestro país, quizá como preludio de lo que siga en el nivel estatal.
Miles de nombres en las boletas, tantas variables y tan pocos elementos que justifiquen este tipo de “purga” en el que, se sabe, varios nombres han sido “sembrados” por el régimen y también se han “colado” intereses incluso de grupos delincuenciales, que desde ya, promueven a sus juzgadores a modo.
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Y mientras esto ocurre con gran dosis de incertidumbre, con tantas dificultades con tal de borrar a un poder que le resulta incómodo para el régimen, además, hay un par de procesos que en paralelo también incidirán en la vida política y social de dos entidades federativas en específico. Me refiero a las elecciones de presidencias municipales, sindicaturas y regidurías en Durango y Veracruz.
En efecto, la ciudadanía de estas dos entidades federativas tendrá una jornada electiva inusual, por la coincidencia de los procesos municipales y los del Poder Judicial. ¿Habrá el mismo interés de las personas por votar por sus autoridades municipales que por personas juzgadoras, siendo este último caso la primera vez en la historia de nuestro país, y que tienen diferentes procedimientos y diferentes instancias de organización?
Son cuestiones que la mayoría oficialista quizá no tomó en cuenta, y que anticipa qué pasará cuando en un momento dado coincidan tres tipos de elección. Así ha querido hacer las cosas el régimen, que ya ha empezado a mover a su maquinaria para inducir, es decir, para promover los votos.
Sin embargo, a pesar de todos estos factores que parecieran jugar en contra de los eventos democráticos, satisfactoriamente puedo decir que en ambas entidades donde se renovarán autoridades municipales, hay casos de buena disposición y muchos ánimos de participar en la renovación de sus Cabildos.
Tuve la oportunidad de visitar algunas regiones de Veracruz, y es una realidad el carácter, buen ánimo y proyecto que impulsan mis amigos naranjas, que han impulsado las candidaturas del Teniente Carlos Cruz Orozco, Elvis Ventura, Raúl González, Farid Tannos, Christopher "El Gallo", Norberto Eduardo Toscano, el Doctor Tom y Claudia Acompa, en Minatitlán, Nanchital, Ixhuatlán, Agua Dulce, Coatzacoalcos, Catemaco, San Andrés y Santiago Tuxtla.
En Durango, tuve la oportunidad y me dio mucho gusto constatar lo bien que va la campaña de mi amigo Omar Castañeda, en Gómez Palacio.
Estos procesos, verdaderas muestras democráticas y de participación popular, sin injerencias de los Ejecutivos federal ni estatales, y sin más trasfondo que el tránsito de la representación popular de los Cabildos, mantiene vivos los procesos sociales en nuestro México.
Algo que no entiende el régimen es que nuestro pueblo vive plenamente la democracia y sabe elegir a sus gobernantes, sin necesidad de volver a las prácticas clientelares del pasado, que ahora el régimen busca revivir.
No es darse de sombrerazos por ganar una silla ni posiciones para los grupos. No es fingir que se promueve la democracia para llevar agua al molino propio. La verdadera democracia, la verdadera libertad de elección está en no revivir viejos vicios, ahora pintados de guinda.
Que el pueblo decida, sí, pero que sea en libertad y no en candidaturas a modo de quienes gobiernan. Demos vía libre al ánimo democrático de nuestros pueblos, sin simulaciones ni “movilización” con el dinero público. Y tampoco haciendo de las votaciones una simulación para “acabar” a grupos incómodos al poder.
