Cápsulas del tiempo, guardianes de las tradiciones y de las costumbres, custodios del patrimonio cultural material e inmaterial, cuidadores de los monumentos históricos y artísticos, sabedores de aquello ya no recordado, voces de conocimiento, símbolos de la comunidad, testigos del ayer, el hoy y el mañana son los pueblos originarios de la Ciudad de México.
Rincones en medio de la voraz urbanización, sobrevivientes de las políticas modernizadoras arrasantes de la tradición para construir vialidades y proyectos de vivienda para los millones de personas llegadas al valle lacustre del Anáhuac a lo largo del siglo XX, en búsqueda de una mejor vida y de mayores posibilidades de desarrollo para las futuras generaciones.
Espacios en los que aún se celebran fiestas patronales una o dos veces al año, las personas se saludan cotidianamente con los buenos días, las buenas tardes o las buenas noches, ocurren juntas comunitarias para decidir algunas cuestiones del barrio o el pueblo, se cuentan leyendas sobre sucesos inexplicables a la razón, se organizan procesiones, posadas, bailes comunitarios y la plática entre sus habitantes aún es común.
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Calles pequeñas, callejones, cerradas, vialidades con trazado irregular, algunas construcciones de adobe, una iglesia antigua y centenaria, un atrio o algún jardín, altares en algunas esquinas, esculturas talladas en piedra en las fachadas de las iglesias, locales comerciales con más de 100 años de antigüedad, árboles a gran escala, un centro comunitario con libros, fotos antiguas, y en algunos casos, vestigios arqueológicos.
Lugares donde las voces de quienes tienen más edad aún pesan, en los que quienes ahí viven se conocen por generaciones, se organizan equipos de fútbol u otros deportes, se conforman grupos musicales, se llevan a cabo rifas y sorteos, se planean festivales, entre muchas otras actividades a lo largo del año.
Esta es una muy breve descripción de la cotidianeidad de los pueblos originarios de la capital mexicana, los cuales, desde la semana pasada, cuentan con un espacio en la televisión pública local, Capital 21, para darse a conocer en El corazón de los pueblos, un programa de televisión en el que a través de las voces de quienes viven en estos rincones centenarios, se conocen los aspectos más importantes de los mismos.
En su primera temporada, el programa dará voz a un pueblo de cada alcaldía para mostrar que estos están presentes en todo el territorio de la hoy Ciudad de México y conocer las formas en que se han adaptado a la misma al paso del tiempo, así como sus costumbres, sus tradiciones, sus reconfiguraciones de las mismas y los retos a futuro para su conservación y su trascendencia.
La primera emisión ocurrió el sábado pasado, dándose a conocer el pueblo de Axotla, enclavado en los límites de las alcaldías Álvaro Obregón y Coyoacán, a través de las voces de sus habitantes, quienes explicaron su calendario de fiestas anuales, sus formas de organización, la historia de los monumentos artísticos e históricos ubicados en el pueblo, el origen de su nombre, la devoción por San Sebastián, los cambios sufridos, entre otros aspectos.
Los próximos 15 sábados del año, se presentarán programas similares a las 19 30 horas por Capital 21 para poder ser vistos en vivo o en el canal de Youtube de la emisora pública capitalina. Una ventana para conocer el patrimonio cultural de la gran ciudad y acercarse a sus rincones más profundos e íntimos, que, por qué no, merecen ser visitados y conocidos.
