La lucha por la igualdad en nuestro país data de hace muchas décadas en donde las mujeres hemos tenido que enfrentar múltiples problemas y desafíos propios de un estado patriarcal que se ha atrevido, incluso, a generar discriminación hacia las mujeres que solo buscan contar con derechos que hoy, afortunadamente, forman parte de nuestra Constitución, así como de diversas leyes.
Sin embargo, dicha igualdad, a pesar de los múltiples esfuerzos por alcanzarla, a partir de que se elevara a rango constitucional dicho principio en 2014, no logra materializarse lo que no permite a nuestra sociedad vivir con un equilibrio armónico de oportunidades y pleno desarrollo.
Un factor que ha demostrado ir abriendo la brecha a la desigualdad es sin duda la preparación educativa y especializada de las mujeres.
Te podría interesar
De acuerdo con el INEGI, las mujeres con mayor preparación cuentan con mayores posibilidades para acceder al mercado laboral lo que, además, contribuye de manera positiva con el desarrollo económico del país.
La educación y la preparación constante, tanto para hombres como para mujeres, nos brinda una serie de herramientas que nos dotan de habilidades y conocimientos para enfrentar retos, como el de lograr una igualdad sustantiva propia de un sistema democrático.
En este sentido, la educación, la preparación y la especialización son herramientas fundamentales que permiten a las mujeres empoderarse, dándoles el soporte y confianza para desafiar costumbres y normas sociales para incidir en una sociedad equitativa y con certeza jurídica.
En México, el acceso a la educación enfrenta serios desafíos principalmente en diversas regiones rurales e indígenas en donde, además, encontramos barreras sociales, económicas, culturales y hasta de infraestructura que se traduce en la limitación de un óptimo y pleno desenvolvimiento de las mujeres. La meta es clara: la educación y todo lo que ello implica debe ser atendido para brindarse en todos los rincones del país.
Otro factor que genera igualdad es que la preparación de las mujeres produce un impacto económico de manera positiva. De acuerdo con el Banco de México incrementar la participación de las mujeres en la fuerza laboral podría generar, justamente, un crecimiento en la economía nacional.
La profesionalización cada vez más especializada de las mujeres ha incidido positivamente en el entorno laboral, ya que ha impulsado a que el Legislativo tome diversas acciones que norman obligaciones a las instituciones del estado mexicano para la generación de programas para el fortalecimiento femenino, para la integración de políticas públicas y el blindaje de esquemas de no discriminación, así como de prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia de género que se incrusta en nuestra sociedad como un cáncer que impide el pleno desenvolvimiento de las mujeres.
Estas múltiples acciones y otras que se han ido construyendo con el paso del tiempo han permitido la presencia de la mujer en múltiples ámbitos sociales, culturales, profesionales, económicos y políticos.
Hoy es un hecho que contamos con un Congreso de la Unión paritario, así como que la mayoría de los congresos de las entidades federativas están integradas por mujeres. El único eslabón pendiente en la representatividad política es la desigualdad que persiste en el ámbito municipal.
La educación, la capacitación constante y la especialización son herramientas que han incidido de manera muy positiva en alcanzar una igualdad. Además, ha permitido generar auténticos liderazgos femeninos que impulsan mejores condiciones no solo para las mujeres, sino para la sociedad en general lo que se traducirá, espero que pronto, en que contemos con un país donde no existan barreras, desigualdades, discriminación o violencia y si, igualdad, oportunidades y crecimiento, enalteciendo así nuestros valores democráticos consagrados en nuestra Constitución.
