¿Fracaso o derrota? No lo podemos asegurarlo con exactitud, pero, luego de un mes intenso en los mercados financieros y los estragos ocasionados en las cadenas de valor y los puertos de carga, parece que Donald Trump reculó o, ¿se doblegó ante China?
La decisión de llegar a un acuerdo consensuado en el intercambio de aranceles entre Estados Unidos y China ¿también podría interpretarse como que Trump entró en razón? Lo cierto es que, como lo adelantamos, el nivel de los supuestos aranceles lanzados desde Washington, habían alcanzado un nivel tan ridículo que inviable ser aplicados.
En la guerra de especulaciones que este episodio también generó entre los analistas, se debatía sobre si las “medidas” de Trump le darían beneficios a sus intereses económicos o se convertiría en el principio del fin del crecimiento de los Estados Unidos.
Te podría interesar
En estos momentos, la mayor parte de las opiniones coinciden en que la reducción de la llegada de navíos provenientes de China a los puertos y el menor flujo de mercancías hacia los Estados Unidos, redujeron el flujo de transporte de mercancías. Estos factores, terminaron por incidir en la decisión de Trump para echar atrás su feroz política arancelaria.
Estos sin duda, son factores económicos de peso para recapitular sobre las decisiones tan contraproducentes para la economía norteamericana, pero, hay dos elementos más que terminaron por influir en la reversa arancelaria, el costo social y el político. Ambos factores son de suma importancia para darle continuidad al gobierno de Trump. Y es que, en las dos últimas semanas, las manifestaciones multitudinarias comenzaron a repetirse de una ciudad a otra mientras que, el congreso comenzó a dividirse y ahondar las diferencias incluso entre republicanos.
El costo político y social, parecen haber ayudado a que Trump reculara pero, a su vez, perdió ese halo hegemónico ante China. Aquí planteamos la posibilidad de que el plan arancelario fracasara y lo que hemos visto recientemente, puede ser el inicio de un nuevo panorama de la reconfiguración global como se planteó en esa entrega.
Y es que, pese al acuerdo de reducción del intercambio arancelario entre Estados Unidos y China, ese capítulo no se ha cerrado contra lo que pudieran suponer algunos, de hecho, la imposición de impuestos a las importaciones en los mercados internacionales, seguirá en marcha. Por ejemplo, la Unión Europea no quedó exenta de los acuerdos entre Washington y Pekín, por lo que se prepara para lanzar una batería de aranceles contra las exportaciones norteamericanas que llegan al viejo continente. Así que la presión arancelaria desde la Casa Blanca continuará y se mantendrá hacia otras zonas y regiones, ejemplo, el reciente embargo a las exportaciones ganaderas de México a su vecino del norte.
Donald Trump, además precisó que, la relajación de aranceles a China, no incluyen ni al sector acerero, ni la automotriz, justo los puntos medulares que detonaron la guerra arancelaria que junto con la fabricación de microchips y desarrollo de tecnologías, han dado paso a la confrontación entre las dos potencias económicas.
En este contexto, la geopolítica global, continúa reconfigurándose y las condiciones que darán forma a un nuevo orden mundial están en gestación y para ello, mucho tendrá que ver quienes lideren el desarrollo tecnológico en todas sus modalidades, el sector energético y automotriz principalmente. Ante este escenario, será interesante observar cómo se fusiona el liderazgo financiero ejercido por Estados Unidos con la locomotora industrial que representa China. Esos factores delinearán en mucho el futuro de la economía global en los próximos años.
Mientras tanto y como parte de la reconfiguración mundial, la India y Pakistán iniciaron una guerra que parece haber durado solo unos días, en tanto que Rusia y Ucrania, parece que podrían firmar a un alto al fuego con el alto costo que eso implica para el pueblo ucraniano, mientras que, en el convulso Oriente Medio, Israel arrasa con la franja de Gaza mientras la comunidad internacional guarda silencio, ante una ofensiva que busca expulsar definitivamente a los palestinos de su territorio. Todo ello mientras la cortina de los aranceles cubrieron durante poco más de 40 días lo ocurrido en esas zonas del planeta, pero de eso, hablaremos en la próxima entrega.
