AUTORITARISMO

El camino autoritario

La ley recientemente planteada por la presidenta Claudia Sheinbaum para limitar la libertad de expresión dice mucho más que cualquier opinión o suposición. | Julio Castillo

Escrito en OPINIÓN el

La ley recientemente planteada por la presidenta Claudia Sheinbaum para limitar la libertad de expresión dice mucho más que cualquier opinión o suposición. No sólo es que criminalice (explícitamente) a quien exprese (bajo cualquier medio) algo que no le guste al gobierno, es que incluso hace juez al presidente de la República con la creación de una agencia de transformación digital bajo la tutela del Ejecutivo. Ahora sí aplica la frase que copió Sheinbaum de su antecesor y “fuera máscaras” aquí todo va quedando claro… aunque la “pausen”, aunque lo nieguen e incluso aunque la cambien, es imposible creer que nadie en la presidencia de la República o entre los senadores oficialista notó el artículo 109 para bloquear plataformas digitales, además de todo el espíritu de la leyalgunos comentarios al respecto: 

  • El acoso sistemático a medios de comunicación y periodistas críticos no es nuevo en el mundo. Así como en otras etapas autoritarias de la historia, se normaliza desde el poder el ataque a la prensa, ya sea mediante campañas de desprestigio, presiones fiscales o restricciones legales. La ley propuesta para limitar la expresión en medios y redes sigue una lógica similar a la de Hitler en 1933, Mussolini en 1925 o Chávez en 2004: disfrazar de “protección social” o “seguridad nacional” el silenciamiento de toda voz incómoda.
  • La crítica desde las ruedas de prensa matutinas también ha sido método de intimidación. Siguiendo la práctica de las “mañaneras” de su antecesor, Claudia Sheinbaum ha utilizado sus conferencias de prensa como un espacio no de rendición de cuentas, sino de linchamiento público a quienes se atreven a disentir. La mención nominal de periodistas, analistas, empresarios o líderes de la oposición crea un ambiente de hostilidad que normaliza la persecución política.
  • La transformación digital que propone es una forma de control absoluto que lejos de modernizar el Estado busca con la creación de la “Agencia de Transformación Digital” que el mando presidencial cuente con una herramienta para espiar, censurar y manipular plataformas de comunicación. Como en Rusia o Turquía, el pretexto de “seguridad nacional” o “soberanía tecnológica” esconde la intención de cercar la conversación pública y perseguir a opositores.
  • El camino autoritario de Sheinbaum no empezó con esta ley. Empezó cuando consolidó la destrucción de los órganos autónomos, desde su antecesor que acabó con la autoridad electoral colonizándola y con los cierres de las instituciones para evaluar a los maestros y para garantizar la transparencia. 
  • La reforma al Poder Judicial zanjó la intención por completo y se volvió innegable la vocación autoritaria, y ahora que vemos en campaña a los impresentables afines a Morena a los que incluso los fanáticos acérrimos del sistema han denunciado por vínculos con el crimen organizado. Nadie puede decir que no son autoritarios
  • Y hay un factor más evidente y más importante que los anteriores, el uso del Ejército para todo. No es un tema de combatir al crimen organizado (y si lo fuera el fracaso es notorio), es un tema de control marcial. México sigue el patrón de otros países donde el fortalecimiento militar en tareas civiles precedió al autoritarismo abierto. Así ocurrió en Venezuela, donde Hugo Chávez militarizó la administración pública; en Egipto, donde Abdel Fattah al-Sisi reconstruyó un régimen militar disfrazado de civil; y en Turquía, donde Erdogan utilizó a las fuerzas armadas para sofocar protestas y concentrar poder. En México, el Ejército ya maneja aeropuertos, aduanas, trenes, bancos y hasta obras públicas estratégicas, consolidándose no como garante de la democracia, sino como un brazo operativo del régimen.

Las señales están ahí, visibles para quien quiera verlas, y se acumulan día tras día como advertencias ignoradas. Sólo la movilización social y las fracturas internas han detenido, por ahora, el avance totalitario, pero la dinámica autoritaria ya es el pulso dominante.

Los mismos que hace años rasgaban vestiduras ante errores menores hoy agachan la cabeza para aplaudir leyes que ellos mismos habrían condenado. Se mimetizaron con aquello que decían combatir y lograron algo más grave: ser aún más autoritarios, más cínicos y más destructivos que cualquier gobierno anterior.

La historia enseña que las libertades no se heredan ni se preservan solas: se conquistan y se defienden todos los días con la palabra, con la acción y con la valentía de quienes no están dispuestos a arrodillarse. Ahora es ese tiempo. Ahora es nuestro turno.

 

Julio Castillo

@JulioCastilloL