ESCUELAS DE CÓDIGO CDMX

¿Y si enseñar a programar fuera como contar historias?

Codificar es imaginar, anticipar escenarios, construir una lógica, no se trata solo de fórmulas abstractas, sino de creatividad, estructura y curiosidad. | Fabiola Peña

Escrito en OPINIÓN el

En México solemos ser duros con nuestro sistema educativo, pero a veces conviene mirar las cosas con otros ojos. El estudio más reciente de la OCDEMentes Creativas, Escuelas Creativas (2024), colocó a las y los estudiantes mexicanos en una posición destacada en cuanto a su capacidad para resolver problemas de manera creativa. Sí, leíste bien: salimos bien evaluados. Y eso, más que un halago, es una ventana de oportunidad.

Porque si algo revela la capacidad de resolver problemas, es que hay materia prima para pensar distinto. Para desaprender algunas formas rígidas de enseñar y explorar otras que sí conecten con las habilidades reales de las y los jóvenes. Y aquí es donde entra un hallazgo que a mí, personalmente, me emocionó: una adolescente que estaba por comenzar un curso de programación me dijo, sin dudar, que “codificar es como contar una historia”. Y tiene razón. Codificar es imaginar, anticipar escenarios, construir una lógica. No se trata solo de fórmulas abstractas, sino de creatividad, estructura y curiosidad.

Este tipo de entendimiento se está cultivando en espacios como las Escuelas de Código CDMX, donde se enseña programación de forma gratuita a jóvenes y adultos con ganas de aprender y crecer. No solo se trata de adquirir habilidades técnicas, sino de abrir nuevas formas de pensar, de crear y de resolver. No es casual que este tipo de iniciativas estén floreciendo justo cuando el mundo está cambiando de piel digital.

Además, pensar en el código como una herramienta creativa puede ayudar a derribar miedos. Muchas veces se piensa que la programación es solo para personas “muy buenas en matemáticas” o “súper técnicas”, cuando en realidad se puede aprender desde la intuición, el juego y la curiosidad. Hay quienes aprenden a programar escribiendo pequeños videojuegos, diseñando soluciones para su comunidad o simplemente resolviendo acertijos en línea. Si México ya tiene estudiantes que destacan en pensamiento creativo, entonces enseñarles a programar es solo cuestión de darles el espacio y los medios.

Y es que enseñar código no se trata de formar a miles de ingenieros —aunque claro que eso también suma—, sino de ofrecer una nueva alfabetización para el siglo XXI. Así como aprendemos a leer y escribir para comunicarnos y comprender el mundo, aprender a codificar puede ayudar a entender cómo se construye la tecnología que usamos todos los días. Desde cómo funciona una app de transporte hasta cómo se filtra la información en redes sociales, todo está mediado por lógica, estructuras y decisiones que podemos enseñar desde la escuela.

La buena noticia es que ya existen experiencias exitosas. La Escuela de Código en la Ciudad de México es un ejemplo de lo que puede lograrse con voluntad política, colaboración con empresas y confianza en la capacidad de la gente. Con cursos gratuitos y alianzas con organizaciones como Meta y Google, este programa ha demostrado que se puede acercar el conocimiento a quienes quieren aprender, sin importar su origen o condición. Tal vez, si dejamos de pensar en la programación como algo técnico y la vemos como una forma de expresión —como contar una historia—, podamos construir un modelo educativo más justo, más creativo y, sobre todo, más nuestro.

Fabiola Peña

@FabiolaPena