El próximo lunes 31 de marzo conmemoraremos el Día Internacional de la Visibilidad Trans, una fecha con la que se busca reconocer y celebrar a las personas trans, así como concienciar sobre los desafíos que enfrentan las personas de este sector de la población de todo el mundo.
Este día fue establecido por la activista trans Rachel Crandall en 2009, en Michigan, Estados Unidos, como una respuesta a la ausencia de alguna fecha para reflexionar sobre las violencias y discriminación, pero también para destacar los logros, la resistencia y la existencia de esta comunidad. A diferencia del Día de la Memoria Trans, que recuerda a las víctimas de la transfobia, este día se centra en la celebración y el reconocimiento.
Aunque en México ha habido algunos avances, la visibilidad trans sigue siendo un desafío en muchos aspectos.
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En mi columna titulada "Violencia de género en México: una lucha persistente por la justicia para la comunidad LGBT+", compartida a través de este medio en enero de 2024, señalaba que durante las primeras semanas de ese mes habíamos sido testigos de atroces asesinatos de seis mujeres trans, de las cuales tres de ellas eran defensoras de derechos humanos.
Estos casos se sumaron al de Paola Buenrostro, una mujer trans asesinada en la Ciudad de México en 2016, y el de Itzel Durán, quien fue brutalmente atacada en Guanajuato en 2023, han sido recordatorios dolorosos de la impunidad y la falta de justicia para las personas trans en el país.
Lamentablemente, el país sigue ocupando uno de los primeros lugares en América Latina en crímenes de odio contra personas trans. De acuerdo con organizaciones como Letra S y la Red de Juventudes Trans, los asesinatos de personas trans en México suelen estar marcados por una brutalidad extrema, lo que evidencia el alto nivel de violencia y odio hacia esta comunidad.
El acceso a derechos básicos sigue siendo una batalla constante. La discriminación laboral es uno de los problemas a de las problemáticas más graves que enfrenta la población trans en México. A muchas personas trans se les rechaza en espacios de trabajo por su identidad de género y, ante la falta de oportunidades, recurren al trabajo informal o al trabajo sexual como única forma de sustento. A esto se suma la dificultad de acceder a atención médica adecuada, pues a menudo se enfrentan a personal de salud que no está capacitado para atender a personas trans o que, en algunos casos, incluso se niega a brindarles servicio.
Se debe resaltar que el desconocimiento, la falta de capacitación y compromiso de algunas servidoras y servidores públicos provoca que las personas trans no se sientan dentro de un ambiente seguro, protegido y respetuoso.
No obstante, también ha habido avances significativos en los últimos años. La Ciudad de México ha sido pionera en el reconocimiento de los derechos de las personas trans, permitiendo el cambio de identidad de género en documentos oficiales desde 2008. Además, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha emitido fallos clave para garantizar el reconocimiento de la identidad de género de personas trans en todo el país.
En el ámbito cultural, deportivo y político, algunas figuras trans han logrado abrir camino y generar espacios de representación. Tal es el caso de Salma Luévano y María Clemente García, quienes en 2021 se convirtieron en las primeras diputadas trans en la Cámara de Diputados, marcando un hito en la historia legislativa de México.
En el mundo del espectáculo, activistas como Morganna Love, cantante y actriz, ha utilizado su visibilidad para hablar sobre la discriminación y los derechos de las personas trans. A ella se ha sumado la influencer Wendy Guevara que, tras su participación en un reality show provocó que las personas trans fueran más visibles en otros rubros donde anteriormente no eran reconocidas.
Pero también hemos visto el caso reciente de Karla Sofía Gascón, quien se convirtió en la primera mujer trans en ser nominada a mejor actriz en la pasada edición de los premios de la Academia. En este caso, pudimos ver distintos mensajes de odio que recibió al ser señalada por su identidad de género y por supuestamente "ocupar el lugar de una mujer", lo que evidencia la persistente transfobia en diversos sectores de la sociedad.
Sin embargo, la visibilidad trans no debe quedar en manos de figuras públicas; es una responsabilidad colectiva. Tal y como lo referí en mi columna anteriormente mencionada, para que las personas trans tengan acceso a una vida digna y libre de violencia, es necesario impulsar políticas públicas que garanticen su inclusión en el ámbito laboral, educativo y de salud. Las empresas pueden desempeñar un rol clave mediante la puesta en práctica de políticas de inclusión y capacitación en diversidad. La educación con perspectiva de género es fundamental para erradicar la transfobia desde edades tempranas, y los medios de comunicación deben asumir la responsabilidad de narrar historias trans desde una perspectiva de respeto y dignidad.
Construir un entorno seguro y respetuoso para todas las personas, sin importar su identidad de género u orientación sexual, requiere un esfuerzo conjunto entre la sociedad y el gobierno.
El Día Internacional de la Visibilidad Trans no debe ser únicamente una fecha conmemorativa; debe ser un recordatorio de que aún queda mucho por hacer. Visibilizar a las personas trans implica reconocer su existencia y garantizar que puedan vivir sin miedo, con derechos y oportunidades. La lucha por la igualdad de género no puede ser completa sin la inclusión plena de las personas trans, y es tarea de nosotros como sociedad contribuir a un mundo más justo e igualitario para todas las identidades de género.