TEUCHITLÁN

¿Colusión y corrupción de la autoridad en Jalisco?

Los hechos lamentables ocurridos en el rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, deja entrever el grado de colusión y corrupción de la autoridad municipal y estatal del estado de Jalisco. | César Gutiérrez Priego

Escrito en OPINIÓN el

Los hechos lamentables ocurridos en el rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, deja entrever el grado de colusión y corrupción de la autoridad municipal y estatal del estado de Jalisco. Hoy haremos un análisis sobre los hechos que son tergiversados por los derechistas, sin tomar en cuenta la comisión por omisión de esos funcionarios.

La noticia criminal comenzó cuando se presentó un enfrentamiento durante un operativo el pasado 18 de septiembre de 2024, en el operativo fueron detenidos 10 sujetos en el rancho La Estanzuela, a inmediaciones de Teuchitlán, que está aproximadamente a 6 kilómetros del rancho Izaguirre (no corresponde al mismo lugar). En esta incursión se logró indagar que existía un grupo delictivo que se dedicaba a reclutar y adiestrar a jóvenes para integrarlos a su grupo delictivo. Como dato adicional, la Fiscalía de Jalisco informó que dos secuestrados fueron rescatados y se halló un cadáver, así mismo, los presuntos delincuentes fueron imputados por los delitos de 1) homicidio calificado, 2) desaparición cometida por particulares, 3) delitos cometidos contra representantes de la autoridad y 4) tentativa de homicidio agravado. 

Por todo lo que implica, es necesario conocer cuáles fueron las acciones y medidas que realizaron los siguientes funcionarios, ante el pueblo de México:

1. Comandante V R.M. 

2. Comandante de la 15/a. Z.M. 

3. Gobernador del Estado de Jalisco.

4. Fiscal del Estado de Jalisco y Ministerios Públicos.

5. Secretario de Seguridad Pública del Estado de Jalisco.

6. Policía de investigación.

De acuerdo con sus funciones, atribuciones y facultades, no es creíble que ninguna autoridad se haya podido percatar de los movimientos del grupo delictivo que operaba. Cabe señalar que no es la primera vez que suceden este tipo de hechos, recordemos que en el año 2013 desaparecieron en Tlajomulco de Zuñiga dos agentes de Seguridad Física de Petróleos Mexicanos con todo y vehículo, en aquellos días esta área estaba infestada de grupos armados.

También debemos recordar que durante la guerra de Calderón, se hallaron diversos campamentos de adiestramiento clandestino en Tamaulipas, que se ubicaban principalmente en Soto la Marina, Altamira, San Fernando y Valle Hermoso, y así innumerables de lugares donde el ejército ha encontrado narco laboratorios, campamentos y fosas clandestinas, a lo largo del país. 

Incluso, hubo un reclutamiento que se realizó en la famosa Plaza Toreo, en donde únicamente le daban entrevista a personal que había pertenecido a Fuerzas Especiales, y que supuestamente serían contratados para una empresa de seguridad, la cual, por la forma de entrevistar muchos militares se dieron cuenta que era falsa y eran reclutadores para el crimen organizado.

Hoy con todas las precariedades, sin medios y sin presupuesto, los miembros de Guerreros Buscadores de Jalisco, una organización civil conformada por familiares de desaparecidos por la violencia, ingresaron al terreno y encontraron restos óseos en fosas clandestinas e indicios de cuerpos calcinados. Al interior del Rancho Izaguirre, este colectivo encontró hornos crematorios, droga espolvoreada y objetos personales como ropa, mochilas, libretas, entre otros, por lo que estos servidores públicos probablemente cometieron el delito de Comisión por Omisión

En una entrevista la líder del Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, Indira Navarro, compartió el testimonio de un joven que fue víctima del reclutamiento en el Rancho Izaguirre, quien mencionó lo siguiente:

“…

Primera fase: Contacto y traslado al Rancho Izaguirre

Navarro dijo que, de acuerdo la víctima, los jóvenes asistían a la central de autobuses de Guadalajara con engaños de ofertas de trabajo –como electricistas, ayudantes generales, etc.– publicadas en Facebook. Llegando al lugar, les avisaban qué vehículo los recogería; al subir los despojaban de sus pertenencias y les vendaban los ojos. Hacían un recorrido de aproximadamente una hora para arribar al centro de reclutamiento y exterminio en Teuchitlán.

Adiestramiento criminal, nombramientos y castigos

Dentro del rancho acomodaban a los jóvenes en fila y les asignaban un apodo con el que les pasaban lista: “Yo conté poco más de 200 personas cuando llegamos", dijo el sobreviviente. Navarro relata que, en esta primera fase, los reclutados eran sometidos todo el día a un entrenamiento físico extremo con llantas de autos, simulaciones de combate (con gomas de gotcha), pasos pecho tierra bajo alambres de púas, laberintos, etc.  Si los jóvenes se quejaban, se caían o fallaban en los ejercicios, los mataban. Durante la noche dormían en un cuarto con techo de lámina, una lona en el suelo y una cobija para 10 personas: “Dormíamos como taquitos, como cucharita”, contó el sobreviviente a Navarro. También relató que había pocas mujeres reclutadas, pero casi ninguna lograba completar el entrenamiento inicial.

Las fosas clandestinas

Los cuerpos de los reclutados asesinados eran llevados a un cuarto llamado “La Carnicería”, donde los desmembraban para meterlos a los hornos crematorios clandestinos, hechos por los mismos jóvenes con piedras y ladrillos: “Hacíamos una cama de piedra, echábamos gasolina y quemaban los cuerpos ahí. El horno se usaba varias veces”.

Segunda fase: La Escuelita 

Si lograban completar el primer entrenamiento, con una duración aproximada de 30 días, los mandaban a la guerrilla en colindancias como Zacatecas y Michoacán: “Si la librabas, ya te mandaban al segundo nivel que era ‘La Escuelita’”, comentó a Navarro. En este nivel los jóvenes trabajaban con exmilitares para un entrenamiento más difícil y especializado. 

La última parada

De acuerdo con las declaraciones de la víctima, si los reclutados lograban sobrevivir al segundo nivel, eran enviados con “los jefes” a la sierra, sin comunicación alguna: “Éramos los mejores elementos, pero de 200 quedábamos 30”. Cuando llegaban a lugares como Zacatecas y mataban a la cabecilla del grupo, los jóvenes tenían oportunidad de escapar.  Navarro dijo que el centro de reclutamiento funcionó durante más de tres años, con una rotación constante y una cantidad incalculable de personas calcinadas. De acuerdo con los informes, las autoridades municipales de la administración pasada ya habían encontrado el predio, sin embargo, no presentaron ningún reporte que coincidiera con los hallazgos del Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco.  La líder del colectivo aseguró que las autoridades fiscales de la administración actual están comprometidas para colaborar con la investigación del caso, mientras los peritos forenses trabajan con la evidencia encontrada…”

Al día de hoy existen muchas dudas que se deben de despejar y comenzar una operación enjambre como la que realizó el Tte. Cor. Castañeda Camarillo, para restablecer el orden en Jalisco. 

Por último, la sociedad jalisciense está muy dolida por esta noticia, ya que durante años se denunció la desaparición forzada de jóvenes, siendo ignorados y recriminando por el gobernador Alfaro. Hoy es obligado que esta nueva administración y el gobierno de la República, investiguen y den con los responsables. Caiga quien caiga. 

César Gutiérrez Priego

@cesargutipri