MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS

Siguen las tensiones entre México y EU

Estados Unidos y México viven una etapa marcada por tensiones crecientes entre Donald Trump y Claudia Sheinbaum por diferencias en materia comercial, migratoria y de seguridad. | José Luis Castillejos

Escrito en OPINIÓN el

Estados Unidos y México viven una etapa marcada por tensiones crecientes entre Donald Trump y Claudia Sheinbaum Pardo por diferencias en materia comercial, migratoria y de seguridad.

Esos temas han vuelto a ocupar el centro del diálogo bilateral, obligando a replantear estrategias para preservar la estabilidad entre dos países profundamente interdependientes.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha reiterado que México no cederá ante amenazas ni decisiones unilaterales. 

El reciente anuncio del gobierno estadounidense sobre posibles aranceles a productos mexicanos encendió las alarmas en sectores económicos mexicanos. 

La reacción en México fue inmediata: desde la Ciudad de México, la mandataria recibió un amplio respaldo de empresarios, productores, sindicatos y organizaciones sociales que cerraron filas para defender el comercio justo y la soberanía económica.

Durante un acto público, el último fin de semana, Sheinbaum insistió en que la respuesta de México será firme, basada en el respeto mutuo y el cumplimiento de los compromisos adquiridos en el marco del TMEC. Aseguró que el país está preparado para enfrentar cualquier escenario, incluso aquellos motivados por presiones políticas. Reiteró además que no se permitirá que se utilice el comercio como instrumento de chantaje.

El TMEC sigue siendo una pieza estratégica para ambos países, con un intercambio comercial que supera los 800 mil millones de dólares anuales. 

Pese a su importancia, la administración Trump ha insinuado su intención de revisar ciertos términos del acuerdo, argumentando afectaciones a la industria estadounidense. México ha respondido con claridad: no hay espacio para renegociaciones unilaterales ni imposiciones que distorsionen las reglas del acuerdo trilateral.

A la par, el tema migratorio se mantiene en el centro de la agenda. La política de Trump ha endurecido el control fronterizo y se ha reactivado la presión hacia México para contener los flujos migratorios. 

Mientras tanto, el gobierno mexicano insiste en que el fenómeno migratorio no puede enfrentarse con muros ni operativos, sino con desarrollo regional, inversión en los países expulsores de población y respeto pleno a los derechos humanos de quienes transitan por territorio nacional.

Otro eje de tensión es la seguridad. Washington exige mayor colaboración en el combate al tráfico de drogas, especialmente de fentanilo, mientras México reclama que Estados Unidos debe frenar el ingreso de armas ilegales que nutren al crimen organizado. La cooperación continúa, pero los enfoques siguen siendo distintos.

En medio de este escenario, México se posiciona como un actor estratégico para las cadenas de valor en América del Norte. El “nearshoring” —el proceso de relocalización de empresas— ha reforzado el atractivo del país como destino de inversión, pero también lo expone a nuevos riesgos si la tensión con Estados Unidos escala.

La presidencia de Claudia Sheinbaum ha dejado claro que se actuará con firmeza, pero sin romper los puentes diplomáticos. Su postura ha sido respaldada por diversos sectores que ven en ella un liderazgo con capacidad para enfrentar presiones externas sin renunciar a los principios de soberanía y justicia social.

México y Estados Unidos están condenados a entenderse. Las diferencias actuales no niegan la profundidad de los vínculos económicos, sociales y culturales que los unen. 

Lo importante será mantener el equilibrio entre cooperación y dignidad, sin retroceder ante amenazas ni abandonar la ruta del diálogo firme y respetuoso.

 

José Luis Castillejos

@JLCastillejos