El AI Action Summit, celebrado en París los días 10 y 11 de febrero de este 2025, reunió a líderes mundiales, expertos en inteligencia artificial (IA) y representantes de la academia y la sociedad civil de más de 100 países para abordar los desafíos y oportunidades que plantea esta impresionante y hasta ahora inasible tecnología. En consonancia con el marco del derecho internacional, pues las declaraciones finales se hicieron respetando el Pacto de París por las Personas y el Planeta, y los principios que dicen que los países deben ser propietarios de sus estrategias de transición, el documento publicado al final de la reunión indica de manera general que las acciones que se proponen se basan en el uso de la ciencia y en la búsqueda de soluciones centradas en modelos de IA abiertos a que cumplan con las normas de todos los países.
La cumbre se centró en cinco temas principales: cómo usar la IA para el bien público; el impacto de la IA sobre el trabajo; cómo es que la IA está transformando las actividades creativas, la expresión artística y las formas en las que interactuamos con la cultura; la importancia de establecer estándares y regulaciones para garantizar que la IA se utilice de manera responsable y que se protejan los derechos y la privacidad de las personas; y sobre la gobernanza de la IA, se discutió la necesidad de una cooperación internacional para abordar los desafíos globales que plantea esta tecnología. Todos estos temas son importantes, entre muchos otros que también deben abordarse ante la irrupción de la IA en todos los ámbitos de la vida.
Hay que reconocer el esfuerzo realizado por el país anfitrión para preparar esta reunión de manera seria y responsable, pues organizó varios grupos de trabajo con meses de anticipación. Allí se abordaron algunas de las preocupaciones latentes en el ecosistema de la IA, como el hecho de que su actual evolución ha incrementado las distancias y las oposiciones entre quienes controlan el desarrollo y la implementación de la IA, y quienes la usan para todo tipo de propósitos. También se trató el tema de que el desarrollo de la IA se concentra en un pequeño círculo de poderosos actores privados, generando riesgos por la alta concentración de poder en dichos actores y por la posible pérdida de soberanía de los países que no tienen ninguna influencia en esta tecnología clave. Igualmente se abordó el tema de la pérdida de oportunidades para resolver problemas sociales clave, como la lucha contra el cáncer, debido a la fragmentación de las iniciativas de inteligencia artificial de interés público y la escasez de apoyos y datos adecuados.
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Con estos antecedentes el gobierno francés planteó, previo al inicio de la cumbre, la necesidad de crear una nueva plataforma mundial que pueda servir de incubadora de inteligencia artificial al servicio del interés público, de soluciones independientes, de acceso abierto o de acceso controlado en función de los recursos, y que garantice a los usuarios el uso soberano de la tecnología.
Al menos en cuanto a este último punto, la cumbre resultó exitosa pues se anunció la puesta en marcha de una importante plataforma e incubadora de IA de interés público para apoyar, amplificar y disminuir la fragmentación entre las iniciativas públicas y privadas existentes en materia de IA de interés público y abordar las brechas digitales. La Iniciativa de IA de interés público sostendrá y apoyará los bienes públicos digitales y los proyectos de asistencia técnica y desarrollo de capacidades en datos, desarrollo de modelos, apertura y transparencia, auditoría, computación, talento, financiación y colaboración para apoyar y cocrear un ecosistema de IA confiable que promueva el interés público de todos, para todos y por todos.
La cumbre también se declaró, a la letra, a favor de reforzar la diversidad del ecosistema de la IA, proponiendo un enfoque abierto, inclusivo y de múltiples partes interesadas que permitirá que la IA se base en los derechos humanos, esté centrada en el ser humano, sea ética, segura y digna de confianza, al tiempo que subraya la necesidad y la urgencia de reducir las desigualdades y ayudar a los países menos favorecidos en el desarrollo de capacidades de inteligencia artificial.
Todo lo anterior es elemental porque define un marco civilizado y responsable para el desarrollo de la tecnología que está cambiando el mundo de una manera jamás vista. La cumbre fue un paso muy importante en el camino correcto, pero hay que decir que no será suficiente. De hecho, la declaración no fue firmada ni por los Estados Unidos ni por el Reino Unido, lo cual es preocupante porque el primero es el país que alberga a las corporaciones más importantes y poderosas en el desarrollo de la inteligencia artificial, y que está estrenando un gobierno que en cualquier momento puede sorprender con acciones completamente insospechadas.
La incertidumbre es muy grande ante la evolución acelerada de la IA y los desafíos de la humanidad para controlar y adaptarse a dicha tecnología son enormes. Seguiremos muy atentos.