A menudo mi abuela me platicaba de los pobres, y me aconsejaba que debíamos estar con ellos. Son quienes apenas prueban un bocado al día o ninguno, me decía, los que no tienen casa, los que carecen de empleo, o los que lo conservan y no les alcanza para vivir; los que viven en la marginalidad, los que andan en la calle mendigando. Rondaba los cinco años y no alcanzaba a comprender lo que significaba la palabra: pobreza.
A mis casi veinte años, tuve mi primer caso donde una persona llevaba un mes sin empleo por haber sido despedida. Cuando tomaba los datos para la demanda me atreví a comentarle que había una gran crisis en nuestro país. La esposa del trabajador que atendía me dijo en tono alto:
“Usted no sabe lo que es la crisis. Tener dos hijos, despertar y encontrarse con la alacena y el refrigerador completamente vacíos, y no poder darles nada de comer a ellos, es la impotencia pura”.
Ahora que me entero lo mal que nos fue en materia de empleo durante el año de 2024, sólo puedo imaginar lo que debe significar la desesperación de un trabajador, de cientos, miles de ellos, desempleados o no, a quienes las circunstancias los obligan a retirar dinero de su cuenta de Afore, destinada a su jubilación.
Para comprender la magnitud, tenemos que imaginar una fila de un millón 717 mil 502 personas trabajadoras que, en México durante 2024, se atrevieron a sacar dinero de su retiro jubilatorio.
¿Cuánta sería la tristeza o desesperación en sus rostros formados en una fila para quitarse una protección que les aseguraba tener recursos para subsistir después de los 60 años? No lo digo lastimosamente, es lo que representan esas decisiones cuando los bolsillos se encuentran vacíos.
La información que tomo de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) dice que esas personas que se formaron en la larga fila fueron a retirar un promedio de 17 mil 890 pesos cada una.
Para los señores de las sumas, los retiros significaron un total de 30 mil 727 millones de pesos. Es la cifra que representó esa complicada decisión. ¿Qué significa esa cantidad? Es equivalente al presupuesto que destinará la Ciudad de México en apoyo al transporte público y al Metro durante el año de 2025.
Esta cifra (30 mil 727 millones de pesos) fue superior, en un 7.64%, a la reportada en 2023, lo que nos puede dar una idea de la gravedad en la que se encuentran muchos mexicanos. Pero ¿qué pasa con aquellos que carecen de empleo, nunca han cotizado y no tienen dónde retirar? ¿Cómo le hacen para comer, para pasar algunos días con un bocado seguro?
Únicamente en el mes de diciembre de 2024 se formaron en la larga fila 150 mil 332 trabajadores, una cifra superior en 11.28% con relación al mismo mes del año 2023.
Acuérdese que tan sólo en diciembre de 2024, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó la pérdida de 405 mil 259 empleos formales, la mayor caída para un mismo periodo desde 1997, cuando el organismo inició a tener registros.
La Afore Coppel fue la administradora con el mayor monto en retiros por desempleo al acumular 5 mil 992.71 millones de pesos, 5.33% más que en 2023.
Le siguieron Afore Azteca y Banamex, con 5 mil 243 y 5 mil 144 millones de pesos, respectivamente. Los datos del regulador indican que PENSIONISSSTE fue la administradora con el menor monto, al tener apenas 101.87 millones de pesos en retiros por desempleo.
Una de las consecuencias negativas de los retiros de desempleo es la acelerada disminución en las semanas cotizadas, que a la postre, cancela el saldo que se ahorra para la pensión.
Esta columna se la dedico a mi abuela paterna María Luisa de la Torre, quien me enseñó a conocer a los pobres, y a entender que existen, por más que los técnicos de la esperanza los quieran ocultar.