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USAID ¿el fin de la cooperación internacional?

La cooperación internacional, pese a sus desafíos y usos políticos, es una herramienta para equilibrar las asimetrías internacionales derivadas de un sistema económico injusto. | Cristopher Ballinas Valdés

Escrito en OPINIÓN el

Los recientes rumores y controversias en torno a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) han desatado un debate sobre la necesidad y pertinencia de la asistencia internacional para el desarrollo, y que merece una revisión.

La idea original de la cooperación era equilibrar las asimetrías económicas y de desarrollo creadas por la hegemonía de algunos países, al tiempo de crear condiciones e incentivos que permitieran cimentar desarrollos sostenidos. La cooperación se convirtió en la base de muchos intercambios entre países e incluso en la columna vertebral de muchos instrumentos internacionales. Sin embargo, no estuvo exenta de críticas y controversias debido a los limitados recursos de los países y las agendas políticas nacionales que han afectado los objetivos de política exterior. Elinor Ostrom, premio Nobel de Economía, llamó "el dilema del samaritano", al analizar cómo la cooperación al desarrollo puede generar incentivos contraproducentes debido a las estructuras institucionales de las agencias que la llevan a cabo.

Además, USAID y muchas de las 300 organizaciones intergubernamentales y 25,000 organizaciones no gubernamentales también perseguían el objetivo político de alinear a los gobiernos e instituciones de los países en desarrollo con los ideales de la economía y la democracia liberales. USAID fue creada por John F. Kennedy en 1961, en un contexto de reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, en plena Guerra Fría. Su objetivo formal era administrar la asistencia exterior de EU, enfocándose en el desarrollo social y económico de los países en desarrollo, fortalecer la gobernanza democrática y promover oportunidades económicas. Pero fundamentalmente tenía una misión política, ya que buscaba enfrentar los cambios políticos y el avance del comunismo, así como limitar la influencia de otras potencias a través de apoyos económicos. 

Está bien documentado que estas organizaciones operaban junto a instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que condicionaban su apoyo económico a cambio de que instituciones nacionales facilitaran el desarrollo de negocios de los países financiadores. En muchos casos, estas organizaciones respaldaron grupos e instituciones que promovían agendas políticas específicas, manteniendo cierto control sobre gobiernos no simpatizantes. Un ejemplo reciente son las acusaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador de que USAID financiaba a grupos opositores en México, así como la amplia documentación existente sobre el papel de la agencia para movilizar una agenda política en países en desarrollo. 

La fortaleza de USAID radicaba en su capacidad para actuar como el brazo político del Departamento de Estado estadounidense, presionando a muchos gobiernos para adoptar la agenda política de EU. Este esquema fue copiado por otras agencias de cooperación de varios países europeos, así como de la Unión Europea, las cuales tampoco no han sido ajenas a las presiones políticas, sobre todo en proyectos controvertidos a nivel nacional que han permitido el avance de agendas y personajes políticos que se oponen a ellas.

Por lo tanto, no es sorprendente que los rumores sobre el posible cierre de USAID, una decisión que afectaría la labor en más de 120 países, hayan sorprendido a muchos. La agencia se había desarrollado de manera independiente, a veces en contra de los intereses del presidente de EU, apoyando en los últimos años agendas controvertidas para el grupo actual en el poder. Por ello, no es de extrañar el desmantelamiento de una agencia que fue útil para los intereses estadounidenses, ya que el presidente actual está acostumbrado a personalizar las decisiones y presentarlas como una estrategia publicitaria para reforzar su imagen como una figura dispuesta a tomar decisiones drásticas, en lugar de trabajar a través de una burocracia que él considera extremadamente empoderada y contraria a sus intereses.

La cooperación internacional, pese a sus desafíos y usos políticos, es una herramienta para equilibrar las asimetrías internacionales derivadas de un sistema económico injusto, así como para enfrentar grandes desafíos actuales que afectan desproporcionadamente a los países y regiones, como la migración, la tecnología y el cambio climático. Diversas agencias de cooperación han desempeñado roles cruciales en este sentido. Por ello, ante posibles amenazas de reducción o expansión de las agencias de cooperación, o ante los rumores de cambios drásticos en su funcionamiento, es fundamental recordar la importancia de estas instituciones y abogar por enfoques que refuercen sus misiones originales, asegurando que continúen siendo una fuerza positiva para promover el desarrollo equitativo en el mundo.

Cristopher Ballinas Valdés

@crisballinas