SISAL

“Donde hay humo, hay fuego”: señales del despojo desde Sisal, Yucatán

En Sisal la propagación de proyectos constructivos e inmobiliarios, orientados por el valor turístico, que el estado de Yucatán promueve como desarrollo, son un peligro real, latente, que como fuego transforman el paisaje. | Federico de Tavira Leveroni*

Créditos: Foto: Federico de Tavira
Escrito en OPINIÓN el

“El cielo matutino comenzó a oscurecer. Se sentía un olor fuerte a quemado. Cenizas negras comenzaron a caer del cielo y las calles parecían cubiertas de niebla. Nubes de humo, oscuras y espesas se alzaron desde la ciénega y se acercaban al pueblo. En la calle la gente discutía si era una quema de basura o si era el monte el que se incendiaba” (Diario de campo, 14 de agosto de 2024).

Era la mañana del 14 de agosto del año 2024, en los últimos días de la temporada turística, y durante las fiestas anuales al Cristo Negro, el fuego despertó en medio de la selva. El desconcertante horizonte chamuscado, por la tarde se convirtió en un incendio que se alzaba por sobre la carretera bloqueando el único acceso al puerto. El fuego siguió descontrolado un par de días antes de que las autoridades municipales y estatales tomaran acciones. Sus llamas arrasaron kilómetros de monte, parte del cual se encontraba en reservas naturales y dentro del ejido de Sisal (ver el texto de Beltrán, 2024).

Una vez sofocadas las llamas, con un paisaje de palmas carbonizadas a orillas de la carretera, emergió una nueva narrativa en la comunidad: “fueron las inmobiliarias”. La acusación colectiva, quizá infundada, quizá intuitiva, al igual que el humo, es señal de una causa de fondo: en Sisal la propagación de proyectos constructivos e inmobiliarios, orientados por el valor turístico, que el estado de Yucatán promueve como desarrollo, son un peligro real, latente, que como fuego transforman el paisaje, tumban la vegetación, dejan llanos, en este caso, lotes para venta o construcción. Los momentos de crisis sacan a flote las problemáticas que hay de fondo a lo aparente. ¿Qué nos dice este evento trágico sobre el despojo territorial?

Un ejidatario cuenta que hace unos años el ejido inició un proyecto de “carbón azul” (bonos de carbono) que prometía a los comuneros un ingreso constante a cambio de conservar parte de sus tierras. El ejido ya ha integrado la conservación natural dentro de sus objetivos: “producir conservando”; por lo que daba una buena recepción al proyecto. Sin embargo, los ejidatarios reclaman que en cuanto estaban por adquirir una certificación, agentes privados que se han posicionado en la localidad fabricaron un litigio sobre los límites del ejido. Al introducir un conflicto, explican, dichos actores privados boicotearon la certificación, y con ello avivaron el descontento entre ejidatarios, presionando la venta de sus tierras “poco productivas”. Hoy, mientras los jóvenes ejidatarios esperan el mejor momento para vender sus tierras heredadas, más y más proyectos prometen “lotes a 5 minutos de la playa”, en torno o sobre el ejido.

En sus quemaduras, el territorio recuerda el despojo pasado y reciente que implica la creciente presencia de fraccionamientos privados en la zona. Los ejidatarios más antiguos aseguran que solían haber tierras ejidales en la costa aledaña al puerto, y que estos fueron arrebatados por el gobierno para su acaparamiento privado. “La historia de Sisal es una historia de despojo”, señala Ángel, antiguo poblador, y esa historia parece continuar en el avance del mercado de tierra que cerca al ejido y a la comunidad.

A oriente y poniente del puerto de Sisal, las tierras ya han sido acaparadas y transformadas en lotes privados, hoteles lujosos y enormes casas ocupadas o rentadas por agentes ajenos a la comunidad. “Sisal es una isla”, a decir de algunos pobladores, y no tanto por hallarse entre las aguas del mar, al norte, y las reservas de manglar al sur, sino que, cercados por la privatización silenciosa y progresiva, la comunidad vive una crisis de espacio que hace cada vez más complicado el crecimiento urbano y el acceso a una vivienda. Que la única tubería que abastece de agua potable a la comunidad fuera cortada por el incendio resalta su realidad de “isla”: aislada, abandonada, pero con potencial en el mercado. El desabasto de agua, como la frágil red eléctrica y el manejo de desechos contradicen la fachada turística con la que el gobierno parece apostar por el desarrollo.

En 2020, Sisal fue nombrado Pueblo Mágico por el gobierno estatal entre protestas locales y a pesar de las advertencias sobre que “el puerto no estaba preparado”. Desde entonces, olas de turistas han dejado tras de sí una derrama económica, pero también basura y la saturación de los débiles servicios de luz, agua y salud. A su vez, los sisaleños han visto cómo el nombramiento ha servido de catalizador para los fraccionamientos privados y hoteles de empresarios regionales y extranjeros. Pero los abastecimientos de agua y energía eléctrica, dependientes de la cabecera municipal, aun reflejan la frágil urbanidad local.

Así como el humo es señal de fuego, se asocia simbólicamente al incendio de áreas naturales con la privatización. El señalamiento a empresas inmobiliarias y constructivas no es un miedo infundado, sino señal de un problema latente: el acaparamiento de la tierra para el mercado a costa de la comunidad. En un estudio reciente, Eliana González y Ana García (2024) identificaron alrededor de 90 proyectos privados en Sisal, que suman más de 30 mil terrenos, con valor que crece según su cercanía a la costa. 

La crisis deja expuesta la problemática latente. La realidad de Sisal es parte de una cuestión regional, nacional y global en torno a lo que David Harvey (2005) llamó la acumulación por desposesión: la apropiación de recursos y bienes que mantiene y moviliza el capital hacia nuevos territorios. En la selva y en la costa yucateca, la tierra se privatiza y mercantiliza, desvinculada de sus sentidos culturales y valor ambiental. ¿Es este desarrollo, turístico y urbano, un camino hacia el bienestar social? “El monstruo del desarrollo viene” –advierte Ángel, sabio sisaleño– “y hay que estar preparados”.

Referencias: 

Beltrán, M. (2024, septiembre 3). Yucatán: Incendio en Sisal despierta dudas entre ejidatarios, señalan a inmobiliarias. Pie de Página. https://piedepagina.mx/yucatan-incendio-en-sisal-despierta-dudas-entre-ejidatarios-senalan-a-inmobiliarias/

González, E. del P., & García, A. (2024). Últimos paraísos. Urbanización del espacio rural y resistencia social en el Pueblo Mágico de Sisal, Yucatán. Investigaciones Geográficas, 115, 1-17.

Harvey, D. (2005). El “nuevo” imperialismo: Acumulación por desposesión. En L. Panitch & C. Leys (Eds.), Socialist register 2004. El nuevo desafío imperial. CLACSO. https://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20130702120830/harvey.pdf

* Federico de Tavira Leveroni

Estudiante del Doctorado en Estudios del Desarrollo. Problemas y Perspectivas Latinoamericanas del Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora. Maestro en Estudios Regionales por la misma institución y Licenciado en Antropología Social por la Universidad Autónoma Metropolitana. Actualmente realiza una investigación sobre los procesos de cambio territorial asociados al turismo a partir del caso de Sisal, Yucatán

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