Muy sencillo: regresa aquello o aquel que se fue. Regresa aquel que hizo mutis, quien guardó silencio y dejó el pasado en paz. Regresa quien estuvo ausente de las decisiones de vida, de acción, de gobierno.
Regresa quien dejó algo atrás, aunque también se dice que no puede andar como las divorciadas o los divorciados, que se la pasan escudriñando en lo que hace o deja de hacer aquel que fue su marido o su mujer, y hasta meten su cuchara en casa ajena.
Andrés Manuel López Obrador, quien fuera presidente de México de 2018 a 2024 acaba de dar a conocer un video en el que se muestra muy tranquilo, contento, feliz, con su histórica sonrisa sarcástica y mirada superaquilina en su rancho “La Chingada” de Palenque, Chiapas.
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Lo hizo a través de redes sociales el sábado 29 de noviembre, para anunciar la publicación de su libro “Grandeza”. Ahí explicó que el propósito de la obra, está centrada en la reivindicación de los pueblos originarios de México.
Dice que su obra busca reconocer la “civilización negada”, concepto que toma del antropólogo Guillermo Bonfil Batalla, y subrayó que gracias a ese legado cultural México sigue siendo una potencia en el mundo: “Se trata de reivindicar a los pueblos originarios del México antiguo”.
Y por ahí el asunto. Sobre el libro habrá que hacer referencia y analizarlo a partir de su aparición en librerías y luego de su lectura.
Aunque dice el ex presidente que la investigación le llevó por lo menos un año y medio, lo que significaría que comenzó a trabajar en archivos, en fuentes primarias y secundarias, en documentos, en registros históricos y bibliográficos a partir de mayo de 2024 cuando aún era presidente de México y su tiempo estaba dedicado a sus funciones como como tal. Se ignora el tiempo de redacción del texto. ¿Lo investigó y escribió él?
Veremos en qué punto de su propio debate analiza el tema de la Conquista española en lo que aún no era México. Con esto ahondaría aún más las discrepancias entre España y México relativas a la petición de perdón que envió a la corona española por lo ocurrido aquí hace más de 500 años.
Pero el tema del regreso físico es el que llama la atención. Parece estar medido con cronómetro. Cuando el país se debate en una de las crisis más graves de los años recientes, mucho de ello derivado de las decisiones que AMLO tomó cuando estaba a cargo del Ejecutivo.
Cuando por muchos lados se reprochan algunas de sus decisiones y sus obras magnas parecen entrar en fase de fracaso total: AIFA, Dos Bocas, Tren Maya, Interoceánico…
Para muchos en México él no se fue. Está presente en muchas de las decisiones de gobierno que hoy mismo se toman. Sigue presente a través de muchos de sus operarios incrustados en el gobierno federal, en gobiernos estatales o municipales; incrustados en el Poder Legislativo y en el Poder Judicial: todo parece estar bañado por la fuerza vigente de AMLO. No regresa. Ha estado aquí.
A la presidente de México se le ha insistido en que sus decisiones están tomadas con criterios del pasado. Con criterios del sexenio anterior. Con criterios del sentido social, de gobierno, de poder y mando del ex presidente AMLO. Se le ha insistido, a la presidente, que actúe en razón a su propio criterio y mando, responsabilidad y justicia desde las condiciones que hoy mismo imperan en el país.
Aunque ella no niega ese origen y con frecuencia hace halago y recuerdo del ex presidente a modo de reconocimiento y gratitud, lo cierto es que muchos en México esperan que esos lazos que atan al presente con el pasado se deshagan ya y conozcamos el verdadero sentido del gobierno actual.
Siendo presidente López Obrador, se encargó de “poner en su lugar” a los ex presidentes de México, retirándoles privilegios económicos y limitando otros apoyos.
En todo caso, desde 2018, por impulso del candidato y luego presidente de México, se aprobó la “Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos”. Como resultado, ‘los expresidentes ya no deben recibir una pensión mensual vitalicia financiada por el erario público, aunque conservan otros servicios de seguridad que puedan requerir por razón del cargo desempeñado, según lo evaluado por las autoridades competentes.’
Decía AMLO-presidente, que ya estuvo bueno de que los ex presidentes se aprovecharan del erario nacional y que lo mejor sería que se alejaran del gobierno y no cayeran en la tentación de intervenir en lo que ya no les correspondía.
Recordar –como ejemplo- que durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, el ex presidente Plutarco Elías Calles era el que desde su domicilio en Cuernavaca mandaba en el gobierno. El gabinete que le había impuesto al presidente michoacano consultaba con él toda acción de gobierno.
Hasta que el 10 de abril de 1936 para terminar con su influencia en la política mexicana, Calles fue expulsado del país y enviado a Estados Unidos, lo que marcó el fin del Maximato y fortaleció la presidencia de Cárdenas. Enseguida el gabinete Callista fue disuelto y Cárdenas impuso el suyo y su mandato presidencial.
Ojalá que AMLO siga el ejemplo y no se meta en altos asuntos de gobierno que ya no le conciernen, aunque, lo dicho, desde su rancho chiapaneco, o dondequiera que se encuentre, sigue enviando señales de mando de forma directa o a través de sus operarios.
Corresponde a todos cuidar que el regreso físico de AMLO no influya en objetivos de gobierno. Corresponde a la presidente de México dar sentido a su mandato, a su presidencia, de la que ella sola es responsable ante los mexicanos y ante la historia.
Y dijo en tono de Superman: “Una de las razones por las que saldría de Palenque sería defender a Sheinbaum, si hay intentos de golpe de Estado, si la acosan, salgo".
