MARCHA GENERACIÓN Z

Marcha: el miedo a la libertad

Durante la manifestación del 15 de noviembre sí hubo golpes y abusos de fuerza policiaca; agresiones a los manifestantes originales que sufrieron las consecuencias del miedo gubernamental. | Joel Hernández Santiago

Escrito en OPINIÓN el

A la vista no fueron esos diez y siete mil marchistas del sábado 15 de noviembre en el Zócalo de la capital del país, según cifras oficiales, que es decir, cifras interesadas en minimizar el hecho y el fondo de la manifestación de miles más. 

Lo de siempre, a su vista sólo había unos cuantos, según el síndrome Martí Batres que, como en la “Marea Roja” dijo que sólo había doce mil personas en el Zócalo, aunque fueran millones de seres humanos en todo el país que, como esta vez, quisieron expresar su opinión respecto de la política de la 4T… 

… Y este sábado salieron para exigir justicia por la muerte de Carlos Manzo, el alcalde asesinado el 1 de noviembre en Uruapan; también porque no hay medicinas para la salud pública, porque la salud pública en México es un desastre; porque no han medicinas para los niños con cáncer, porque se agravia a las madres buscadoras y no se les ayuda…

… Porque la democracia es manipulada por políticos de toda ralea; por la corrupción de muchos en el gobierno, tan campante y, sobre todo por el estado de criminalidad y violencia que agobian a todos aquí, decían los jóvenes organizadores en su mensaje de origen. 

Fueron muchos más. Muchísimos más. Y pudieron ser más, pero días antes el mensaje desde la presidencia y a través del ejército de manipuladores oficiales en redes sociales –los que insultan a los críticos de la 4T y del gobierno morenista–, esta vez buscaban socavar la expresión planeada por gente de distinto origen, convocada por los jóvenes de la Generación Z. 

Días antes, la presidencia presentó en la Mañanera a un desconocido para que leyera las estadísticas de “bots” que surgían de las redes sociales que según este personaje, estaban incentivando la marcha: “Son bots nacionales e internacionales”. Esto es, que desde el exterior se está tratando de desestabilizar al gobierno mexicano, según este argumento presidencial. 

Aun así, había nerviosismo en la presidencia. Era notable. Días antes, desde el foro político más importante del país, cada mañana se buscó descalificar a la marcha, se buscó acusar a quienes la organizaron de ser “enemigos del cambio”. Según la presidente se buscó el origen de esos mensajes que invitaban a expresarse “en contra de nuestro Movimiento” según decía. 

Se descalificaba el hecho, pero en ningún momento hay un ápice de política, que es diálogo, que es inclusión, que es comprensión y negociación frente a lo adverso. 

En ningún momento se buscaron desde la presidencia puntos de coincidencia, puntos de similitud en objetivos: no. Nada qué dialogar. Nada qué negociar. Nada qué entenderse entre gobierno y pueblo, porque quienes marcharon el sábado, también son pueblo.  

Nunca se planteó públicamente si lo que los manifestantes de este sábado tocaban son asuntos que deben solucionarse, nunca se dijo que el origen de la marcha tiene sentido en lo que pasa y lo que ocurre en el país día a día. 

Todo se queda, desde todos los aparatos del gobierno, en afirmar que quiénes estuvieron “son los mismos de siempre”, acaso porque los problemas de ingobernabilidad son los mismos de siempre durante los últimos siete años; y luego la insidia de afirmar que quiénes organizaron esta marcha “son la derecha del país”, lo que es una forma de minimizar y mostrar temor. 

En la marcha de este sábado 15 de noviembre se vio a mucha gente de izquierda decepcionada de la 4T y que busca encontrar un gobierno de izquierda, que no hay. Y durante la manifestación del 15 de noviembre sí hubo golpes y abusos de fuerza policiaca; agresiones a los manifestantes originales que sufrieron las consecuencias del miedo gubernamental.   

Desde el Ángel de la Independencia salieron los contingentes de distinto origen organizados por grupos de demandas, los de los jóvenes Z al frente, los del reclamo en medicinas, los de las madres buscadoras, los del “Movimiento del Sombrero” que urgen el esclarecimiento y justicia por la muerte de Carlos Manzo, cuya muerte se lamentará en México por mucho tiempo y cuyo asesinato ha causado indignación nacional e internacional. 

Había gente joven y gente mayor: todos mexicanos en ejercicio de sus derechos y sus libertades constitucionales. Y está bien. La libertad de expresión merece todo el respeto. 

Y por más que se diga y se minimice lo ocurrido el sábado 15; y por más que el famoso Bloque Negro intentara desacreditar la gran marcha pacífica; y por más que se diga que ahí hubo apenas 17 mil personas; y por más que se diga que son de derecha y enemigos del “Movimiento”; por más que se personalice la inconformidad y no se vea como asunto de Estado… 

Muy seguramente en confabulario en la 4T están analizando el impacto de esta marcha, están analizando el estado de ánimo nacional; están analizando los desaciertos de gobierno; están buscando cómo solucionar y mantenerse en el poder político de México, a pesar de la enorme caída de popularidad de la presidente de México

Analizan lo que pasó el 15 de noviembre y por qué se cayó en la tentación aberrante de la represión y la venganza… ¿Por qué el miedo del gobierno a la libertad?

El nerviosismo quedó como mosca en la oreja del gobierno mexicano de la 4T. Aunque lo niegue. Ojalá la expresión de miles en México sirva para que el gobierno de la 4T haga esa recapitulación y aporte las soluciones propias de un gobierno que está ahí por la voluntad del pueblo hace más de un año. Hoy luego de un año todo parece diferente.  

Y con todo: Ojalá que tengamos una presidente que no gobierne con goznes pegados al pasado y sea ella quien vea a México como su país, a su gente como su gente y a su gobierno como el gobierno para todos los mexicanos. No el gobierno extravagante del “¡No nos van a vencer!” polarizante. 

 

Joel Hernández Santiago

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