Hay empresas que buscan por todos los medios posibles burlarse de la llamada “Ley Silla”. Saben que están contra el tiempo porque el próximo 14 de diciembre se vence el plazo para explicar cómo van a dar cumplimiento a la norma laboral, y de esa manera evitar multas por parte de la autoridad.
Existe una agravante: la inmensa mayoría de los centros de trabajo carece de sindicatos y de contratos colectivos. Más del 99% se encuentran en esa condición; ese vacío sindical que les permite presionar con más facilidad a sus trabajadores para imponerles acuerdos. Que acepten que solo “por minutos” puedan hacer uso de una silla con respaldo dentro de su jornada de trabajo. Y quien no quiera, a la calle.
Hay asesores legales, sin principios de honestidad, que les recomiendan a sus clientes “sacarles” firmas a sus trabajadores con engaños. Les dicen: “díganles que es para solicitar un bono o cualquier otra prestación”, y con esos listados justificar su aparente conformidad.
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Hay otros patrones que, con el aval de sus áreas jurídicas o administrativas, elaboran paquetes con firmas falsas para aparentar “tener los papeles en regla” antes de que llegue la fecha límite impuesta por la ley. Confían en que la autoridad laboral no constatará la autenticidad de esas firmas, por ser miles y miles.
Algunas empresas aparentan no tener la debida información del objeto de la “Ley Silla”. Sin embargo, con toda intención explotan a sus trabajadores sin importarles las consecuencias que tengan en su salud.
De acuerdo con estudios médicos, quienes trabajan de pie durante muchas horas sufren de dolor, hinchazón y fatiga en sus pies, piernas, rodillas y espalda, les surgen várices, problemas circulatorios y musculoesqueléticos, cansancio general y somnolencia, problemas relacionados con la estabilidad, síndrome de piernas inquietas y dolor nocturno.
Una trabajadora que labora durante más de ocho horas de pie me relató recientemente: “Aunque pudiera parecer que el cuerpo humano se “acostumbra”, hay noches en las que una no puede dormir por traer engarrotadas las piernas, siento que en cualquier momento me dará un calambre, como siempre me ocurre.
Me duele mucho la cintura junto con la columna, y quejarme es motivo del desdén de mis superiores. Me dicen que tengo la puerta abierta cuando me quiera ir. No acudo a la autoridad laboral por temor a sufrir represalias y ser despedida.
Las que vivimos lejos de nuestro centro de trabajo debemos caminar de prisa, o a veces con pasos lentos por el cansancio, hacia la parada del transporte público y muchas veces condenadas a estar de pie todo el trayecto. Las piernas permanentemente las siento pesadas; es terrible.”
En las tiendas de Bodega Aurrera, de la cadena Walmart, la empresa, aprovechando la ausencia sindical y de autoridades laborales, hace lo posible para que las cajeras aun cuando están de pie todo el tiempo, eviten sentarse cuando no hay clientes. Ellas comentan: “Hay lapsos en que no hay clientes, y las supervisoras o supervisores te dicen que: “en vez de estar sentada hagas línea roja”. Se refieren a salir de tu caja para buscar personas, ahí en el pasillo que da a las cajas para que pasen a pagar, lo cual implica estar parada pero fuera de la caja. El usar la silla es como un delito…”
En esa cadena comercial están indicando a sus trabajadores que sólo pueden sentarse por 8 minutos (siempre y cuando no haya clientes en fila). Únicamente pueden usar una silla después de laborar ininterrumpidamente tres horas de pie, por ningún motivo pueden sentarse en ese lapso. Después de regresar de su horario de comida, tienen que pasar otras tres horas para poderse sentar durante 8 minutos (registrándolo con un código QR “con reloj en mano”).
Ellas comentan:
“Ser cajera no sólo implica estar de pie, también es el trato con los clientes, que es desgastante por toda la presión que ejercen sobre nosotras, de mucho estrés, por las filas de espera que tienen que hacer ellos y luego exigirnos rapidez.
Es estar paradas todo el tiempo, cargar cosas pesadas, y marcarlas con prontitud. Requerimos estar sentadas no sólo en los tiempos que se marcan, sino cuando no haya clientes por atender, pero eso no lo entienden nuestros empleadores. Es un trabajo agotador, realizado mayoritariamente por mujeres de distintas edades.”
La revista “Gait & Posture”, especialista en el tema, sugiere que “el límite de exposición segura” sea de 40 minutos ininterrumpidos en una postura vertical antes de que haya consecuencias en la salud.
Con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de 2025 (ENOE2025), se estima que favorecería al menos de 8.5 a 11.5 millones de empleados (aproximadamente 52% de mujeres) en industrias clave, entre los cuales se encuentran cajeras, mostradores, guardias de seguridad, personal de servicios de comida (meseras, cocineras, cantineros), operadores de línea de producción y ensamblaje, despachadores de gasolina, trabajadores del sector salud (enfermeras, auxiliares, camilleros), trabajadoras del hogar.
El 17 de julio de 2025, la STPS publicó en el Diario Oficial de la Federación las Disposiciones sobre los factores de riesgos de trabajo que derivan de la “Ley Silla” y que entraron en vigor ese mismo día, éstas son aplicables en todos los centros de trabajo que cuenten con empleados que realicen tareas o actividades de pie, ya sea de forma estática, dinámica o prolongada. Su cumplimiento deberá ser vigilado por la STPS, ¿con el presupuesto podrán hacer frente a estas tareas?
Por cierto, la llamada “Ley Silla” dejó fuera a los trabajadores del gobierno que laboran de pie. Solo será para la iniciativa privada, lo cual convierte a los empleados federales y locales en trabajadores de segunda clase, o en tercera si valoramos el constante abandono que han sufrido.
Es primordial que las y los trabajadores denuncien los abusos patronales. La queja anónima es una manera de evitar represalias, pero queda en la autoridad laboral ser consecuente con sus obligaciones de inspección y de sanción para evitar que haya impunidad.
De otros avatares
Por cierto, en los primeros días del mes de septiembre Alejandro Salafranca Vázquez, Titular de la Unidad de Trabajo Digno, y Fernando Siliceo del Prado, Director General de Inspección Federal del Trabajo, presentaron el arranque del “Sistema de Quejas y Accidentes Laborales” (SIQAL), una plataforma gratuita que permite denunciar posibles violaciones a los derechos laborales o informar sobre accidentes ocurridos en los centros de trabajo.
El 11 de noviembre, la STPS presentó los resultados: en poco más de dos meses, el SIQAL recibió 11 mil 800 denuncias laborales, lo cual representa un verdadero reto a las autoridades para demostrar su eficacia.
