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Crónica de un desastre anunciado: la destructiva reforma a la Ley de Amparo

Lo que mal empieza, mal acaba, desde la semana pasada, la destructiva reforma a la Ley de Amparo estaba llena de inconsistencias y problemas que provocan conflictos en el acceso a la justicia. | Paloma Sánchez Ramos

Escrito en OPINIÓN el

Lo que mal empieza, mal acaba. Como lo anuncié desde la semana pasada, la destructiva reforma a la Ley de Amparo estaba llena de inconsistencias y problemas que, a la larga, van a provocar conflictos en el acceso a la justicia para los mexicanos.

Esta semana, el régimen y sus legisladores, aunque presumieron que el objetivo de la reforma es el acceso fácil y oportuno al amparo, en realidad produjeron uno de los desastres jurídicos más penosos en la historia de nuestro país.

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Los foros que se dieron el lunes y martes en el Senado fueron una simulación que utilizó Morena y sus aliados para pretender que estaban escuchando.

Prometieron cambios y vaya que lo hicieron, pero para mal. En específico, en la primera versión del dictamen apareció un transitorio que implicaba la aplicación retroactiva de la nueva reforma sobre todos los amparos en curso en el país. Una violación clara a lo que dispone el artículo 14 constitucional en México, porque una garantía jurídica fundamental es que tus asuntos sean juzgados con respecto a la ley vigente al momento de iniciarlos y, si hay una nueva que te pueda perjudicar (como es el caso de esta) no se debe aplicar. Tan sencillo como eso.

Durante la discusión en comisiones fue eliminada y creímos que al menos ese horror legislativo y constitucional estaría fuera, pero tan pronto como comenzó la discusión en el pleno, apareció una reserva en la gaceta parlamentaria que ya anunciaba lo que estaban preparando: introducir al final de la discusión nuevamente el transitorio retroactivo que los mismos morenistas y aliados ya habían votado a favor de que se eliminara en comisiones.

Como ni la congruencia ni la preparación son lo suyo, Morena y aliados impusieron esa reserva. La votaron a la medianoche, a pesar de que, desde la oposición, denunciamos reiteradamente este atropello y todas las inconsistencias de esta reforma.

¡Sorpresa! Ni la propia presidenta está de acuerdo en dicho transitorio y, aunque prometen que será cambiado en la Cámara de Diputados, hay varios aspectos que vale destacar.

Primero, la reforma a la Ley de Amparo sigue siendo un desastre. La redacción del interés legítimo pervierte la protección que esta ley garantizaba y favorece a las autoridades para que el amparo deje de ser una defensa efectiva contra actos de autoridad. Los cambios en materia de suspensión del acto reclamado facilitan el abuso de poder.

Segundo, en Morena no están de acuerdo ni entre ellos mismos. Prometen discusión, pero se cierran al debate; imponen cambios de último minuto, pero les tienen que corregir la plana y salen regañados.

Tercero, el objetivo de esta reforma y muchas de las anteriores que han impulsado Morena y aliados, es deshacer los logros de la democracia mexicana y las instituciones que la protegían, como lo hemos reiterado desde la oposición desde hace años. Insisto en este punto porque es fundamental: Morena promueve reformas en donde el fondo de la discusión nunca se toca, pero sí terminan alterando las leyes que sostienen la libertad y protección de los ciudadanos frente al poder, haciéndolo parecer como que es un progreso, cuando claramente abren la puerta para ellos tener el control de todo.

Y si no me cree, hoy vivimos en un país donde un régimen y su partido controlan los tres poderes; donde ya no hay órganos autónomos que sean contrapeso para las decisiones del gobierno y donde cada vez es más común, evidente y cínica la persecución a opositores.

¿Por qué con el amparo habría de ser diferente, si todo lo que tocan, lo destruyen?

Al tiempo.

Paloma Sánchez Ramos

@palomaSnchez