Generalmente, para el adecuado análisis de una legislación, el Legislativo abre espacios de discusión o genera foros es porque tiene la intención de escuchar voces de especialistas, académicos, autoridades, y por supuesto a la propia ciudadanía.
En este sentido, y ante lo que seguramente se va a concretar a principios de 2027, relacionado con la reforma electoral, quiero insistir en que para las elecciones de 2027, será este proceso un espacio muy propicio para la instrumentación del voto digital o electrónico.
El primer ejercicio a través de urna electrónicas, datan ya de 2005, en donde en entidades como Coahuila y Jalisco las utilizaron y, posteriormente, el otrora Distrito Federal implementaron dichos mecanismos de manera vinculante para recibir la votación de la ciudadanía, desde entonces más de 20 estados han utilizado estos mecanismos para múltiples ejercicios no sólo electorales, sino también participación ciudadana y educación cívica.
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En 2012, el entonces Instituto Electoral del Distrito Federal implementó por primera vez en México, el voto por Internet para las y los mexicanos residentes de la ciudad de México, que vivían en el extranjero, para que pudieran ejercer su derecho al sufragio para la jefatura de gobierno.
Posteriormente, con la reforma de 2014, que le da al INE más de 70 nuevas atribuciones, estableció los criterios y lineamientos para la implementación del voto por Internet. En este sentido en las elecciones locales de 2021, se implementa bajo la rectoría del INE, el voto por Internet como una opción más de votación desde el exterior, de acuerdo por lo mandatado por las constituciones y legislaciones electorales de los estados.
Tanto éxito ha tenido este mecanismo que tan sólo para el proceso electoral de 2024, la población mexicana que vive fuera del país y participó con su voto, utilizó este mecanismo en un 70% por encima del voto postal o presencial en diversos consulados.
Ahora bien, con voluntad política bien podría instrumentarse por primera vez en México al interior de la República, este mecanismo de votación por internet. Primero para generar un esquema de igualdad de derechos con las y los mexicanos que residen en el extranjero. Segundo para establecer un sistema de votación, más ágil y preciso en el que incluso pueda motivar una mayor participación ciudadana.
¿Cómo hacerlo? De entrada, podría implementarse en ciudades con una cobertura óptima de Internet de manera gradual y bajo un esquema de voto anticipado, es decir, que la ciudadanía tenga algunos días previos para ejercer su derecho al voto por Internet y que este concluya el día de la jornada electoral a las 18:00 horas; esto para que los votos registrados a través de este sistema se contabilicen con los votos depositados en las urnas de las casillas electorales que se instalan a lo largo y ancho del país.
Así, el voto por Internet podría comenzar en un importante número de casillas urbanas, junto con la implementación de un importante número de urna electrónicas, para que la población que decida acudir a la casilla pueda aprovechar estos mecanismos electrónicos de votación e irse familiarizando con ellos para que el día de mañana una importante proporción de la población tenga la oportunidad de votar en estos mecanismos.
La instrumentación de este proyecto, por supuesto, tendría que ir acompañado de la participación de los partidos políticos, de las autoridades electorales administrativas y jurisdiccionales, de organizaciones de la sociedad civil, de expertos académicos y organismos de transparencia, entre otros.
Su implementación requiere recursos, sí, pero en un mediano plazo generaría un importante ahorro presupuestal, ¿que se necesita? Voluntad política.
Si queremos tener elecciones más ágiles, cómputos precisos, eficientes e información de los resultados electorales concluida la jornada electoral, debemos mirar hacia el voto digital.
Queda en manos del legislativo el análisis de este tema que también ya ha sido planteado por diversos especialistas conocedores de la materia.
Señoras y señores legisladores en sus manos tenemos el futuro de México, el futuro de una nueva normatividad electoral que genere una importante equidad de la contienda electoral, y por supuesto una modernización del ejercicio del voto de las cerca de 100 millones de personas electoras.
