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El fracaso (otro) de Raquel Buenrostro: corrupción, no pueden y no quieren

El historial de Buenrostro, secretaria Anticorrupción, es el de una mujer de mano firme, pero esta no se nota en el combate a la corrupción; en agosto de 2021 se contabilizaron 36 escándalos de corrupción en el sexenio de AMLO, ¿cómo luciría una fotografía semejante en este 2025? | Jorge Ramos

Escrito en OPINIÓN el

Raquel Buenrostro se ha ganado una fama de dura y eficaz. Para cualquier persona eso es un halago. Sin embargo, lo que puede ser una buena cualidad en un servidor público, en el caso de la secretaria Anticorrupción su dureza y eficacia no necesariamente se reflejan en resultados… para el pueblo bueno que dice defender.

A inicios del sexenio del ex presidente Andrés Manuel López Obrador se le describió como una funcionaria dura, pero serena y amable, que no ofrece ni café ni galletas en sus reuniones. Esto no es necesariamente malo. El problema fue que siendo oficial mayor de Hacienda durante todo 2019 puso en jaque a todo el gobierno federal por una austeridad fileteada finamente a hachazos. 

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Ahorrar siempre será urgente. Pero fue el inicio de un plan gubernamental que hasta la fecha sigue sin cuajar: la compra de medicinas.

Buenrostro, en su primer año como oficial mayor de Hacienda, aprobaba la contratación directores, subdirectores, secretarias y redactores de las dependencias y órganos desconcentrados de la administración federal, y tenía la responsabilidad de hacer las compras de medicamentos, libros de texto y hasta la de escobas, jergas y detergente.

Buenrostro tenía poder y lo usaba. Tras la renuncia en julio de 2019 de Carlos Urzúa como secretario de Hacienda, en protesta por las medidas draconianas y absurdas de López Obrador, su sucesor en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, recuperó  la facultad de designar y remover a los titulares de las Unidades de Administración y Finanzas (UAF) que Raquel Buenrostro Sánchez usó a placer: había designado a 21 titulares de UAF de las dependencias del gobierno federal, a 59 encargados de áreas de administración de órganos desconcentrados y a 230 trabajadores de esas áreas, por lo que en total nombró al menos a 310 personas. Herrera se lo quitó.

La reportera Mariluz Roldán había encontrado, vía solicitudes con base en la Ley de Transparencia, que la oficial Mayor de Hacienda, Raquel Buenrostro, entre el 1 de diciembre de 2018 y el 15 de febrero de 2019 se despachó con la cuchara grande para designar a 21 titulares de UAF de las dependencias del gobierno federal y a 59 encargados de áreas de administración de órganos desconcentrados. Asimismo, nombró a 230 trabajadores de esas áreas. Habría que preguntarse cuántos de esos nombramientos siguen hoy poniendo piedras en el camino de una administración.

Raquel Buenrostro opacaba a su ex jefe, Carlos Urzúa, debido a las facultades que le habían otorgado, documentó Roldán. “Por ejemplo, el día en que renunció el secretario Urzúa, el 8 de julio de 2019, LA SILLA ROTA dio a conocer que en el Diario Oficial de la Federación se publicó un decreto en el que se ampliaron los poderes de la Oficialía Mayor”, oficina a cargo de Buenrostro

Cuando AMLO la designó secretaria de Economía en 2022 dijo que Raquel Buenrostro es “servidora pública ejemplar, le tenemos toda la confianza”, aunque la reportera Roldán destacó en ese momento que la servidora pública ejemplar había iniciado su carrera en el servicio público 23 años antes y ocupado 14 posiciones, por lo que “en la mayoría de ellos duró un año y en algunos casos unos meses”.

Este viernes 24 de octubre estuvo en la conferencia diaria en Palacio Nacional que impuso López Obrador de manera eficaz desde sus tiempos como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal hoy Ciudad de México.

Dijo varias cosas. Por ejemplo, que lo que quedó del INAI (el organismo de transparencia que merecía ajustes y castigos para ex servidores públicos corruptos, pero no matarlo) presenta fallas por culpa del pasado. También justificó la desaparición del Fondo Nacional para la Atención de Desastres (Fonden) con el argumento de que había corrupción desde tiempos de Felipe Calderón y Enrique Peña (valdría recordarle que desde 2018 Morena es gobierno y salir con ese argumento a estas alturas es escurrir el bulto de un fracaso). Dijo que en el caso de Segalmex, el monumental caso de corrupción del sexenio de AMLO, ya hay 27 detenidos, puro funcionario de bajos niveles, pero el protector de López Obrador, Ignacio Ovalle, sin testerear. 

¿Había errores, corrupción en esos entes? Seguramente. ¿Por qué no actuaron en el sexenio de AMLO? La opción fue tirar el agua sucia con todo y el niño, en lugar de corregir y sancionar lo punible. 

El reportero Jorge Chaparro preguntó a Buenrostro por qué en el caso Segalmex iban sobre puros funcionarios menores, sin tocar a Ovalle. La propia presidenta Claudia Sheinbaum respondió:

No hay impunidad, porque tu pregunta va en ese sentido. Entonces, con mucha claridad decimos que no hay impunidad frente a cualquier acto de corrupción”.

Tengo mis dudas. En agosto de 2021 La Silla Rota hizo un recuento de los escándalos de corrupción en el ya maduro sexenio de López Obrador. Hasta ese momento se conocían al menos 36 casos de corrupción revelados principalmente por la prensa. ¿Cómo luciría una fotografía semejante a estas alturas de 2025?

Pronto haré el mismo ejercicio, pero de siete años de la 4T. Porque la impresión que queda es que en materia de corrupción no pueden y no quieren.

Punto y aparte

Como se apuntó aquí la semana pasada: los únicos personajes de la 4T rumbo al 2030 son Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, y Marcelo Ebrard, secretario de Economía y algunas cositas más.

Punto final

La UNAM siempre es una tentación para los políticos. Alguna vez el doctor Guillermo Soberón Acevedo relató que al concluir un primer cuatrienio como rector fue llamado a Los Pinos a hablar con el entonces presidente José López Portillo. Tras más de una hora de charla le soltó: “la UNAM es un elemento de gobernabilidad para el país y usted ha hecho un gran papel en ese sentido, ¿no le gustaría ser reelegido?” Soberón contó que “no se le puede decir que no al Presidente de la República”. Y fue rector cuatro años más. Muchos ex rectores han descrito en diversos momentos las tensiones y los asedios desde el poder político. Hoy no parece ser la excepción. Un nutrido grupo de universitarios y academias como la prestigiada de Medicina han expresado su solidaridad con la institución y su preocupación porque manos aviesas estén metidas para convulsionarla con quién sabe qué fines. El rector Leonardo Lomelí tiene una excelente relación con la 4T. Que se sienta y se note esa buena relación, para bien de la UNAM. Y ojalá el enemigo no esté en casa. La UNAM no se lo merece.

Jorge Ramos

@jorgeramos7773

jorge.ramos7773@gmail.com