La buena noticia es que el jueves 2 de octubre se cumplieron 57 años de una de las mayores movilizaciones sociales conocidas en México; el mítico movimiento estudiantil del 2 de octubre de 1968.
Sin embargo, la mala noticia es que muchos de aquellos “universitarios” que hoy siguen con vida –luego de siete décadas de aquella gesta histórica–, no son iguales, sino peores a los sátrapas contra lo que protestaron.
Sí, por ejemplo, las gestas sociales que hoy presume el partido oficial, Morena, son prácticas peores que las impulsadas por los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y de Luis Echeverría; hoy los gobiernos de Morena son peores a las dictaduras contra las que lucharon los llamados “sesentiocheros”.
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Si, resulta que hace casi 60 años, cientos de universitarios salieron a las calles para repudiar a sátrapas como Gustavo Díaz Ordaz y Echeverría; los dos presidentes mexicanos que en aquellos tiempos eran epítome de las mayores dictaduras que vivimos los mexicanos en el siglo 20.
Sin embargo, 57 años después, no pocos de los “sesentayocheros” de la protesta de hace décadas, hoy están en el poder y se comportan no igual, sino peor que los peores dictadores del siglo pasado.
Y el mejor ejemplo es la propia presidenta Claudia Sheinbaum; además de algunos de sus principales colaboradores, como Pablo Gómez, Alejandro Encinas y muchos otros sátrapas que, por décadas, medraron con la memoria de movimientos estudiantiles como el de 1968 y que hoy son lo que definió –de manera perfecta–, el brillante José Emilio Pacheco.
Sí, “de viejos, los “morenistas” son todo aquello contra lo que lucharon a los 20 años”. Y es que la historia mexicana y muchos ciudadanos no olvidan a los sátrapas en el poder presidencial.
Hablamos de Gustavo Díaz Ordaz y de Luis Echeverría, presidentes que en los años 60 del siglo pasado acuñaron las más cuestionables agresiones contra millones de jóvenes ciudadanos.
Y por eso hoy debemos volver a criticar la farsa del llamado 2 de octubre de 1968. Y, para empezar, de nuevo el odioso: “Se los dije”.
Y es que aquí documenté –en el Itinerario Político del 19 de enero de 2019–, la mofa de Morena y sus políticos contra el histórico 2 de octubre.
Así lo dije en el Itinerario Político de enero de 2018, titulado: “AMLO será peor que Díaz Ordaz”.
“La cultura política de López Obrador lo llevará a someter a los tres órdenes de gobierno y los tres poderes de la Unión; a limitar libertades básicas, como la de expresión, crítica y la libre manifestación”. (FIN DE LA CITA)
Volví al tema con el Itinerario político del 26 de diciembre del 2021, titulado: “¡Se los dije: López Obrador es el nuevo Díaz Ordaz!”.
Así lo expuse: “Lo cierto, sin embargo, es que más allá de las diferencias evidentes en el tiempo, en la cultura cívica y democrática, hoy López Obrador es peor que Díaz Ordaz.
“¿Por qué? Porque en los tiempos de Díaz Ordaz, el reclamo social y estudiantil era a favor de alcanzar principios democráticos, como la libertad de expresión, de manifestación, la pluralidad política, el sufragio efectivo, la libertad de prensa y el fin del presidencialismo autoritario, vertical y centralista.
“Hoy, a pesar de que López Obrador llegó al poder gracias a todas esas libertades, el tabasqueño y su claque se empeñan en regresar a los tiempos “preciviles”, a los años en los que no existía libertad de expresión y de prensa, tampoco libertad de manifestación; en donde no había pluralidad y en donde prevalecía el presidencialismo autoritario y centralista.
“Es decir, que el gobierno de López Obrador hace todo por convertirse en un grosero remedo del gobierno de Díaz Ordaz. Al Tiempo”. (FIN DE LA CITA)
Y por eso hoy vuelvo a preguntar.
¿Tuve o no razón hace casi seis años?
Sí, hoy está a la vista de todos que López Obrador, su heredera, Claudia Sheinbaum y su partido, Morena, son la moderna versión de represores y criminales como Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, mientras que muchos mexicanos de la generación del 68 y del 71 son todo aquello que criticaron a los 20 años.
Sí, los viejos no sólo aplauden la represión y se santiguan ante la tiranía, sino que hacen todo para convertirse en la moderna versión de Díaz Ordaz.
Se los dije.
Al tiempo.