#ANÁLISISDELANOTICIA

Renovar el multilateralismo

Si el multilateralismo aspira a seguir siendo una herramienta válida, debemos repensar sus instituciones para que reflejen las urgencias y prioridades actuales. | Cristopher Ballinas

Escrito en OPINIÓN el

Hace unas semanas, durante la semana de alto nivel de la 80ª Asamblea General de la ONU, los titulares de prensa, medios digitales y redes sociales se inundaron con imágenes y declaraciones de jefes de Estado, ministros y representantes diplomáticos. Más allá del protocolo, entre anécdotas, discursos y gestos simbólicos, uno de los elementos constantes en las intervenciones durante el debate general fue la preocupación compartida por los retos que enfrenta actualmente el multilateralismo. En cada discurso, los líderes mundiales coincidieron en señalar que la convergencia de múltiples crisisguerras, desigualdad, cambio climático, migración, pandemias y avances tecnológicos— ha evidenciado las limitaciones de las instituciones multilaterales para responder con agilidad y legitimidad. En pocas palabras, el multilateralismo, tal como está diseñado hoy, parece insuficiente para afrontar el mundo que se avecina.

Son cada vez más las voces que cuestionan la utilidad y eficacia de los foros multilaterales. Se les acusa de ser lentos, costosos, burocráticos y, en ocasiones, de responder a intereses ajenos a los Estados miembros. La incapacidad para detener conflictos armados flagrantes ha puesto en entredicho el mandato fundacional de la organización: garantizar la paz y evitar enfrentamientos entre naciones. El Consejo de Seguridad, con su estructura heredada de la posguerra y el poder de veto de sus miembros permanentes, representa una de las mayores contradicciones del sistema. Lo que en su momento fue concebido como salvaguarda contra coaliciones arbitrarias, hoy se percibe como un obstáculo para la acción colectiva.

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Los desafíos contemporáneos de la humanidad, del orden mundial y de los Estados han puesto a prueba la capacidad de las instituciones multilaterales. Estos retos globales son también los temas que generan mayores tensiones entre y dentro de los países, debido a un desarrollo desigual y a condiciones estructurales que perpetúan la inequidad. Esto da lugar a opiniones divergentes sobre qué acciones deben tomarse en cada ámbito, lo que dificulta la construcción de acuerdos efectivos en el terreno multilateral. La consigna de “escuchar a todos y decidir entre todos” ha sido el principio rector de la organización. No obstante, este ideal ha derivado, en muchos casos, en parálisis institucional, lentitud en la toma de decisiones y postergación de acciones urgentes. La diversidad de intereses, sumada a las desigualdades estructurales entre países, genera tensiones que obstaculizan el consenso y alimentan el escepticismo.

En este contexto, los llamados a renovar el multilateralismo se multiplican. Algunos proponen una refundación total que refleje la multipolaridad actual, mientras otros abogan por reformas profundas pero graduales. Lo que resulta indiscutible es que los desafíos de la humanidad exigen mecanismos más ágiles, representativos y eficaces. La exigencia de una renovación de los foros multilaterales no constituye entonces una afrenta a las instituciones internacionales, ni un capricho ideológico ni una consigna diplomática; es una necesidad urgente para enfrentar los retos de las sociedades modernas. 

Si el multilateralismo aspira a seguir siendo una herramienta válida, debemos repensar sus instituciones para que reflejen las urgencias y prioridades actuales, así como la multipolaridad del mundo contemporáneo. Se requieren estructuras ágiles, eficientes y legítimas. Los desafíos del mañana demandan instituciones que contribuyan a resolverlos, no a perpetuarlos. Sólo así se podrá cumplir el lema de la ONU de construir sociedades pacíficas, sostenibles, justas y resilientes.

Cristopher Ballinas

@crisballinas