El 1º de octubre de 2024, por primera vez en la historia del México republicano una mujer fue ungida como titular del poder ejecutivo federal, de ese día a la fecha ha transcurrido el primer año del mandato; que a la cabeza del país esté una mujer con el máximo grado de estudios académico por primera vez, ya de suyo tiene un doble mensaje. Es mujer y preparada, por lo tanto, es inteligente y con carácter; pues es producto de una generación que abrió la primera brecha y sin duda así ocurre con la presidentA científica, hija de otra científica de clase mundial como la Dra. Annie Pardo Cemo.
Hacer un recuento de lo transcurrido en un año de actuación presidencial, resulta más sencillo que el corte de caja de la actuación final de la historia de cada presidente, en primer término, porque la contra referencia es ella misma con su anterior encargo de jefa de Gobierno de la Ciudad de México en donde ha transpolado lo que le funcionó de lo local a lo federal; entre lo cual se puede hablar de un avance en las becas educativas, en subir de nivel de instituto de las mujeres a Secretaría; en materia de reformas constitucionales que gracias a ellas se puede hablar justo del tema de derechos e igualdad sustantiva en favor de las mujeres y reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios.
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De forma y fondo: La presidentA se ha enfrentado a varias realidades que de manera directa o indirecta la han confrontado con comparaciones con la anterior administración y las de otras épocas, lo cual como todo tiene aciertos y áreas de oportunidad para mejorar; el caso del cambio radical en la relación y cooperación internacional con los socios comerciales y vecinos de América del Norte, han generado una relación tensa y compleja en materia de seguridad y justicia, se acabaron los abrazos y no balazos; con descubrimiento de laboratorios de fentanilo, detención y expulsión de muchos implicados en delitos transnacionales como la delincuencia organizada, el narcotráfico y contrabando de hidrocarburos mal llamado “Huachicol fiscal” el reto es erradicar estas prácticas y eso implica dar el salto a otro nivel de corrupción que aún no se ha sancionado; pero aún faltan cinco años para que cambie o no el curso de la historia de México en manos de la primera mujer titular del Poder Ejecutivo Federal.
Además del reto de la seguridad, quedan cinco años para actualizar e invertir en infraestructura hídrica y de comunicación tanto terrestre, pero, sobre todo aérea y por último deberán de colocar en números negros sobre todo las nuevas empresas, relacionadas con las obras emprendidas por la autodenominada 4T (Tren Maya y Transístmico, Aeropuerto Felipe Ángeles y línea aérea Mexicana y la Refinería de Dos Bocas); y rescatar o mejor dicho bien administrar de manera pulcra las de larga data como la CFE y PEMEX.
Nota al pie de página
Aún no llegan todas; pero se ha avanzado mucho con las que poco a poco van llegando y reconocen a otras con el ánimo de fortalecer su empoderamiento, hay que obligar a los empleadores a certificarse en la NOM-035-STPS-2018 y la NMX-R-025-SCFI-2015.