REFORMA JUDICIAL

Paro judicial: todo pagado

La coyuntura en la que vivimos puede lograr mejorar el sistema de justicia, pero también lo puede agravar. | Manuel Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

Cuando veo a trabajadores con su paro todo pagadoprotestando por la reforma judicial por supuestamente afectar sus derechos laborales, trae a mi memoria el pasaje que aparece en la novela de Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha, cuando se enfrenta éste, a molinos de viento imaginando pelear con enemigos portentosos.

En ese pasaje se relata cuando don Quijote le dice a su amigo Sancho Panza mirar.

“…treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quién pienso hacer batalla y quitarles todas las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre faz de la tierra.

¿Qué gigantes? -Dijo Sancho Panza.

-Aquellos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

Por más que su amigo Sancho Panza le gritaba que eran molinos de viento y no monstruos gigantes, el valiente caballero Don Quijote montado en su caballo Rocinante la emprendió con todo, estrellándose contra su realidad.

Asi parecen la mayoría de los trabajadores del poder judicial enfrentados a sus molinos de viento en un paro de labores de graves afectaciones, no en perjuicio del gobierno contra quién protestan, sino en contra de miles de personas violentadas en sus derechos por distintas autoridades.

Desde su nicho aterciopelado, ¿los trabajadores del poder judicial se darán cuenta del descredito que han sumado al protestar, suspendiendo labores, en el piso de seda donde combaten, con el consentimiento de sus patrones, recibiendo íntegros sus salarios y prestaciones?

Antes de la suspensión de labores en las distintas instancias del poder judicial, local y federal, el retraso en los juicios ya era importante, algunos, ya no eran de semanas, sino de meses, otros de casi un año de paralización.  Este paro, es previsible, agrave aún más la atención diligente de justicia.

Si consideramos que el paro inició el día 19 de agosto y estaría concluyendo el día 2 de octubre de 2024 como se ha anunciado, la suspensión habría tenido 45 días de duración.  Esto ha afectado no solo juicios de amparo a nivel federal, que sumarían cerca de medio millón de expedientes, aunados a los del ámbito local, lo que alcanzaría una paralización de más de un millón de casos.

Cuando se reabran las operaciones judiciales, se sumarán las miles de demandas y amparos que no se han podido presentar por esta paralización indebida de labores.

Ya de si, el camino es aún incierto de la reforma judicial mediante un proceso de elección por voto popular, sumada a la renuncia, en las últimas semanas de cientos de juzgadores, que serán suplidos, terminando el paro, por personal no capacitado esperando se cubran las plazas definitivas en las elecciones de 2025, cuyo impacto será el panorama de rezago de juicios, que se puede agravar aún más.

Los especialistas que ya trabajan en las leyes secundarias y los operadores de la reforma judicial deben cuidar que el presupuesto para su operación no disminuya.  De ocurrir, pretextando austeridad republicana, sería la peor tragedia por enfrentar.

En materia presupuestal deben las legislaciones unificar criterios en salarios y logística a nivel nacional. Las mayores cargas de trabajo la tienen los juzgadores locales quienes son castigados con bajos salarios y escaso personal, y son ellos los más olvidados.

La reforma judicial debe romper con los desequilibrios existentes entre las distintas entidades y la federación teniendo como objetivo prioritario la autonomía de los jueces y calidad en su formación y conocimiento. La coyuntura en la que vivimos puede lograr mejorar el sistema de justicia, pero también lo puede agravar.  Son tiempos de oportunidad.

 

Manuel Fuentes

@Manuel_FuentesM