Este mes varios países de América Latina celebran su independencia por lo profundo que eso significa, no sólo es una fecha del calendario sino el largo y duro proceso de erigirse como una nueva nación con identidad propia. México no es la excepción, el mes de septiembre es considerado como el mes patrio para los mexicanos. Nuestro himno nacional suena y fuerte durante las celebraciones desde el Zócalo hasta las embajadas, las Misiones Permanentes ante Organismos Internacionales, las Oficinas de Enlace y los consulados que tenemos alrededor del mundo. El simbolismo de nuestra historia, nuestra bandera y nuestro himno nacional, nos hacen cimbrar por dentro sobre todo con la segunda estrofa que dice:
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
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Lo mismo sucede con otros países, como Ucrania que logró su independencia en diferentes momentos del pasado, aunque la que tenemos presente es la de 1991 después de la desintegración de la entonces Unión Soviética (URSS). Una de las cosas que hicieron fue rescatar la música y la letra de una canción emblemática y la adoptaron como himno nacional bajo el nombre titulado “Ucrania aún no ha muerto”. La canción se hizo popular en tiempos de la independencia previa de Ucrania entre 1917 y 1920, pero fue prohibida por la URSS a partir de 1922. La letra se centra en la lucha de los ucranianos por la independencia y contra los enemigos del imperio ruso durante la segunda mitad del siglo XIX. En una de sus estrofas resalta:
“Nuestros enemigos morirán como el rocío en el sol”.
Tras el derrumbe de la URSS tanto el pueblo como las autoridades de Kiev volvieron a mirar a su propia historia para reconstruir su presente y su futuro. Pero lo mismo sucede cuando volteamos a ver el conflicto en Medio Oriente u otras guerras, parece que no hay amanecer. Por lo que, entre luces y sombras hoy concluye la Cumbre del Futuro realizada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York bajo el lema 'Soluciones multilaterales para un mañana mejor’. El objetivo de la Cumbre fue trazar un plan práctico para conseguir un futuro mejor para las personas y el planeta. No obstante, la nueva realidad geopolítica global es muy distante que lo que se busca. El multilateralismo va en erosión y el unilateralismo se fortalece. El tablero mundial -jugado bajo las propias reglas de quien lo juega-, el mundo multipolar fragmentado, la hiper conexión de la comunidad internacional, la profunda polarización que abre heridas y la emergencia de un Sur Global que cuestiona el orden geopolítico diseñado “a la medida” de Occidente forman una interrogante: ¿cómo mirar el futuro si no podemos resolver el presente?
Aribel Contreras Suárez*
Asociada y Coordinadora de la Unidad de Estudio y Reflexión del Conflicto Rusia-Ucrania en COMEXI. También es analista de asuntos globales en medios nacionales e internacionales y Coordinadora de la Licenciatura en Negocios Globales en la Universidad Iberoamericana.